Los analistas estiman que alcanzará 2% en mayo, por el traspaso a precios del salto cambiario. Deberá promediar 1,3% mensual hasta fin de año para ser inferior a la de 2017
En los primeros cuatro meses del 2018, la suba de precios minoristas se ubicó en 9,6%, según el IPC Nacional del INDEC. En abril fue superior a lo previsto, cuando alcanzó 2,7% y los analistas económicos ya prevén que en mayo descenderá, pero estaría en torno al 2 por ciento.
Si se confirma esa cifra, la inflación interanual superará el 26%, mientras que en cinco meses habrá acumulado un 11,8 por ciento. Para que la inflación termine en diciembre debajo del 24,8% del año pasado, deberá promediar 1,3% en los siete meses restantes de 2018, un objetivo que hoy parece de alta exigencia para el Gobierno y el Banco Central.
En julio de 2017 la inflación interanual registró el rango más estrecho desde que Macri asumió el mandato, en 21,9 por ciento. Pero desde entonces el ritmo de aumento de precios se aceleró y quebró el proceso de desinflación.
«Para el mes de mayo se espera una inflación minorista nuevamente por encima del 2%. El fuerte avance del dólar registrado durante la primera quincena del mes será el principal factor de crecimiento de los precios, impulsando en particular al indicador de inflación núcleo. El traslado a precios de la reciente suba del dólar se extenderá durante los próximos meses», indicó un informe del IAE Business School de la Universidad Austral.
Ecolatina coincidió en que la inflación de mayo sería 2% según sus estimaciones basadas en precios al consumidor en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires. De esta forma, el IPC GBA Ecolatina acumularía una suba de 11,8% en lo que va de 2018 y de 26,8% para los últimos doce meses.
En 2018 son visibles los factores alcistas para inflación.
– El primero de ellos es el incremento de las tarifas, ítem en el que el Gobierno optó por aplicar un shock y no su declarado gradualismo, en particular después de las elecciones legislativas de octubre pasado. Los precios de los bienes y servicios regulados evidencian los ajustes tarifarios. En términos interanuales, registran un crecimiento del 39,3%, mientras que en el primer cuatrimestre de 2018 acumulan un avance del 15 por ciento.
– El notable salto cambiario es otro «motor» inflacionario que se observa principalmente en bienes importados o de fabricación nacional, pero con elevado componente importado. El precio del dólar es referencia para el incremento de los combustibles, en un mercado cuyos precios se liberaron en octubre último.
– La aceleración de los precios mayoristas, a un ritmo superior que la inflación general, anticipa un final abierto para la batalla inflacionaria del año. El Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) del INDEC registró en abril un crecimiento mensual de 1,8% y del 29,2% interanual. En el año ya acumula un avance del 13,8 por ciento.
– Precios internacionales más altos. El encarecimiento del petróleo en el mercado internacional, un 40% en dólares en los último 12 meses, empuja los precios internos, pues es otro de componentes del precio de los combustibles que, a su vez incide en costos logísticos y de transporte. También la fuerte alza de 26% en dólares en el precio del trigo en el último año, cuya mayor parte de la producción Argentina exporta, se traslada en parte a las góndolas locales en sus subproductos.
Para el IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal) aún es posible un sendero inflacionario de 22% en 2018, que permita desacelerar al 15% en 2019 y 12% hacia 2020. A su vez, el IAE apuntó que «la desaceleración de la precios podría llegar recién en el segundo semestre, siempre y cuando no continúe avanzando la cotización de la divisa norteamericana ni se apliquen nuevos ajustes tarifarios».
No obstante, las estimaciones de los economistas se inclinan por esperar para 2018 una inflación igual o mayor a la de 2017. Matías Tombolini, economista del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (CESBA), pronostica una inflación de 26,8% para todo el año y un tipo de cambio a $27,5 por dólar para diciembre.
EL TRASPASO DE LA DEVALUACIÓN
Ecolatina precisó que «la suba en el dólar experimentada en los últimos días comienza a sentirse en la llamada inflación core (que excluye a los precios regulados y con variaciones estacionales), con una suba proyectada para el mes de 2,3%». Acotó que «el efecto final de la suba del dólar tendrá lugar una vez que el tipo de cambio se estabilice en torno a un valor y es de prever que el traslado a precios de la reciente suba del dólar se extienda a los próximos meses».
El Índice Estadístico de los Trabajadores (IET), organismo dependiente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), trazó tres escenarios. En el más «optimista», el «traspaso a precios de la reciente devaluación es relativamente acotado», con una «inflación en torno al 2,3% en mayo, y en junio, y luego en torno al 1,6% hasta fin de año». Aun así, la inflación de 2018 se situaría cercana al 26 ó 27 por ciento, según este relevamiento.
En un segundo escenario, menos optimista, pero más probable para la UMET, la inflación de 2018 alcanzará 29,4%, con mayor pass through del tipo de cambio. En el escenario más pesimista el traslado a precios de la devaluación es particularmente intenso y «si bien la inflación se desacelera en el segundo semestre, no logra bajar mucho más allá del 1,7% mensual. En este escenario, la inflación proyectada ronda el 32%».
«Nuestras nuevas proyecciones de evolución de los precios han tenido un importante aumento y esperamos que el año cierre, en el escenario más optimista, con la misma tasa de inflación del año pasado. Ya no hay dudas de que el proceso de desinflación ha quedado abortado por completo hasta nuevo aviso», aportaron desde Invecq Consultora Económica.
SALARIOS COMO ANCLA INFLACIONARIA
Carlos Belloni, experto del IAE Business School, apuntó que «el salario real retrocedió de manera importante en el segundo mes del año (-1,4%) producto del crecimiento promedio del salario nominal de 0,8%, por debajo del 2,4% de los precios».
«En el primer bimestre, el retroceso del salario real fue similar al del mismo período del año pasado por lo cual, en términos interanuales, el indicador se mantiene sin variaciones», advirtió Belloni.
Para los expertos de la UMET, «los salarios, además de ser fundamentalmente un elemento clave de la demanda interna, son también un componente de la estructura de costos de las empresas. Si el movimiento obrero logra nuevos aumentos nominales de salarios que compensen la inflación acumulada y acelerada, la caída del consumo será menor (mejorando la actividad), pero echará por tierra la estrategia del gobierno nacional de usar como ancla de la inflación a los salarios».