Una luz anaranjada se prendió sobre la situación del activo del Banco Central.
Haciendo las cuentas saltó un tema que era esperable: hoy en el activo del Central hay más “papelitos” que reservas, otra cara de la situación cambiaria que vive la Argentina.
El caso sobre el deterioro del balance del BCRA lo trató en un reciente informe de la consultora abeceb.com Juan Pablo Rondero, diciendo que a principios de mes, mientras que las reservas representaban $ 209.386 millones, el stock de títulos públicos llegó a $ 272.498 millones.
El resultado responde a lo que viene haciendo el Gobierno, que usó dólares de las reservas y a cambio le dio al Central letras intransferibles con una promesa de pago a largo plazo.
Así, al no buscar dólares por otra vía, le fue pagando a los tenedores de bonos, principalmente del exterior, mientras le daba letras al Banco Central que, obviamente, tiene menos capacidad de queja aunque termine haciendo un mal negocio.
Como Mercedes Marcó del Pont difícilmente le vaya a decir no a la Presidenta, le facilitó la búsqueda de dólares en la creencia, se supone, de que en el futuro alguien se va a encargar de mejorar la situación patrimonial del Banco Central.
En otras palabras, el Gobierno eligió el camino de conseguir los dólares de alguien que sabe que nunca se los reclamará mientras la sociedad no tome conciencia. Hoy, las reservas representan sólo 30,9% de los activos del Central.
La situación patrimonial del banco encargado de imprimir los billetes y cuidar los dólares, desde ya debería ser objeto de preocupación de la Presidenta y, también, de quienes aspiren a sucederla.
Y está en el centro, junto con el atraso cambiario, la solución de la montaña de subsidios para mantener congeladas las tarifas de luz y gas en la Capital y el GBA y el freno a la inflación, de la discusión sobre un “ajuste” económico que la Presidenta jura que nunca hará y que, por tanto, pretendería dejarle como herencia al próximo gobierno.
Otra cara de la situación del Central está dada por las reservas que apenas superan los US$ 35.000 millones, de los cuales US$ 8.000 millones responden a encajes de depósitos de los ahorristas en el sistema financiero.
La caída de las reservas sigue su camino. Es un reflejo claro del fracaso del cepo cambiario que se aplica desde octubre de 2011 y que disparó al dólar paralelo por encima de los $ 9, generando una brecha cambiaria superior al 60%.
Desde principio de año, la pérdida fue de US$ 6.573 millones, más que duplicando en ocho meses la caída de todo 2012 que había sido de US$ 3.085 millones.
Los motivos son bastante conocidos. El pago a los bonistas, la fuerte suba de la contratación de paquetes y viajes al exterior (el déficit de turismo en el primer semestre alcanzó a US$ 4.500 millones) y la disparada de las importaciones de combustibles (crecieron 92% en un año) se llevaron el grueso de las reservas.
El problema no es tanto el destino sino que no paran de caer y que el atraso cambiario estaría lejos de superarse en un contexto en el cual el dólar corre de atrás, en estos días a un ritmo de 21%, a una inflación que desde hace años le viene sacando ventaja.
Pero es difícil que esa carrera se resuelva en tiempos preelectorales.
Todos los gobiernos se enamoran del atraso cambiario en los momentos previos a las elecciones (Menem y De la Rúa fueron dos ejemplos de tantos), apostando a que tranquilizar el precio de los alimentos y contribuyendo a mejorar el poder de compra de los salarios.
Si bien el tema habrá que resolverlo, el sector privado no espera muchos cambios. Así lo cree, por ejemplo, el influyente banco JP Morgan que en un reciente informe apuesta a que las reservas del Banco Central estarán en US$ 27.000 millones a fines de 2015 y que no habrá un salto brusco en el dólar oficial.
Pero la moderación cambiaria que en los últimos días aplica Marcó del Pont no sale gratis.
El Banco Central está vendiendo a razón de US$ 40 millones diarios para evitar una suba mayor del dólar oficial que está en $5,78.
Así como el BCRA vende reservas en vez de comprarlas, el Gobierno termina aplicando una indeseada “ortodoxia” en materia monetaria.
Al no comprar dólares, emite menos y eso provocó en los últimos días una suba de las tasas de interés que por depósitos grandes ya están en 19,5% anual.
A un mes de las elecciones legislativas que serán decisivas para definir los dos últimos años del Gobierno, los agentes económicos se lanzaron a una carrera para aprovechar lo que creen está barato y podrá dispararse en el futuro.
Están los que compraron acciones de Edenor apostando a que habrá una baja de subsidios y después de octubre habrá una suba de la tarifa de la luz. Tal era el atraso que en el mes sube 74% y hay inversores que siguen apostando.
También están los que apuestan por los bancos, a los que les va muy bien y tienen, medidos en términos internacionales, precios bajísimos. El aumento de las acciones de Galicia (43%) o del Hipotecario (51%) en septiembre lo avalan.
En la carrera se anotaron los importadores que decidieron tomar crédito en pesos a tasas claramente menores a la inflación para apurar los pagos al exterior sacándole dólares al Central a precio oficial.
En esta carrera, aún no se conocen los ganadores pero, con una inflación anual del orden del 25%, ya se sabe quien pierde.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/Central-papelitos-reservas_0_1000099993.html