La caída en la rentabilidad generó que muchos de estos emprendimientos agrícolas desaparecieran y que los productores hayan emigrado a otros países. Esto derivó en una caída en los precios de la tierra y en una mayor disponibilidad de campos. ¿Qué pasa con la inversión extranjera en el país?
La incertidumbre política, económica y cambiaria que afecta a la Argentina sigue modificando el curso de acción de algunos negocios que, tiempo atrás, se presentaban como firmes y sustentables.
Uno de ellos es el modelo de los pooles de siembra que, hasta hace un par de años, eran fuertes protagonistas en la producción agropecuaria local.
Ahora, el contexto cambió y este tipo de asociación camina por la cuerda floja, producto de un conjunto de factores que ha hecho poco viable esta modalidad de explotación.
Como ya anticipó iProfesional, ante un complejo mix que combina fuertes subas de costos, un alto nivel de retenciones, elevada presión impositiva, mercado cambiario desdoblado y un billete verde paralelo alejado un 60% del valor del valor oficial, la rentabilidad que ofrece hoy el campo argentino es apenas una sombra de los niveles que se registraban durante sus días "dorados".
Guillermo Villagra, empresario que año a año trabaja unas 15.000 hectáreas en todo el país- y con una larga trayectoria en la administración de pooles de siembra- destacó en diálogo con este medio que en la época pre cepo, con buenos precios y un clima favorable, se podía aspirar a lograr una ganancia neta, tras pago de impuestos, del orden del 15% en dólares.
Sin embargo, en la actualidad, los márgenes son definitivamente pobres: un proyecto mediano, de más de 350 hectáreas, puede arrojar un rendimiento de entre el 3,5 y el 5%… en pesos. Una cifra muy magra, que no está acorde con el riesgo que este tipo de negocios conlleva.
Este derrumbe es el que terminó originando, según información aportada a iProfesional por la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), la desaparición de más de la mitad de los pooles de siembra con operaciones en el plano local.
Todo indica que, de mantenerse el actual contexto, 2014 será el año en el que esta forma de explotación se habrá reducido a una mínima expresión en los campos argentinos.
"Muchos de los pooles que aún no desaparecieron están en vías de hacerlo. De cada 100, ya dejaron de existir al menos 70 en poco más de un año", aseguró a iProfesional Roberto Frenkel Santillán, presidente de CAIR.
"Quedó mucho suelo con buen potencial que, por la caída en los márgenes de ganancia, directamente no se va a sembrar en los próximos meses", agregó.
El especialista sostuvo que las áreas afectadas a este tipo de acuerdos van en franco decrecimiento.
"Para esta época, por lo general, ya estaban cerrados los alquileres de campos para la cosecha que viene. Eso ya dejó de ocurrir y ahora abundan los campos que no se están rentando", remarcó Santillán.
Una muestra clara de lo que viene sucediendo con los pooles de siembra puede ubicarse en la decisión de El Tejar -una de las uniones de los grandes players de este segmento- de dejar de alquilar tierras para enfocarse en la producción de campos propios.
En la Argentina, esta compañía llegó a trabajar la friolera cifra de 300.000 hectáreas. Ya en la anteúltima campaña había bajado a 180.000, en tanto que en el último ciclo se había achicado aun más, hasta apenas 30.000, es decir, un 10%.
En diálogo con iProfesional, el consultor Salvador Di Stefano destacó que "la decisión de la compañía es el reflejo de lo que está pasando en general con el campo hoy. Los que deben alquilar se encuentran en muy mala situación, económica y financiera, algunos con realidades desesperantes".
El experto destacó que el contexto de hoy día muestra que al productor pierde el 66% del precio original por retenciones y alquiler. Y que con buena parte del 34% restante tiene que afrontar los costos de producción.
Los Grobo es otro de los gigantes que, dado el actual escenario, también comenzó a redireccionar su negocio.
Todo esto, como es de suponer, viene afectando la cotización de los arrendamientos. Según la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales hoy se cierran con rebajas de hasta un 20% y con pagos atados a la producción de cada campo.
"Al propietario que renta tampoco las cosas le van tan bien. Hoy la gran mayoría de los negocios de alquiler se cierran a porcentaje. Todos están atados al riesgo que implica trabajar la tierra. Por eso los pooles van desapareciendo rápidamente. Y esto ocurre más allá de que el valor de los campos en alquiler se haya abaratado", afirmó Santillán.
Uruguay y Brasil, nuevos destinos
Desde hace un tiempo a esta parte, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) ya viene alertando sobre la alta presión tributaria, un tipo de cambio bajo y reglas de juego poco claras que afectan a la producción agrícola.
Desde la entidad dieron cuenta del creciente éxodo de empresas hacia el Uruguay donde -aseguran- se puede trabajar en "un ambiente de previsibilidad de cara al futuro" y sin brecha cambiaria.
