El Central blanqueó ese número recién el viernes pasado. El cepo no alcanza para blindar al Central de corridas. Días más tarde tomó nuevas cambiarias medidas
La derrota en las urnas le costó cara al Gobierno en la City. Un día después de las elecciones legislativas, el Banco Central debió vender u$s 273 millones de sus reservas en el mercado cambiario mayorista ante la desaparición casi total de la oferta voluntaria de divisas por parte de privados. Fue la mayor venta de divisas del BCRA para un solo día desde el 6 de septiembre de 2011, poco antes de la imposición del Cepo cambiario.
El informe monetario que con una semana de demora publica cada viernes el Banco Central blanqueó la magnitud del esfuerzo que debió hacer la entidad conducida por Mercedes Marcó del Pont para disciplinar al mercado cambiario mayorista. Aún en plena vigencia del cepo cambiario, el Central debió proveer casi cada centavo operado en la plaza mayorista en la primera rueda posterior a las elecciones.
Las cifras explicaron también por qué el Central debió trabar las compras en los días siguientes hasta, finalmente, tomar medidas para forzar a las cerealeras a liquidar divisas (algo que concretó la semana pasada).
El BCRA vende sus reservas en el mercado mayoristas con dos fines. Antes del cepo, sus inyecciones de divisas a la plaza servían para conducir el precio y evitar así que el peso de devaluara demasiado rápido. Desde la progresiva implementación de trabas cambiarias, que comenzó en octubre de 2011, el rol de marcar un precio quedó relegado detrás del de proveer a una plaza en la que cada vez hay menos oferta y permitir así un mínimo indispensable de importaciones y pagos de servicios al exterior. De no hacerlo, el BCRA estaría afectando la actividad económica dependiente de esos flujos.
Las ventas de la semana post electoral tuvieron algo de los dos condimentos. El lunes 28 de octubre se operaron u$s 216 millones en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) y u$s 64 millones en el Mercado Electrónico de Cambios (MEC). En total, cambiaron de manos u$s 280 millones en todo el día, apenas u$s 7 millones más de los que debió poner el BCRA. Dicho de otra forma: las reservas del Central sostuvieron casi toda la rueda, fue el único vendedor de relevancia en el día.
En todo el cepo cambiario, que empezó a implementarse el 31 de octubre de 2011 (un día después de otras elecciones, las presidenciales), nunca el Central tuvo que vender tanto en un sólo día. La última vez que debió recurrir a sus reservas en dimensiones semejantes fue antes de la implementación de las trabas cambiarias, en septiembre de 2011.
En octubre de ese año, las ventas del BCRA alcanzaron los u$s 2.100 millones. Tras dos años de intervención del mercado de divisas, los resultados no son muy diferentes. En el mismo mes de este año, las ventas con las que el BCRA mantuvo aceitado el mercado mayorista superaron los u$s 2.000 millones.
Pero no sólo el día después de las elecciones el BCRA terminó con saldo vendedor.
Al día siguiente, la autoridad monetaria soltó u$s 173 millones más, en un mercado que movió apenas u$s 252 millones, y otros u$s 84 millones en la tercera rueda de la semana. Ese día, la mesa de operaciones de la entidad frenó las operaciones menores a u$s 300.000 (que hasta entonces dejaba pasar sin revisión) para detener la sangría.
Desde junio pasado, el BCRA exige a los bancos que programen con anticipación cualquier compra que deban hacer en el mercado mayorista mayor a u$s 300.000. Antes reclamaba que se programaran todas las compras superiores a medio millón, pero la pérdida de reservas producto del cepo cambiario lo obligaron a reducir ese mínimo.
La barrera de entrada se tradujo en un aumento de compras hormiga: importadores y otras firmas autorizadas a acceder al mercado cambiario empezaron a segmentar sus compras en porciones para evitar informarlas y tener que esperar la luz verde del BCRA para concretarlas. Por eso, la autoridad monetaria se enfocó en las operaciones de entre u$s 200.000 y u$s 300.000 como primera medida para frenar las compras y cortar con las fuertes ventas que debió hacer luego de las elecciones.
La semana siguiente, el BCRA celebró una reunión de directorio de urgencia (se juntaron un martes en lugar de un jueves, como se hace tradicionalmente) y cambió la normativa que pesa sobre las prefinanciaciones de exportaciones. La jugada le funcionó al BCRA en un principio. El jueves pasado, en lugar de vender, pudo comprar u$s 40 millones en la rueda. Al día siguiente debió vender sólo u$s 20 millones.