Al control de cambios que frenó la actividad inmobiliaria se le sumó la menor rentabilidad del negocio de siembra de granos. Sostienen que ya no hay operaciones
La venta de campos en la Argentina está congelada. Según fuentes del mercado, no hay consultas ni operaciones por la incertidumbre general de los negocios inmobiliario y agrícola. Esto, a pesar de que los precios en la mejor zona agrícola del país se redujeron hasta un 25% durante el último año y medio.
Si bien en la zona núcleo agrícola de la provincia de Buenos Aires, el centro productivo nacional, la merma fue menor –del orden del 15% en los últimos 18 meses–, campos del sur de la provincia por los que se pagaban u$s 10.500 por hectárea hasta abril de 2012, hoy cotizan a u$s 8.000 la hectárea, una baja de casi 24 por ciento.
Según dijo a El Cronista uno de los directores de Compañía Argentina de Tierras, Carlos Mejía, el porcentaje de caída es equivalente para el resto de la Pampa Húmeda, zona agrícola por excelencia, donde las mermas en los valores van del 15% al 25 por ciento.
Tras la baja, los campos de la provincia de Buenos Aires tienen ahora un valor de referencia de hasta u$s 35.000 por hectárea; de u$s 4.000 a u$s 16.000 por hectárea en Santa Fe; de entre u$s 4.500 y u$s 8.000 por hectárea en el sur de Córdoba y de entre u$s 3.000 y u$s 5.000 en el norte de La Pampa, según los datos que publica Compañía Argentina de Tierras.
El negocio tuvo un primer impacto en octubre de 2011, cuando el gobierno nacional disparó el control de cambios y prohibió la compra de dólares para adquirir inmuebles.
En ese momento, el valor de la tierra en el país entró en una meseta que frenó el alza sostenida que tenía el precio de los campos, tendencia que contradice el movimiento ascendente de los precios de las tierras en la región. Con una inactividad sostenida en las operaciones, los valores comienzan a bajar en abril de 2012, y no detienen su caída.
Otro golpe llegó para el sector en abril de este año, cuando ya estaba instalada la noción de que es un año complicado en términos de rentabilidad del negocio agrícola. Entonces, los precios intensificaron su caída.
“El aumento del valor de los insumos para la siembra y precios de los granos pisados impactan en la rentabilidad del negocio, y cuando la renta cae, cae el precio del campo”, explicó Mejía. El movimiento que se vio previamente en los arrendamientos no tardó en trasladarse al capital.
Por el contrario, el valor de la tierra como commodity en la región se sostiene, es decir que desde las inmobiliarias no dudan en adjudicarle a las decisiones del gobierno local la responsabilidad por la caída de los precios en el plano nacional.
“En el último año, el valor de la tierra en la región subió entre 5% y 10%”, asegura Mejía.
De esta forma, una hectárea agrícola desarrollada puede valer hasta u$s 25.000 en Uruguay; u$s 12.000 en Paraguay y u$s 5.000 en Bolivia.