Esta vez el anuncio de una reducción del “dinero blando” no causó corridas en Wall Street. Se trata de un retiro muy gradual.
Pese a lo que se temía, Wall Street no salió en estampida cuando la Reserva Federal finalmente anunció el miércoles que reducía sus paquetes mensuales de dinero fácil para los mercados financieros. Las bolsas y mercados de bonos –a los que se suponía muy vulnerables a cualquier paso de ese tipo del banco central estadounidense– se encogieron de hombros ante la noticia.
Sin duda, el comienzo de la muy anunciada reducción del “quantitative easing” (QE) es un acontecimiento significativo. Pero no significa que la Fed se haya vuelto “halcón”. Por empezar, el programa de quantitative easing continúa, aunque a un ritmo marginalmente menor de US$75.000 millones al mes en vez de a US$85.000 millones. Según el ritmo previsto en los planes actuales, el proceso de reducción no se completaría antes de fines del año próximo.
Por otra parte, la Fed ablandó una posición ya blanda en las tasas de interés, al anunciar que se propone mantener los costos oficiales de endeudamiento a niveles sumamente bajos hasta bien después de que el índice de desempleo haya cruzado el umbral del 6,5%.
Esta es una moderación del estímulo monetario pero no un ajuste, y ésa es la razón por la cual las bolsas respondieron positivamente a una decisión que sólo una minoría de los analistas pronosticaban.
Es fácil ver por qué se tomó la decisión. Las últimas noticias sobre la economía estadounidense han sido buenas. Se están creando empleos, los consumidores están gastando en los shoppings, el crecimiento hoy es el mayor entre las economías del G7. La paz frágil del Capitolio sugiere que por ahora no hay a la vista una amenaza de “cierre del gobierno” y los aumentos de impuestos y reducciones del gasto ya no serán en el 2014 el lastre para la actividad económica que fueron este año.
Hay otras dos razones para la medida. Los funcionarios de la Fed han empezado a cuestionar si el quantitative easing –compra de bonos del Tesoro estadounidense y de títulos hipotecarios a cambio de dinero– ha sido una manera eficaz de revivir la economía. La Fed hoy se sienta sobre billones de dólares de bonos y tendría perdidas enormes en el caso de un crack del mercado de bonos.
Además, está el legado de Ben Bernanke. El presidente saliente de la Fed, un experto en los errores de la política económica de los años 30, ha seguido un enfoque ultraestimulativo, decidido a evitar una segunda Gran Depresión. Pero no quiere ser culpado, como lo fue Alan Greenspan, de crear burbujas manteniendo mucho estímulo por mucho tiempo. Hoy, él puede decir que inició el arrío de velas del quantitative easing antes de entregar las riendas a Janet Yellen.
¿La decisión de la Fed tiene ramificaciones para otros bancos centrales? No realmente, porque todas las grandes economías están en etapas diferentes del ciclo económico y tienen sus desafíos propios. El único factor común es que los bancos centrales están tanteando. Las tasas de interés cero y el QE fueron la respuesta al debilitamiento de la economía, la quiebra del sistema financiero, el alto endeudamiento de los consumidores y la amenaza de deflación. Pero habiendo creado un mundo de adictos al estímulo, los bancos centrales se enfrentan con la complicada decisión de cómo reducir la dosis. La respuesta de la Fed es simple: despacio y con calma.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/Fed-empieza-reducir-estimulos_0_1052295125.html