Parece que la tormenta amainó y las aguas empiezan a bajar lentamente. En julio se revirtió el temor a los emergentes y la confianza comenzó a retornar a los mercados. Lo mismo está pasando lentamente en Argentina. Esta semana el índice Merval de acciones tuvo su mejor semana en mucho tiempo y subió 5,91%. Los bonos tuvieron también una buena semana y se mostraron muy firmes. Esto hizo caer al riesgo país un 4% hasta los 551 puntos, todavía altísimo pero lejos de los 610 que llegó a tocar a fines de junio.
Por su parte el dólar sigue en calma –lo cual es toda una noticia- y bajó un 1% para cerrar en 27,32. En lo que va de julio la apreciación es de 5,6%.
La tasa de las lebacs, triste termómetro coyuntural de la economía, por su parte bajó 15 puntos porcentuales desde su máximo. Actualmente se ubican en torno al 45%, pero ya lejos de los 60% de tasa que pagaban para frenar la escalada del dólar.
Esta calma que hoy se vive era muy necesaria y ahora se puede empezar a pensar nuevamente hacia adelante. De toda crisis hay que rescatar las cosas buenas una vez que las malas ya ocurrieron. El tipo de cambio al menos no está atrasado y eso permitirá generar más dinamismo a la industria exportadora. Por otro lado el Gobierno tomó conciencia que el gradualismo que pretendía era imposible y ahora debe pisar el acelerador en los recortes para reducir el déficit fiscal. Cuanto más pueda recortar mejor, puesto que todavía estamos en un nivel exorbitante de presión impositiva y se hace indispensable bajar impuestos además de bajar gastos.
El mayor nivel del dólar ya está teniendo sus efectos. A nivel turístico las vacaciones de invierno fueron un éxito y se verificó una mayor entrada de turistas extranjeros y menor salida de argentinos al mundo lo que permite achicar la salida de dólares por la balanza turística. Por otro lado la balanza comercial tuvo su mejor mes desde abril de 2017 y alcanzó un saldo negativo de USD 382 millones. Esto fue gracias a una suba de las exportaciones del 1,4% y una caída de las importaciones del 7,5% y eso teniendo en cuenta que las exportaciones del complejo sojero cayeron fuertemente por la sequía.
Con este nivel de tipo de cambio, el mejor clima de negocios hacia emergentes globalmente y expectativas de buen clima para la cosecha 2019 debiera haber tranquilidad, siempre sin olvidarnos de la tormenta de la que venimos. Creemos que no hay margen para la apreciación del dólar. Por un lado los agentes económicos siguen asustados por lo que vivimos y ven esto como una oportunidad de dolarizar carteras con buenos rendimientos. Por otro lado si hubiera fuerte presión a la apreciación, cosa que no vemos, el Gobierno tiene la posibilidad de bajar fuertemente las tasas de interés para contenerla.
Como ya lo dijimos en nuestro informe del 13 de julio, creemos que la clave de nuestra economía pasa por la sanción del presupuesto. Si hay consenso y una negociación madura entre Gobierno y Gobernadores sobre los recortes a hacer, la situación es muy buena. Las tasas de inversión que vino mostrando la economía hasta la crisis fueron muy buenas y todo ese potencial está para despegar, pero se necesitan señales claras para hacerla crecer más fuerte aún y encontrar la senda del crecimiento y desarrollo que es el único camino posible.
¡Buena semana para todos!
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