Finalmente, y luego de más de cuatro años después, el rendimiento de los bonos del Tesoro de EE.UU. a 10 años superó al 3% anual, el cual es considerado como un nivel crítico por los inversores, especialmente por las implicancias que podría tener sobre el apetito por riesgo.Ello se debe a que más allá de intentar adivinar cuál sería el nivel de tasas que «psicológicamente» podría cambiar la conducta de los operadores, lo más relevante es tener claro que este panorama abrirá una etapa más desafiante y también de mayores turbulencias.
Ocurre que los mayores rendimientos del principal centro económico y financiero del mundo -que se conocen como las «tasas libre de riesgo» – elevan el costo de oportunidad y de dicha manera es que atentan contra el atractivo de otras alternativas de inversión globales.
Sucede que el aumento de tasas de dichos bonos no llega solamente de la mano de datos de mayor crecimiento económico, sino que se ven acompañados de señales de mayores presiones inflacionarias – más la agresiva reforma tributaria – y además un mayor aplanamiento de la curva, lo cual no suele anticipar favorables perspectivas para la economía de EE.UU.
Todo esto se combina además con una Reserva Federal que continúa ejerciendo una política monetaria más restrictiva, a través principalmente del aumento de la tasa de referencia que ya se ubica en el 1,75% y el mercado espera al menos dos subas más en lo que resta del año, aunque crecen las probabilidad de que incluso pudiera llegar a aplicar otros 25 pb adicionales.
Este panorama desde el norte está inquietando a los mercados financieros, dado que podría estar acompañado por una apreciación global del dólar a raíz de los rebalanceos de fondos hacia dicho país, lo cual retroalimentaría la debilidad de las demás monedas, entre ellas las de los países emergentes tal como se viene observando en los últimos tiempos.
Es por ello que dicho escenario abre nuevos desafíos a nuestro país que presenta por su elevado déficit fiscal y de cuenta corriente una importante vulnerabilidad externa, toda vez que deberá seguir buscando financiamiento para desequilibrios, sobre los cuales se concentran especialmente las miradas de los inversores a la hora de evaluar la sustentabilidad de la deuda.
Adicionalmente, este panorama internacional encuentra al BCRA con menor flexibilidad que otros países para dejar flotar la moneda local, toda vez que el organismo monetario sigue buscando reducir la aún elevada inflación – que no otorgó señales de aflojar en los últimos meses – más allá de altas tasas de interés y del «ancla cambiaria» a fuerza de intervenciones.
Frente a todo ello es que los inversores deberían priorizar estrategias conservadoras a través de bonos de corto plazo tanto en pesos como en dólares, en busca de continuar devengando competitivas tasas en un escenario de mayor volatilidad hasta contar con un horizonte más claro.
En dicho sentido, entre las colocaciones en moneda local las preferencias siguen hacia las Lebac más cortas aplicando «roll-over» y títulos ajustables por Badlar así como por CER con vencimientos entre 2019 y 2021, que ofrecen rendimientos reales del orden del 4%.
En relación a las preferencias en dólares, entre los soberanos se destacan el Bonar 2020 y Bonar 2024, complementada con corporativos como Pan American Energy 2021, que ofrecen rendimientos promedio del 5% combinados con muy limitadas duration de 2,5 años.
Fuente: http://www.ambito.com/919730-para-ahorristas-frente-a-tasas-en-eeuu-en-ascenso-acentuar-la-prudencia