El objetivo de recaudar u$s4.000 millones parece alto, a juzgar por el poco interés de particulares. Por eso, ya se rumorea que el Gobierno buscará un atajo, redoblando la presión sobre bancos y empresas. Es que si la cifra resulta muy por debajo, significaría un fracaso económico y político
Ya transcurrieron algunas semanas desde que el Gobierno puso en marcha el blanqueo que le dio vida al Cedin. Y lo cierto es que los avances no han sido significativos.
Esto, pese a que cada operación que se realiza es anunciada por la administración kirchnerista con bombos y platillos, como forma de inyectar confianza en la sociedad sobre el uso de esta "cuasimoneda".
En rigor de verdad, en todos los procesos de blanqueo los mayores resultados se registran en los días finales, ya que la mayoría de las personas tiende a esperar para ver su evolución y medir los puntos a favor y en contra.
Pero también es cierto que para el Gobierno representa un riesgo muy elevado esperar hasta el 30 de septiembre (esa fecha es la prevista como la de cierre del plan de exteriorización de capitales) porque hay dos batallas que se juega por detrás del éxito o fracaso del plan Cedin: una económica y otra política.
En efecto, el objetivo inicial es juntar unos u$s4.000 millones hasta esa fecha. Pero si la cifra final resulta ser significativamente menor -unos u$s2.000 millones o menos- estaría dejando al descubierto la poca confianza de los ahorristas y empresarios sobre la administración K que -a dos años vista del fin del mandato de Cristina- puede transformarse en una mochila muy difícil de cargar.
El Gobierno lo sabe. Y es por eso que está pendiente del "minuto a minuto", para saber cómo viene en "rating" el certificado. Es decir, cuántos millones "cash" se han logrado recaudar y se han convertido a estos papeles.
A la fecha, el "cedinómetro" marca unos pocos millones y alicaído entusiasmo en la gente por sumarse a esta cuasimoneda. En el mercado bursátil el panorama sigue "frío frío", con alguna que otra orden de compra dando vueltas, pero sin ninguna orden de venta.
Para colmo, las pocas operaciones que se concretaron, terminaron en las cajas de los bancos, cancelando los certificados y llevándose los dólares.
Bono patriótico, ¿el atajo del Cedin?
Este panorama calmo que se impone para la "cuasimoneda K", ha comenzado a inquietar a la administración kirchnerista, en particular a Guillermo Moreno.
Pero esta preocupación no sólo afecta a los funcionarios, también a los empresarios, que saben que buena parte de lo que los particulares no compren probablemente tengan que hacerlo ellos y no, precisamente, de una manera muy amigable.
Por estos días, es fuerte el rumor en el mercado respecto de que el Gobierno ya viene analizando diversas alternativas para forzar a determinados sectores a que inviertan en estos certificados.
Y este avance se compone de diferentes escalas de "inducción", que van desde llamados telefónicos a ejecutivos de firmas líderes a otros peldaños más sofisticados.
Uno de los temores que se escucha por estos días de boca de algunos banqueros es que los Cedines tomen, para algunos de ellos, la forma de "bono patriótico".
Es decir, que las entidades sean "invitadas" a "colaborar con la causa", adquiriendo un pequeño porcentaje de estos certificados para que forme parte de sus activos -o para las carteras que administran-.
Recuerdan que, a mediados del año pasado, fueron forzadas a canalizar un cupo del 5% de su capacidad prestable hacia proyectos productivos de pequeñas firmas, a una tasa subsidiada de 10 puntos por debajo de la inflación real.
Por lo pronto, en los bancos sus ejecutivos saben que "algo" van a tener que aportar.
Y la suma de todos esos "algos", puede transformarse en un "atajo" para el ambicioso camino que tiene el Cedin por delante.
A colaborar con la causa
Con la cifra en mente de u$s4.000 millones como piso, Guillermo Moreno ha venido manteniendo reuniones con ejecutivos a los que "les sugirió" que traigan dólares y los canjeen por certificados.
"La próxima los quiero con un Cedin pegado en la frente. Si no, no entran. Van a poder decir: Cumplí con Moreno. Si no, los busco uno por uno", sentenció a un grupo de cien empresarios del sector alimentación.
Lo cierto es que ya varias compañías de distintos rubros han entendido el mensaje y algunas tienen en mente hacerle caso.
Entre ellas se encuentran algunas que manejan servicios públicos privatizados, contratistas del Estado, empresas que cuentan con beneficios fiscales en Tierra del Fuego, otras que dependen del aval del funcionario para importar y las que, de alguna manera, comparten negocios con el Gobierno.
Claro que la colaboración -que muchos ejecutivos off the record llaman "bono patriótico"- también se ha hecho extensible a varias multinacionales.
Y en este "Operativo Cedin" -que ocupa y preocupa al Ejecutivo- Moreno no está solo, sino que otras entidades deben hacer su parte.
Por el lado del Banco Central, se levantó el encaje del 30% que se aplicaba a los fondos provenientes del exterior.
Por el lado de la AFIP, se cuenta con el estratégico listado de particulares y compañías que compraron dólares (legalmente) hasta la instauración del cepo en 2011.
También estos organismos disponen de la información referida al giro de utilidades al exterior en los últimos años.
"El que tiene dólares declarados en una cuenta afuera no tiene que entrar ahora por el mercado oficial de cambios. Puede hacer una transferencia electrónica a una entidad local y ésta le dará estos títulos", explicó oportunamente una fuente oficial.
En igual dirección, también se anotó la posibilidad de que si alguna empresa necesita importar determinados bienes, encuentre menores dificultades si muestra su adhesión al sistema de Cedines.
