Analistas hablan de círculo vicioso en el que se termina con más riesgo país. Es porque ven que con un IPC esperado mayor, se necesitarán tasas más altas, que termina repercutiendo de manera negativa. Se frenan inversiones y consumo no repunta
La preocupación por la suba del riesgo país a 963 puntos básicos y el dólar, que a nivel minorista llegó a los $ 44,92, se empezó a trasladar a la macroeconomía. Es que llegar a las elecciones luce lejano cuando se miran los días que faltan y las turbulencias que pueda haber, en un contexto de fragilidad dada por la actividad (en leve recuperación) y la inflación en niveles de 50% anual.
En el Gobierno, miraron con zozobra la evolución del miércoles negro, pero volvieron a poner el lente, una vez más, en que las dudas del mercado se reducen solamente al «riesgo electoral». No descartan ninguna alternativa a la hora de cerrar las necesidades de financiamiento, que si bien este año están cubiertas, cuentan con que se dé en las licitaciones de Letes y Lecap una renovación, promedio, de 40% de acá a fin de año.
Saben que la chance de financiarse afuera con el riesgo país en esos niveles no es viable, que la posibilidad de una línea del Tesoro de EE.UU. fue rebotada (y canalizada a través del préstamo del Fondo Monetario Internacional), y que con el FMI, que ya decidió ampliar el stand-by en septiembre y adelantar gran parte de los desembolsos, implicaría sentarse a negociar una vez más.
Los analistas, a su vez, miran de cerca los mercados pero ya van vislumbrando nuevos escenarios en la macro del impacto de las turbulencias, que a su vez creen que seguirán.
Federico Furiase, de EcoGo, describió que la macroeconomía está en un círculo vicioso en la que el problema es que con un riesgo país más alto, se busca un tipo de cambio más elevado que termina forzando un mayor ajuste monetario «en un contexto donde la inercia inflacionaria se acelera frente a la caída en la demanda de dinero, aumentando la tasa real requerida para estabilizar la demanda de activos en pesos, y por otro lado, dada la alta participación de la deuda pública en dólares, aumenta el superávit fiscal primario requerido para estabilizar el ratio deuda pública a PBI, volviendo a presionar en el riesgo país».
A eso agregó que «a pesar del congelamiento de las bandas cambiarias en un piso de $ 39,75 y un techo en $ 51,44, la curva de precios de contratos de futuros ROFEX se volvió a empinar, con precios de contratos que se ubican por arriba del nuevo techo a partir de agosto». Trajo esta explicación a colación de que «evidentemente, el BCRA va perdiendo municiones para anclar las expectativas y bajar la inflación, mientras el riesgo político escala y la macro se vuelve más vulnerable en el frente monetario y fiscal».
Por su parte, Lorena Giorgio, de Econviews, sostuvo que el impacto macro más directo de un riesgo país por encima de los 900 puntos básicos es que se postergaron todas las decisiones de inversión al menos hasta después de las elecciones. «Por ende, la actividad económica va a seguir sufriendo por la creciente incertidumbre y la entrada de capitales se reactivará recién después de octubre», señaló. A esto agregó que «la confirmación de la política monetaria contractiva que está llevando adelante el Banco Central pone presión adicional sobre la recuperación económica».
Aún sin grandes programas para estimular el consumo, Giorgio dijo que serían necesarios para reactivarlo y ve como poco probable que el paquete de medidas recientemente anunciado provoque algún efecto.
De acuerdo a las previsiones de los analistas volcadas en el último REM (Relevamiento de Expectativas del Mercado) que hace el Banco Central, este año se espera una inflación de 36% con una caída en la actividad del 1,2%, previsiones que mes a mes fueron empeorando.
Ramiro Castiñeira, de Econométrica, diferenció que no se trata sólo de incertidumbre política: además, «el acuerdo con el FMI tiene una inconsistencia técnica al no resolver las Leliqs que hace que el BCRA no solo no pare de emitir (al pagar intereses) , sino que lleva las tasas a 70% para intentar que no se escape al dólar». Por esta razón, la inflación lejos de frenarse, se acelera, «además que mata el nivel de actividad con mega tasas que el BCRA solo puede pagar devaluando para no quebrar».