Pese al reajuste del año pasado por la devaluación, el dólar planchado de este año, la falta de recortes en los costos y caída de la producción compensó lo ganado en 2016
La mejora en el costo laboral unitario que la industria obtuvo en 2016 debido a la devaluación del tipo de cambio casi se perderá este año, para volver prácticamente a los niveles de 2015, debido a salarios que avanzan más rápido que el dólar y a la baja producción del sector.
Según una proyección del Estudio Arriazu, el costo laboral unitario en dólares quedará a un nivel sólo 2% inferior al registrado en 2015 para el sector industrial cuando termine este año, ya que estimaron que el índice habrá crecido 25% en promedio este año respecto del año pasado.
«En 2016 los salarios aumentaron a partir de mayo, entonces la suba salarial pegó en los costos en la segunda mitad del año, pero la devaluación pegó todo el año. El año pasado se hizo un ajuste del costo laboral, que una parte se revirtió en 2017», dijo Fernando Marengo, socio de la consultora.
El costo laboral en dólares por unidad de producto es el cálculo de la masa salarial en dólares (salario por la masa salarial dividido por el tipo de cambio) sobre la producción. Se trata de uno de los factores que le resta competitividad externa al sector, acentuado por el atraso del tipo de cambio.
Arriazu consideró que en 2016 los salarios crecieron 33%, por debajo de la inflación, y estimó que este año se elevarán un 25%.
«Un componente es que los ajustes salariales no siguen la productividad y el otro es la evolución de los salarios en pesos contra un tipo de cambio estabilizado», dijo Marengo.
También que la producción industrial no crece al mismo ritmo que los salarios y el empleo (la actividad acumuló una caída del 2,4% en el primer cuatrimestre, según el Indec).
Según coincidieron en el centro de estudios de la Unión Industrial (UIA), este año se habrá perdido al menos la mitad de la baja ganada en los costos en 2016, tras indicar que el año pasado el tipo de cambio se devaluó 60% en promedio y el 6% que se movió hasta ahora permite proyectar un 10% en el año.
Resaltaron que salvo la modificación en el tipo de cambio a fines de 2015, con la nueva gestión no bajó el costo impositivo, compuesto por un 44% de cargas sociales, ni los costos de litigiosidad asociados a los accidentes de trabajo, entre otros.
El costo laboral es, entonces, uno de los factores «que hay que atacar», que hoy pesa entre 35 y 40% en el total de la estructura de costos de una empresa, según explicó el economista Dante Sica en el último congreso anual del IAEF.
Sica indicó que el costo laboral alcanza entre 58 y 71% del salario básico, según el sector, por los aportes patronales, los costos de ART, sindicales, viáticos, ausentismo y vacaciones.
También expuso que el costo de despido de un empleado es de 43 días versus los 22 días del promedio global. Además, que el tamaño del Estado en la economía «genera un sesgo anticompetitivo, porque tiende a tirar los salarios al alza y genera distorsiones en el sector transable», dijo.
«Una cosa que no logró el Gobierno es bajar el costo laboral. Argentina tiene un desafío importante por delante», coincidió Marengo, ya que la consultora estima que el costo laboral tendría que haber bajado a los niveles de 2010, un 60% por debajo del actual.
La falta de competitividad de la industria queda hoy más en evidencia con el cambio de modelo económico, más aperturista, que aplica el gobierno de Mauricio Macri.
Para que pueda reconvertirse, el Ejecutivo impulsa la firma de convenios de competitividad que busca el compromiso de las empresas para invertir, de los sindicatos para recortar el costo laboral y del Estado para mejorar la estructura tributaria que ya avanzaron en el sector petrolero, automotriz y de producción de motos. Y está armando un proyecto de reforma tributaria que, se entiende, incluirá un capítulo para modificar de manera gradual los impuestos sobre el trabajo.
Por ahora, en el índice que armó Arriazu, Argentina elevó los costos laborales seis veces desde 2002 (con una pequeña baja por la devaluación de enero de 2014, que se recuperó en 2015), mientras Chile lo hizo seis veces.
En tanto, el principal socio económico del país, Brasil, viene bajando los costos laborales en dólares desde 2012.