A transporte, prepagas y combustibles se sumó el efecto del dólar. Estiman que noviembre estará en torno a 2,7%, similar a la anterior a la devaluación
La inflación de octubre fue de 5,4%, la segunda más elevada del año luego del 6,5% de septiembre, informó ayer el Indec. Con esta suba el IPC acumula un 39,5%. Y comparado con octubre de 2017, el alza llegó al 45,9%.
El índice de octubre fue impactado por la suba del valor del dólar de fines de septiembre. El efecto pass through se concretó en el precio de los alimentos, que volvieron a subir fuerte, un 5,9%. No obstante, los rubros que más aumentaron fueron «vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles», con un 8,8%; seguido por transporte, 7,6% (por el incremento en colectivos, trenes); y «otros bienes y servicios», con un 6,2%.
Desde LCG identificaron que «desde que comenzó el deslizamiento del tipo de cambio, los alimentos promedian una suba del 4,2% mensual (mayo-octubre). En lo que va del año subieron 44%, el segundo rubro con mayor aumento después de Transporte (59%)».
La inflación núcleo tuvo una desaceleración mayor que el índice general: fue 4,5% mensual, 3,1 puntos porcentuales menor al alza de septiembre (7,6%) que había resultado directamente afectada por el traslado a precios del último salto devaluatorio. «Aun así, explicó más de la mitad de la suba de precios de octubre (aportó 3 pp)», marcaron desde esta consultora.
En el Gobierno estiman que septiembre y octubre marcaron el pico de inflación del año, según dijo el propio Nicolás Dujovne. A la suba de tarifas, prepagas y combustible se agregó el efecto del salto del tipo de cambio, que superó los $ 42 sobre fines de septiembre.
Las estimaciones privadas marcan que el año terminará con una inflación superior al 47%, cifra con la que se convierte en la más elevada desde 1991. Durante ese año, segundo de la presidencia de Carlos Menem, la inflación alcanzó al 84%, mientras que en 2002, tras la crisis económica y el default, llegó al 40,9%.
El efecto en la pobreza se sentirá. «El fuerte aumento de alimentos y tarifas (principalmente transporte, gas y electricidad) sin dudas tendrá efectos sobre los indicadores socioeconómicos ya que forman parte de la canasta básica de consumo. Esto afecta tanto a la población que queda en situación de pobreza como a la indigencia vía el aumento fuerte de precios de alimentos», resaltaron desde ACM.
Para los próximos meses
Tras los máximos de septiembre y octubre, noviembre confían en los pasillos de Hacienda que se morigerará, aunque se ubicará en torno a 2,7%, un porcentaje de «velocidad crucero» en la inflación mensual de los últimos años.
Los registros privados también marcan esta desaceleración. El nuevo programa monetario, de nula expansión de la base monetaria que secó de pesos a la economía, estaría causando su efecto en los precios, aunque también en la actividad.
En 2019 la inflación puede mostrar una desaceleración pero a costa de una tasa de sacrificio elevada en términos de actividad, es por ello que nuestra proyección de inflación se encuentra en 29% pero con una caída del producto de al menos 2%», proyectaron en ACM.
En LCG sostuvieron que más allá de los aumentos previstos para servicios regulados, «la caída de la demanda no convalidará mayores traslados de la devaluación a precios y las futuras subas serán más moderadas». Así, esperan una desaceleración de los aumentos a tasas del 2,5%-3% mensual para los últimos dos meses del año.
De acuerdo con el IPC que hacen en Ecolatina, la inflación entre la primera quincena de noviembre y el mismo período de octubre alcanzó 3,7%, una «significativa desaceleración», aunque no se dio en el capítulo más sensible: alimentos trepó 6%. «De continuar esta tendencia, la inflación de noviembre cerrará en 3,2%, mostrando una marcada desaceleración respecto al bimestre septiembre-octubre, y volverá a los niveles previos al salto cambiario», dijeron.