El Gobierno prepara un Presupuesto para 2018 en el que los gastos crecerán apenas por debajo de una inflación promedio, estimada en un 15%, indicaron ayer fuentes oficiales. Se trata de un alza de precios superior a las metas que se fijó el Banco Central para el IPC, de 8 a 12%.
«Para un montón de variables que se determinan en el Presupuesto lo que importa es la inflación promedio, que no coincide con la del BCRA», dijeron en Hacienda, ya que la meta de 8/12% es a fin del período y la promedio es mayor.
Que la mitad del Presupuesto esté compuesto por gastos sociales que se indexan según la inflación pasada más alta «obliga en otros lugares a ajustar más», explicaron. Se espera que el esfuerzo sea mayor en el área de subsidios y en los recortes en la administración pública.
Para los privados, la meta de déficit primario del 3,2% sobre el PBI obligará al Gobierno a ajustar el gasto varios puntos por debajo de la inflación. Para el Gobierno, la recaudación acompañará la inflación y el crecimiento de la economía.
Que las pautas de gastos e ingresos sigan la inflación promedio evita que se subestimen las partidas. «Acercándose a la realidad, la mayoría del gasto que se presupuesta está aprobada por el Congreso y se ejecuta un presupuesto cercano a lo que se dijo y es más fácil el control», dijo Ariel Barraud, economista del IARAF.
Según Hacienda, en la primera mitad de este año se ejecutó un 47% del presupuesto, luego de que los gastos crecieron 31% anual. Y para respetar el alza anual presupuestado de las erogaciones del 16%, en el segundo semestre los gastos deberán crecer 5%. «Ello no significa que luego de las elecciones se viene un ajuste, sino que en la segunda mitad de 2016 se gastó mucho y la base de comparación es