En junio alcanzó una tasa anualizada de 22%, el rango más bajo desde febrero de 2010
La inflación en la Argentina continúa como uno de los problemas más graves de la economía. Por encima del 20% anual sigue en niveles muy elevados, sobre las metas del Banco Central, y aún nocivos para acelerar el ritmo de actividad. Sin embargo, el Gobierno puede exhibir como un logro haber reducido la tasa anual desde el 40% alcanzado en 2016 a casi la mitad en 2017.
El pasado mes de junio, la inflación anual se situó en la zona del 22%, el registro más bajo desde comienzos de 2010. El Índice de Precios al Consumidor del área metropolitana que elabora el INDEC acumuló en los últimos 12 meses un 21,9 por ciento. El IPC Congreso sumó 23,4% anualen junio pasado, mientras que mediciones en base a datos privados y oficiales de provincias y nacionales, como el divulgado por Invecq Consultora Económica, la ubican apenas por arriba del 22 por ciento.
«En el sexto mes del año y con una tasa de inflación mensual del 1,2% promedio nacional, se ha registrado la tasa de inflación interanual más baja de los últimos siete años. Más específicamente, el 22,4% de junio es la tasa de inflación anual más baja desde febrero de 2010, hace ya siete años y cuatro meses», explicó un estudio de Invecq.
Con esta evolución, la inflación de todo 2017 se ubicará levemente sobre 20% anual, por encima del rango de 12 a 17 por ciento establecido como objetivo por el BCRA, pero en su nivel más bajo desde el 15,3% de los 12 meses de 2009, según cálculos de Ecolatina.
«Es para destacar que a pocos meses de la salida del cepo cambiario y la consecuente depreciación del peso, y la actualización de tarifas retrasadas, la política económica (liderada en este aspecto por el BCRA) haya logrado llevar a la tasa de inflación anual al menor registro de los últimos siete años», analizó Invecq.
Para la consultora que dirige Esteban Domecq «es destacable el logro de esta tasa en un marco de relativa flotación del tipo de cambio, reacomodamiento de precios relativos y una economía recuperando nivel de actividad en relación al año pasado. Más aún, la tasa del 22,4% podría ser considerada como la más baja de la última década si se exceptuara el período comprendido entre octubre 2008 y febrero 2010, caracterizado por una recesión de casi 6 puntos del Producto y una política monetaria muy contractiva».
Un informe de Analytica enfatizó que «la meta que se impuso el BCRA está quedando cada vez más lejos de cumplirse, y la inflación terminará 2017 por encima de 20%. Si bien se ha logrado un progreso significativo con respecto a años anteriores, creemos que hubo errores de coordinación que terminaron generando costos innecesarios sobre la dinámica macroeconómica y afectaron el ritmo y la potencia de la recuperación. Creemos que esta dinámica volverá a repetirse en 2018».
LA INFLACIÓN DE LOS PRÓXIMOS MESES
Un punto importante surge al verificar que la llamada «inflación núcleo», que no contempla la evolución de los precios regulados de la economía ni los productos estacionales para evitar la volatilidad que éstos aportan en el indicador, está todavía con firme ritmo de aumento, incluso por encima de la inflación general, como ocurrió en junio.
El mes pasado, el INDEC detectó un aumento de la inflación núcleo de 1,3% para el total país y 1,5% para el Gran Buenos Aires, una décima por encima de la inflación general, de 1,2% en el IPC Nacional y 1,4% en el IPC GBA. Esta trayectoria anticipa un proceso desinflacionario más dificultoso para los próximos meses.
Balanz Capital resaltó en el Gran Buenos Aires «la rigidez de los precios básicos en la región económica y poblacional más poderosa de Argentina. Desde que Cambiemos asumió el poder en diciembre de 2015, el índice núcleo de GBA solo ha superado el piso del 1,5% en una ocasión, en diciembre de 2016, cuando registró una variación del 1,3%».
«Se espera un descenso más lento y pausado –refirió Invecq-. Esto es así debido a dos factores. Uno es la presencia de nuevos ajustes de precios regulados en lo que resta del año y el otro es estrictamente matemático. Durante agosto y septiembre de 2016 tuvo lugar la reversión parcial del ajuste de tarifas dictaminado por la Justicia. En estos meses se registró una tasa de inflación promedio de 0,6%, que con el paso de los meses dejarán de ser considerados. De todos modos, mantenemos un cierre de año con una tasa de entre 21 y 22 por ciento».
Carlos Belloni, economista del IAE de la Universidad Austral, puntualizó que «la inflación núcleo creció por encima del promedio y da cuenta de una importante inflación estructural aún presente. La persistencia de la inflación núcleo se condice con la aceleración de los precios mayoristas evidenciada en el mes de mayo».
En forma indirecta, la nueva composición del IPC Nacional del INDEC contribuirá a facilitar los objetivos inflacionarios del Banco Central.
Balanz Capital explicó que «el Gobierno aún tiene un largo camino por andar hasta alcanzar tarifas de servicios que se aproximen a los costos subyacentes», por cuanto «la reducción del papel del GBA en el índice nacional respaldará inherentemente la búsqueda del BCRA por bajar la inflación en Argentina».
El reporte añadió que «en la región del Gran Buenos Aires, los precios de los boletos de colectivo y tren aún no han comenzado el proceso de revaloración que ya ha sucedido en las otras provincias (a menudo más pobres) de Argentina».
El jefe de Gabinete Marcos Peña ponderó que «la Argentina está con el crecimiento más alto de los últimos cinco años, la inflación más baja de los últimos siete y un aumento de la inversión, con una perspectiva de generación de empleo que no se veía desde hace tiempo».
De todos modos, con incrementos salariales que apenas esbozaron una recuperación del poder adquisitivo perdido el año pasado, no hay una expansión notoria del consumo ni de la actividad como para entusiasmar a los sectores de ingresos medios y bajos. Un informe del Centro de Investigación y Formación de la Argentina (CIFRA) estimó que el leve crecimiento y la desaceleración de la inflación no reflejan un «cambio sustentable de tendencia» en la actividad económica, mientras no se traducen en una recuperación del consumo ni la inversión.