"Productores y empresas agropecuarias argentinas, que tradicionalmente invirtieron en nuestro país, han apostado a crecer en territorio vecino", señalaron.
Pero no sólo Uruguay es el objetivo. Gustavo Grobocopatel, titular del gigante Los Grobo, adelantó que la producción que logre en Brasil "va a superar a la de Argentina", al tiempo que ratificó que "esta tendencia se va a mantener hacia adelante".
"En nuestro país estamos reduciendo el área sembrada y en Brasil crecemos a un ritmo de dos dígitos por año", agregó el empresario.
Grobocopatel también recalcó que "Uruguay se presenta como un destino propicio para ampliar inversiones. Tiene excelentes tierras y un buen ambiente de negocios".
"En Argentina los productores estamos secos. No tenemos plata para pasar de la producción de granos a transformarlos en alimentos de mayor valor agregado. Y esto es así porque no nos queda resto después de pagar 80% en impuestos", afirmó.
Desde firmas como Openagro o Pedro Nordheimer, titular de la inmobiliaria rural homónima, también hicieron referencia a una baja significativa en lo que hace a alquileres de campos ocurrida en estos últimos meses.
A la par de esta reducción, los contratos de arrendamiento también han sufrido variaciones.
Según pudo averiguar iProfesional, ahora las condiciones de negociación cambiaron, entre el 60% y 70% se abona por adelantado y el resto (entre 30% y 40%) atado al resultado.
En algunos casos, ese adelanto es de solamente el 50%. En otros, se pacta el total en hasta tres cuotas, la última atada al rendimiento.
Según fuentes del mercado, de las 30 millones de hectáreas agrícolas de la Argentina, se calcula que entre el 60% y el 65% se practica sobre campo alquilado (es decir, casi unas 20 millones).
Entre la campaña pasada y la actual, se estima que cerca de 1,5 millones de hectáreas fueron liberadas por inversores y productores que no quisieron renovar el arrendamiento, porque ya no les representa negocio.
El consultor agropecuario Arturo Navarro, se lamentó de la actual situación: "Los pooles de siembra han sido un sistema reconocido en el mundo y de uso en otros países, que explicaron buena parte del incremento de la producción en Argentina de 30 a 95 millones de toneladas".
Fuertes cambios
Entre las firmas más importantes del país que apostaron a la modalidad de pooles de siembra en los últimos años se cuentan a Cresud, Adecoagro, Los Grobo, Lartirigoyen, El Tejar, Cazenave & Asoc., MSU, Olmedo y Liag. En conjunto, estos nombres llegaron a alquilar más de 1 millón de hectáreas.
Entre los ciclos 2002/03 y 2011/12 los precios de los arrendamientos agrícolas experimentaron un crecimiento sostenido, a partir del progresivo aumento del número de empresarios y operadores agrícolas interesados en ganar en escala.
Con el paso del tiempo, comenzó a extenderse el sistema de pago en quintales que, en la práctica, representa grandes ventajas para los dueños de los campos.
En tanto, el modelo asociativo entre productor y propietario fue un esquema muy utilizado entre los años '60 y '80. Si bien desapareció en la región pampeana a partir de los '90, en muchas provincias del norte se sigue utilizando, dado que allí la variabilidad climática es muy significativa.
El hecho de que se registren cambios en el modo de arrendamientos no es un dato menor para el negocio rural, si se tiene en cuenta que más del 60% de la cosecha agrícola argentina se produce en campos alquilados.
La compraventa, también muy afectada
Desde CAIR indicaron a iProfesional que incluso la compraventa de campos también se negocia con precios a la baja, al igual que los arrendamientos.
"En las zonas marginales, por cuestiones del propio riesgo de las superficies y la evolución de fenómenos negativos, como la sequía, las cotizaciones tuvieron descensos realmente muy significativos. En el norte, por ejemplo, hay campos que se ofrecen hasta un 40% más baratos que hace un año", expuso Frenkel Santillán.
Esta caída en el atractivo del negocio también tiene su arista en el mercado laboral. "Hoy es común ubicar en esas provincias a pueblos agrarios con hasta 30.000 habitantes con claros síntomas de desempleo", agregó.
El especialista remarcó que "incluso en la zona núcleo, donde en los últimos años era impensado ubicar ofertas, los precios también se dan a la baja. Hoy en el sur de Santa Fe y el norte de la provincia de Buenos Aires te encontrás con valores de la hectárea en u$s15.000 cuando hace dos años se pedía como mínimo un 15% más".
¿Qué sucede con la presencia de extranjeros? Frenkel Santillan sostuvo que "sin dudas éste sería un buen momento para comprar tierras por la baja de precios, pero la caída en la rentabilidad y la imposibilidad de girar divisas desincentiva su ingreso".
El experto concluyó: "Hay confianza en el sector rural de que todo este contexto adverso cambiará cuando se den cambios en el plano político del país".