Después de su pico histórico de 2011, en el que la onza alcanzó los u$s 1.900, hoy se acerca a u$s 1.200 pero nadie se anima a predecir cuál puede ser el piso de su caída
Vale la pena recordar la fecha del 19 de junio de 2013, porque quedará registrada como el momento en que la Reserva Federal decidió poner fin a su política monetaria ultra expansiva, que sirvió desde 2008 para sacar a la economía de EE.UU. de la crisis subprime. Y porque también, según los analistas, se va a convertir en el tiro de gracia de la espectacular suba del oro de esta última década, que llevó al valor del metal precioso en el mercado de Londres a un incremento del 450%, hasta el récord histórico de u$s 1.900 la onza, en septiembre de 2011.
Hoy, después de muchos años de euforia en el mercado de este commodity, llega la época de correcciones para desinflar la burbuja especulativa que se había creado a su alrededor. Pero estas correcciones pueden llegar a ser tan profundas que la consultora especializada GFMS, perteneciente al grupo Thomson Reuters, anticipa la posibilidad de que el mercado sea bajista “por varios años”.
Según los analistas de GFMS, “a pesar de todavía existan muchos elementos a favor de un precio elevado, la lista de puntos negativos en contra del oro se ha ido ampliando estos últimos meses, lo que va a alimentar la desilusión de los inversores”.
Para todos ya no quedan dudas de que lo mejor ya pasó para el oro, por lo menos durante algún tiempo. Las declaraciones de Ben Bernanke, presidente de la Fed, fueron más que claras respecto de la voluntad del organismo de ir retirando “más adelante durante este año” algunos de los estímulos monetarios que sirvieron para apuntalar la economía estadounidense desde el inicio de la crisis subprime. Y que sirvieron para crear una época de dinero gratis, durante el cual la tasa de interés real llegó a ser negativa.
Si la crisis financiera y el derrumbe de la economía estadounidense convirtieron nuevamente al oro en un valor refugio (como cada vez que en el mundo ocurre un cataclismo o una guerra a escala mundial), la nueva perspectiva de la recuperación económica en EE.UU. provocan el efecto contrario e invierten la tendencia.
Que la Fed avise que pronto va a llegar un ajuste de su política monetaria expansiva, es señal para los analistas de que el riesgo de inflación se atenúa, lo que refuerza el valor del dólar y eleva al mismo tiempo la tasa de interés de los bonos del Tesoro, tres consecuencias nefastas para el valor del oro.
Como el metal precioso no brinda ningún tipo de rendimiento en comparación con otros activos como los títulos públicos, cuando el riesgo inflacionario decae (el oro siempre es considerado como un refugio contra la inflación), su atractivo también disminuye, lo que estaría sucediendo en estos momentos, con una huida de los inversores especulativos de este mercado.
“Desde principios de año, cerca de 565 toneladas de oro abandonaron distintos ETF”, según un informe del Commerzbank. Los ETF (‘Exchange-Traded Fund‘) son fondos de inversión que permiten tomar posiciones sobre índices o stocks físicos.
Desde su pico histórico de septiembre de 2011 (u$s 1.900), la cotización de la onza de oro llegó a perforar los u$s 1.200, lo que representa una caída de casi 40% y el valor mínimo desde 2010. Según Bloomberg, en los últimos tres meses, el oro sufrió su mayor desplome desde por lo menos 1920. Ayer cerró ayer cerca de los u$s 1.250.
Si bien las perspectivas son negativas para el valor de la onza de oro, el peor día del año lo vivió el 12 de abril, cuando en una sola jornada la cotización cayó cerca de un 10%. Esa fue la primera señal de que la situación podría cambiar radicalmente durante 2013, algo que el gurú financiero Marc Faber confirmaba en una entrevista con Bloomberg afirmando que el oro se encontraba “sobrevendido”.
Claramente, los inversores han prestado atención a este comentario y al de los demás analistas, ya que las ventas han seguido progresando en el mercado. Desde principios de junio, el oro perdió más de 200 dólares de su valor y nada bueno se espera ahora que la Fed ya oficializó su próximo cambio de política.
“Las compras de oro oficiales se seguirán manteniendo gracias a los bancos centrales, pero sin dudas será insuficiente para compensar las ventas de oro que realicen los inversores y los especuladores”, explicó Mitul Kotecha, analista de CIB.
Contra la visión pesimista de todo el espectro de operadores y analistas, una voz se eleva a favor de seguir apostando por el metal precioso. Se trata de Laurent Schwartz, ejecutivo de Gold, holding internacional que se dedica a comerciar con oro y otros metales.
De acuerdo con Schwartz, a pesar de que la coyuntura luzca desfavorable, a mediano y largo plazo el oro sigue conservando su atractivo como refugio contra los desequilibrios macroeconómicos: “Es verdad que el oro resulta interesante cuando las tasas de interés reales son negativas y es verdad que la Fed está tendiendo a elevar sus tasas de referencia.
Acaba de anunciar el próximo fin de su política de relajamiento cuantitativo destinada a eliminar las burbujas especulativas, principalmente en el mercado de acciones. Los mercados fueron estimulados por la Fed, que logró salvar al sistema, pero… ¿por cuánto tiempo? Porque los problemas no fueron resueltos. Los Estados se encuentran más endeudados que nunca, el crecimiento es bajo, incluso en EE.UU., y los mercados accionarios evidencian caídas importantes, fruto de los excesos pasados. ¿Existe otra solución más allá de la inflación para desendeudar a los Estados?”.
La pregunta final de Schwartz suena inquietante, a pesar de que el precio del oro se esté derrumbando en estos momentos.