Por el lado de las casas de bolsa, la administración K ya bajó línea para que los agentes dejen de comprar dólares triangulando bonos (conta con liqui) y que el Cedin Aplicado (es decir, el respaldado por una operación inmobiliaria) sea el que gane protagonismo para hacerse de billetes.
La operatoria que quiere cortar Moreno consiste en comprar bonos en pesos y a las 72 horas vender ese mismo título en divisas estadounidenses.
Nuevos objetivos en la mira oficial
En este marco, en el que todo indica que el principal aporte al "cedinómetro" provendrá de bancos y empresas -más que de los particulares- la gran pregunta es cuánto estarán dispuestos a aportar.
Por lo pronto, desde diversos entes oficiales, como la Comisión Nacional de Valores (CNV), se vienen analizando distintas alternativas para darle un impulso significativo a la iniciativa.
Una de las áreas en las que se estaría trabajando con mayor dedicación es la referida a los fondos comunes de inversión.
Tal es así que se prevé que en los próximos días se apruebe la reglamentación correspondiente para que las sociedades gerentes incorporen los Cedines a sus respectivas carteras.
Es decir, a partir de ese entonces los bancos -que son los que en su mayoría administran estos instrumentos- podrán sumarlos a sus portafolios, en las mismas condiciones que otros instrumentos.
"Sabemos que la presión oficial para que compremos Cedines va a ser muy fuerte", reconoció off the record el ejecutivo de una entidad.
Desde las administradoras ven el tema con cierto escepticismo, debido a que aún no está claro dónde se lo encuadraría, aunque predomina la idea de que se sumarían al denominado "mercado de dinero" o también llamado "money market".
Para que puedan ser incorporados se necesita que los Cedines tengan oferta pública, aspecto que sí ya está vigente.
Como segundo paso, se requiere de la expresa autorización de las autoridades bursátiles para que los fondos puedan incluirlos bajo la forma de un título valor.
En este contexto, trascendió la decisión de la CNV de dictar el marco necesario para la creación de un mercado de futuros, al tiempo que permitiría que sean utilizados como aforo o garantía en cauciones bursátiles.
A estas iniciativas -tendientes a que el Cedin encuentre un "atajo" para alcanzar su objetivo final- se suma la presión sobre las compañías aseguradoras.
Cabe recordar que, en forma simultanea con la implementación del cepo cambiario, estas firmas se vieron obligadas a repatriar cerca de u$s2.000 millones.
Ahora, en segunda instancia, desde el sector esperan los llamados oficiales para que vuelquen una parte de su tenencia a la compra de certificados.
Por el lado de los bancos, la contribución se daría a partir de una "ventanita" que, curiosamente, dejó abierta la normativa del Cedin.
Desde que el Banco Central implementó la Circular A 4308, las entidades financieras no pueden comprar títulos públicos en moneda extranjera con los dólares que tienen depositados en sus cuentas en ese organismo.
Pero, en el caso de los Cedines, según expresa claramente la ley, se trata de un certificado de depósito y no de un bono, lo cual habilita a comprarlos.
"Este punto es clave además para conformar el mercado secundario", señaló el directivo de una entidad financiera.
Para los bancos la compra de Cedines podría resultar no tan mala, ya que podrían suscribir a estos papeles con dólares que -en caso de querer venderlos- tendrían que hacerlo al valor oficial de $5,40, mientras que si los comercializan en el mercado secundario, el precio subiría a unos $7 por cada Cedin.
De ser así, el Gobierno ganaría -porque los propios bancos ayudarían a darle liquidez a la operatoria de estos certificados- al igual que los bancos, que podrían contabilizar la diferencia (entre los $7 y los $5,40) como ganancia extraordinaria por diferencia de cambio.
¿Prueba superada?
Pese a la presión sobre empresarios, bancos, fondos comunes, importadores, y todos aquellos pasibles de ser inducidos a adquirir Cedines, esto -por sí sólo- no le garantiza al Gobierno alcanzar la meta de los u$s4.000 millones.
Más bien -como se señalara- es un atajo para lograr tal cometido.
Esto es así porque, según cálculos preliminares, del aporte de los bancos y de los fondos comunes de inversión el Gobierno podría hacerse de unos u$s300 a u$s500 millones en conjunto.
A ello habría que sumar la "contribución" directa de empresarios e importadores.
El misterioso Ceda o Cedin Aplicado
"Como instrumento del blanqueo, el Cedin no es una creación especialmente valiosa. Pero puede llegar a serlo si el Gobierno se da cuenta que el Ceda -el respaldado por una operación inmobiliaria- puede pasar a ser una moneda alternativa mucho más estable que el peso", afirmó el ex ministro de Economía Domingo Cavallo.
En su visión, si el Banco Central autorizara a abrir cuentas bancarias en Ceda, admitiendo sólo el depósito de ellos en circulación, "la nueva moneda podrá funcionar como cualquier otro dinero bancario, facilitando las transacciones comerciales", agregó el ex ministro.
Ante la pregunta de por qué alguien atesoraría o haría circular este título en lugar de querer convertirlo en dólares, su respuesta vino por el lado de la "legalidad" del certificado, a diferencia de la compraventa de billetes en el mercado paralelo.
No obstante, el ex ministro advirtió: "Si los Ceda en circulación quedaran sin respaldo en dólares -sea porque el Gobierno usa los billetes originalmente depositados para otros fines o, simplemente, porque se ponen en circulación sin que se hayan constituido depósitos en divisas- se cometería el mismo error que llevó a la destrucción del dólar bancario y del CER".
Por lo pronto, los empresarios saben que tendrán que aportar a la causa, como forma de lograr una buena convivencia.
Y algunos ya saben que a la próxima reunión con Moreno no podrán asistir sin tener un Cedin pegado en la frente.