En medio de la reactivación de la economía, el ajuste de precios sigue siendo un dolor de cabeza para el Gobierno. Tras el 2% de julio, en agosto se proyecta más de 1,5%
Los números empezaron a sonreírle al Gobierno y la recuperación de la economía ya es un hecho. Y todo indica que en el tercer trimestre se mantendrá la tendencia positiva, permitiendo que la actividad acumule una mejora cercana al 3% en 2017. Pero la inflación sigue siendo uno de los temas más complejos para la Casa Rosada y, obviamente, para el BCRA.
Tras la suba de julio, estimada en 2%, en agosto aún se espera un valor alto. El piso para el mes que arranca hoy, según estiman las consultoras privadas, estaría en torno al 1,5%. Y uno de los temas que más pesan es el aumento en alimentos que se notó sobre todo en las últimas dos semanas de julio pero que impactará en el índice de agosto. «Estimamos que el arrastre que deja julio ya está en 0,9%. Y a eso habrá que agregarle los incrementos que se vayan dando en agosto», explicó un analista que sigue de cerca los números.
El nuevo aumento de las tasas de Lebac que se produjo ayer en el mercado secundario (aunque sobre el final de la rueda se morigeró sustancialmente) muestra también que el BCRA no está dispuesto a aflojar su política monetaria. El objetivo sería ya ir apuntando a la inflación de 2018, dado que el año ya está prácticamente jugado. Hasta julio inclusive ya se acumuló una suba de 14% y se proyecta un piso del 23% para este año. El número es sustancialmente más alto respecto del 17% que estableció el Central como techo para la meta de inflación planteada para este año. El que viene, esa meta es todavía mucho más desafiante, pero el propio titular del Central, Federico Sturzenegger, ya manifestó que no la moverá: 8%-12% de piso y techo.
En julio se registró un fuerte impacto por aumentos puntuales, como medicina prepaga, naftas, taxis, servicio doméstico, expensas y cigarrillos. Ninguno de ellos estará presente este mes, aunque en algún caso puede entrar marginalmente en la medición. Sin embargo, el factor que más impactaría este mes es el que más les pega a los sectores populares, es decir, los alimentos.
Uno de los rubros que más aumentaron en el último mes, pero que impactará sobre todo en agosto, es el relacionado con panificados y harinas. Sin embargo, los incrementos no estarían en esta ocasión relacionados puntualmente con la suba del dólar en el mes, sino con los aumentos de salarios que pactó el gremio de la alimentación.
La buena noticia para el Gobierno es que tanto en septiembre como en octubre se esperan bajos índices de inflación, que rondaría el 1%. De esta forma, se llegará a las elecciones con la economía en plena reactivación y con mayor estabilidad de precios.
Pero la batalla está muy lejos de ser ganada. Aún quedan varios escollos por delante: uno de ellos es el nuevo aumento de combustibles fogoneado por la suba del dólar. También está dando vuelta la posibilidad de una recomposición en el transporte, ya que este año no hubo ajuste en los boletos de colectivos ni del tren. Pero ese incremento quedará un poco más diluido en el IPC nacional. Y luego habrá que esperar diciembre que, con las vacaciones por delante y un consumo más firme, seguramente también tendrá un pico inflacionario por motivos estacionales.
Fuente: http://www.infobae.com/economia/2017/08/01/inflacion-se-estima-piso-del-23-para-el-ano/