A fines de 2017, las mejoras de empleo, salarios, planes sociales y jubilaciones redujeron en 2,9 puntos el indicador respecto del 1er semestre. Es el menor nivel desde 2003
El crecimiento de la economía, del empleo y de los ingresos reales permitieron al Gobierno mostrar ayer una baja en el nivel de pobreza a 25,7% de las personas en el segundo semestre de 2017. Se trata de 2,9 puntos por debajo de la medición del primer semestre del año pasado, y de 4,6 puntos interanuales, que además le permitieron al macrismo perforar el nivel de la pobreza heredada del kirchnerismo en 2015, según las estimaciones privadas. Pero incluso pudieron llegar al menor nivel desde 2003, cuando Néstor Kirchner llegó a la Presidencia.
Para este año, se espera una menor velocidad en la reducción de la pobreza, debido a ingresos empatando la inflación y un mercado de trabajo menos dinámico.
La pobreza, que afecta a 7,1 millones de personas, también cayó 6,5 puntos desde el 32,2% del segundo trimestre de 2016, cuando el Indec recuperó la serie tras el apagón estadístico.
En tanto, sorprendió la caída en la indigencia (en 1,3 millón) a 4,8% desde 6,3% del mismo período, donde se había mantenido estancada.
«Esta baja nos pone contentos, pero también sabemos que todavía falta. Es una noticia que nos da esperanza, nos confirma que estamos en un buen camino. Desde que tenemos estadísticas confiables, 2,7 millones personas lograron salir de la pobreza y 610 mil salieron de la indigencia», dijo el presidente Mauricio Macri, en una exposición en la Quinta de Olivos. «El camino que emprendimos juntos tiene una meta única y clara: reducir la pobreza», agregó.
Para el Gobierno, se pasó de una situación donde una de cada tres personas se encuentra bajo la línea de pobreza a que una de cada cuatro se encuentre en esa situación. Lo asoció a los últimos indicadores positivos de crecimiento, actividad, inversión y consumo. Pero destacó que «el notable crecimiento del empleo» al cuarto trimestre de 2017.
Para el oficialismo significa también que pudo superar el efecto social que tuvo el sinceramiento de la macroeconomía que encaró al asumir en 2015.
«La baja en ambas tasas es suficiente como para compensar el incremento en la indigencia y la pobreza que se verificó a comienzos de 2016», dijo Leopoldo Tornarolli, investigador del Cedlas. Ambas tasas «son ciertamente más bajas que las de 2015, e incluso las más bajas del período 2003-2017», agregó. La serie parte desde el 57,6% en el segundo semestre de 2003.
«Aunque medidas de fines 2015 y comienzos 2016 tuvieron efecto negativo (y esperado) a corto plazo en pobreza, el impacto no fue tan grande (3/4 puntos), la recesión se superó bastante rápido y economía se empieza a recuperar no tan lejos de punto anterior a medidas», tuiteó.
Para Agustín Salvia, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, los niveles de pobreza e indigencia están a las puertas de 2011 a 2012: «Esos son los valores de pobreza más bajos a los que llegó la Argentina desde 1994».
«La mejora de 2017 es coherente con el aumento del PBI, del empleo formal e informal. Con el aumento de las remuneraciones formales sobre la inflación, la reducción importante de la inflación y las actualizaciones en los programas sociales y jubilaciones que superaron la inflación», dijo Salvia. Y agregó la Reparación Histórica para jubilados.
En tanto, no esperaba una mejora en la indigencia «porque el consumo básico de los sectores más pobres siguió aplacado», pero entiende que aportó el «aumento de changas y actividades eventuales, sobre todo en el último trimestre» y que los programas sociales acompañaran a la inflación.
Acompañado de los ministros de Educación, Alejandro Finocchiaro; Desarrollo Social, Carolina Stanley; Trabajo, Jorge Triaca; y el titular de la ANSeS, Emilio Basavilbaso, Macri dijo que la «pobreza es una problemática compleja, que necesita un abordaje multidimensional».
«La pobreza no se combate con transferencia de ingresos, los planes sociales no la resuelven. Son necesarios pero no suficientes para lograr un futuro mejor. Uno de los pilares fundamentales es la educación», completó.
Para Salvia, Argentina no ha podido descender del piso histórico del 25% de pobreza: «Quienes salieron de la pobreza son la espuma, los que estaban más cerca de la línea. La pobreza más estructural no basta con programas sociales y menor inflación, sino con más trabajo en las pymes».
La incidencia de la pobreza sigue siendo mayor en la población más joven: 39,7% entre los menores de 14 años y 31,3% entre los adultos de 15 a 29 años. Y es de apenas 6,3% entre los mayores de 65 años.
En tanto, todavía se observan bolsones de pobreza en el Noreste (33,2%) y en los partidos del Gran Buenos Aires (29,5%).
Para 2018, los salarios y la nueva movilidad jubilatoria empatando la inflación y las pymes menos dinámicas para crear empleo dificultan otra caída similar en la pobreza. «Es probable que en las próximas mediciones observemos una desaceleración en la velocidad a la que se mejora en ambas tasas, e incluso es probable que exista un estancamiento o leve suba a corto plazo», algo más probable en la indigencia, dijo Tornarolli.