El Secretario Guillermo Moreno llamó a las principales empresas exportadoras de granos: quiere que le “garanticen” una cantidad importante de dólares de aquí a las elecciones. En el sector sostienen que los productores son renuentes a vender porque esperan una devaluación
Tiempo y dinero son bienes escasos. Y pueden serlo mucho más. Para el Gobierno, las horas no están exentas de preocupación. Faltan dólares, muchos, lo que complica la actividad económica mediante las restricciones a las importaciones de insumos y energía. Aquí y allá se discuten alternativas. Encarecer el turismo es una, pero seguro habrá más.
Las restricciones cambiarias aplicadas desde fines de 2011 han tenido la virtud de frenar la fuga de capitales, pero, en cambio, han sembrado un clima que ha desalentado la inversión y el ingreso de nuevas divisas. Las dificultades para girar dividendos, también han aportado un componente de incertidumbre. No por nada, en lo que va del año el BCRA pierde más de u$s 6.000 millones. Es más: la imposibilidad de comprar dólares para ahorro, de girar dividendos, de pagar importaciones, ha señalado a la ventanilla del turismo –por donde todavía se venden dólares al cambio oficial– como uno de los posibles (y probables) sectores cuyas reglas podrían modificarse para profundizar el cepo.
En ese mapa, el agro es vital y la principal fuente de divisas.
Por eso la última semana, e impulsados bajo el influjo de los alicaídos resultados electorales, los principales grupos exportadores de cereales del país fueron ‘consultados’ por el Gobierno.
En rigor, se les pidió que informaran qué cantidad de dólares tienen estimado entregar de aquí a fines de octubre al BCRA, un plazo de tiempo que curiosamente coincide con la campaña para llegar a las elecciones legislativas. El encargado de hacer esta ‘encuesta’ fue el propio secretario Guillermo Moreno, un hombre que hoy disputa cabeza a cabeza su influencia en el centro del poder con el viceministro Axel Kicillof, quien pisa cada vez más fuerte en el BCRA.
Según un destacado presidente de una firma de renombre ligada al sector agropecuario, el dato que habrá que informarle al Gobierno –tienen que hacerlo esta semana– no es inocente: la información implicará, para muchos, prácticamente un compromiso asumido.
El ejercicio que hacen en el Palacio de Hacienda es sencillo. Según la Cámara CIARA-CEC, hasta el 9 de agosto el total liquidado en lo que va del año es de u$s 15.886 millones. Una comparación con respecto a 2012 muestra que el acumulado actual se ubica 4% por encima del registrado el año pasado. En este sentido, sostienen que si todo sigue igual, una estimación de los dólares que deberán ingresar de aquí hasta las elecciones (si se replicara ese nivel de ventas) rondaría los u$s 4.500 millones.
Sin embargo el desempeño del “yuyo” en 2013 está enmarcado en una disputa cada vez más áspera entre sectores ruralistas y el Gobierno nacional. A diferencia de otras campañas sojeras, el cepo cambiario parece haber “metido la cola” y hoy los productores son, en opinión de los empresarios del sector, uno de los escollos más importantes para que el Gobierno obtenga dólares a $ 5,60.
Por estos días, el control de cambios surge como un factor adicional en la ecuación del sector sojero. La cosecha se liquida a dólar oficial y las expectativas devaluatorias del tipo de cambio oficial –el BCRA acelera la devaluación por encima del 32% anual– generan un incentivo al productor a no vender. Es decir, los productores que tienen margen para esperar, tienen incentivos para hacerlo. De todas formas existe riesgo en la jugada.
En opinión de un destacado analista del agro, la caída en el valor de la soja ha provocado una pérdida a los productores que ahora, con la cotización en u$s 485 por tonelada, es difícil de salvar. “Si uno ve que los ingresos se toman a un dólar de $ 3,85 (los $5 del oficial menos las retenciones) mientras que el dólar paralelo cotiza cerca de $9 y los insumos suben 30% en un año, la ecuación empieza a no cerrar para muchos productores”, ilustra un analista.
La tendencia choca de frente contra la necesidad de la administración nacional de adelantar la liquidación de divisas. Y además, la menor disponibilidad de grano puede impactar para la elaboración de aceite, harina y biodiesel.