En el último mes los inversores apostaron por los títulos que pagan Badlar y CER, basados en que, a pesar del salto del dólar, el rendimiento será mayor que la devaluación
Con un dólar en máximos y a poco de comenzar la época de la cosecha gruesa, los inversores encuentran muy atractivos a los bonos en pesos.
Aun cuando el Banco Central (BCRA) arrancó el año con recortes en la tasa de referencia, los instrumentos en pesos siguen siendo rendidores. La tasa de referencia está en 27,25%, la Badlar paga 22,9% y el CER sigue a una inflación que ya escaló al menos 4% en el primer bimestre y según el último REM se acercará a 20% este año. En tanto, el tipo de cambio ya ganó un 8% en el año, de manera que con previsiones de un dólar a $ 22 para fin de año, también según el último REM, o de $ 23,83 según los futuros en Rofex, le resta una apreciación de entre 7% y 16%.
«Los bonos en pesos son un festival. Están firmes y no paran de subir. Hace un mes que arrancó el rally y siguen teniendo demanda», destacó el senior trader de Balanz Capital, Nicolás Chiesa.
El apetito se puede medir por la suba del año: en dos meses los títulos más líquidos ganaron hasta 7,1%.
En cuanto a los más elegidos, según Chiesa, los ajustados por CER, sobre todo la parte corta y media de la curva ya que «están muy demandados y más con el número de inflación que se espera para febrero» (arriba de 2% e incluso cálculos privados hablan de hasta 2,6%); y también los que pagan Badlar, aunque no los soberanos. «Están caros los Badlar soberanos, pero los provinciales y corporativos son atractivos y tiene demanda, como Ciudad de Buenos Aires, cuya última ampliación tuvo muy buena aceptación afuera».
Por su parte, el economista Jefe de MB Inversiones, Nery Persichini, sugirió entre los bonos en pesos los CER, «que pagan un margen real por encima de la inflación efectiva», y dentro de este grupo citó el Boncer 2020 y 2021 «para aprovechar estos mesas en los cuales el nivel de precio subirá por el traslado de la devaluación y recomposición de tarifas».
En lo que respecto a los Badlar, también resaltó el de la Ciudad de Buenos Aires y añadió el de Mendoza: «No descartamos alternativas puntuales atadas a Badlar que paguen un spread generoso y que tengan buenos créditos detrás. En estos casos, el riego de liquidez permite obtener un plus de rentabilidad».
No obstante, Persichini aclaró que independientemente del atractivo puntual de las variantes en pesos, con fines de cobertura, prefieren mantener hasta un 50% del portafolio en activos de corto plazo en dólares. «Si bien del índice de tipo de cambio multilateral está en máximos desde abril de 2016 y esto invitaría a pensar en una calma del dólar y un mayor atractivo de las estrategias de carry en pesos, mantenemos la cautela. Todavía no sabemos el impacto definitivo del cambio de metas de inflación de fines de 2017. Para colmo, el mundo se volvió más inestable tanto desde el frente financiero como el comercial», advirtió.
Sucede que incluso teniendo en cuenta el peor de los escenarios para la escalada del tipo de cambio, los inversores se volcaron a los instrumentos en pesos. Al respecto, Chiesa comentó: «Es cierto que este no es el mismo escenario que el del año pasado, cuando podías hacer carry trade con los ojos cerrados. Ahora es mucho más selectivo, hay que ver el momento en que se lo va hacer y por cuánto tiempo. A priori no sabemos qué va pasar en el mundo y cuánto puedan liquidar de la cosecha, pero debería haber uno o dos meses más de relativa tranquilidad».
El viernes pasado el dólar marcó un nuevo récord tanto en el terreno mayorista como minorista. Entre los grandes jugadores cerró a $ 20,27 y las pizarras de bancos y casas de cambio cerró a un promedio de $ 20,54.
«Con un dólar arriba de $ 20 podríamos pensar que quedará ¿cuánto? ¿un 15% más de devaluación de acá a fin de año? Son $ 2,5 y quedaría en $ 23 y pico. Bueno, con tasas de 26% le ganan al tipo de cambio en más de 23», agregó el senior trader de Balanz Capital.