La Casa Rosada y el Palacio de Hacienda ya trabajan en las cifras del próximo año. Esperan que la caída de la soja acelere ventas y que la Fed retrase el fin del estímulo monetario
El Gobierno cree que el escenario externo le permitirá al Banco Central recomponer parte de las reservas perdidas en los últimos meses, de manera de poder contar a fin de año con un nivel cercano a los u$s 40.000 millones. Con ese margen, ya tiene decidido aplicar esos recursos el Fondo de Desendeudamiento Argentino (Fondea), tanto para pagar los vencimientos de deuda de 2014 como para financiar importaciones de bienes de capital para el sector energético.
Un dato sobresale en este escenario: en el anteproyecto de Presupuesto 2014 que circula en el Poder Ejecutivo, ya está contemplado el pago del cupón atado al PBI. A casi 45 de la presentación del texto en el Congreso, la estrategia oficial será replicar el armado usado para este año, cuando Economía habilitó el uso de reservas excedentes del Fondea para financiar gastos corrientes y de capital para energía e infraestructura siempre que tuvieran un efecto monetario neutro.
En 2014, la carga de vencimientos de deuda es más que moderada. El pago más importante ocurrirá en diciembre, cuando haya que hacer frente al cupón por el crecimiento económico de este año. En despachos oficiales esta opción es algo más que una hipótesis firme. Lo mismo sucede con las principales consultoras privadas, para quienes el arrastre estadístico del primer semestre casi garantiza que el año cerrará arriba de 3,26%, gatillando el pago.
Luego de anotar estos u$s 3.500 millones, el país afrontará pagos por u$s 5.629 millones el año entrante, o alrededor del 1% del PBI, según estimaciones del Estudio Bein. A eso habrá que sumar el pago de deuda a organismos internacionales con reservas, que este año totalizará u$s 2.334 millones.
Las proyecciones del Ejecutivo que contrastan con las del grueso de las estimaciones privadas son las que miden la evolución de las reservas. Según Bein y Orlando Ferreres, rondarán los u$s 35.000 millones a fin de año, aun con un ingreso de u$s 2.000 millones producto del blanqueo de capitales.
“Se pierden casi u$s 1.000 millones por mes. Si bien se frenó la salida de capitales porque se prohibió, la balanza comercial se está deteriorando muy rápidamente y la de servicios, también”, afirmó Fausto Spotorno, director del estudio Ferreres. “Entre transporte, turismo y gastos con tarjeta de crédito se van u$s 8.000 millones al año, además del déficit energético de casi u$s 7.000 millones”, agregó.
Pero en el Ejecutivo descuentan que, tarde o temprano, el complejo agroexportador deberá liquidar los cerca de 22 millones de toneladas de soja que todavía retienen, valuada en casi u$s 11.000 millones de acuerdo a la cotización de la oleaginosa informada por el Ministerio de Agricultura la semana pasada.
Si bien buena parte de esas divisas irán a pagar las crecientes importaciones de combustibles que lleva adelante el Gobierno a través de Enarsa, Cammesa e YPF, la apuesta oficial es que la buena cosecha impacte de una buena vez en el nivel de las reservas.
La caída del precio de la soja de casi 8% del último mes moderó el eventual ingreso de divisas, pero, por otro lado, impulsaría a los exportadores a liquidar sus activos. “La liquidación es menor a la que debería ser dada la cosecha y ahora la soja cae. Por un lado, hay menos precio. Por el otro, puede acelerar la liquidación”, afirmó Marina Dal Poggetto, directora del estudio Bein. La semana pasada, la presidenta Cristina Fernández y el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, acusaron a los agroexportadores por “especular” y lamentaron la pérdida tanto de dólares al BCRA como de impuestos.
En el Ejecutivo apuestan a un escenario internacional que ayude a la ansiada recomposición de reservas. Si bien los inversores creen que no falta mucho para que EE.UU. comience a quitar incentivos a su economía y a subir la tasa de interés (lo que causaría una retirada de capitales de países emergentes hacia Bonos del Tesoro americanos), la tesis oficial es que este proceso ocurrirá más a mediano plazo, cuando el rebote estadounidense esté más consolidado.
Esa fue la visión que trajo el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, de la última cumbre de ministros y banqueros centrales del G-20, en Rusia. Allí, la vicepresidenta de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, dejó en claro que no dejarán de cebar la economía hasta que el desempleo no baje un poco más y pidió más compromiso de sus pares europeos y chinos.