La actividad rural está paralizada. No se venden granos ni vacas. Alertan por subas de insumos. Se podrían exportar 5,5 millones de toneladas de soja, pero desconfían
Parálisis. Ese es el denominador común con el que comienza la semana el sector agropecuario, como varios más, tras la fuerte devaluación del peso y la incertidumbre sobre el traslado a los precios de insumos y productos que los economistas pronostican como inminente. Los mercados granario y ganadero prácticamente no tuvieron operaciones entre jueves y viernes, y se prevé que seguirá por algunas jornadas más.
Aunque algunos dirigentes rurales consideraron que en principio, el alza del dólar puede mejorar la competitividad de algunos productos de exportación, principalmente de la soja, lejos están de conformarse con la corrección nominal del tipo de cambio. Y cayó mal que el ministro de Economía, Axel Kicillof, haya acusado al campo de retener 11 millones de toneladas de granos y oleaginosas de la cosecha 2012/13, valuadas en u$s 4.000 millones.
Desde las entidades nucleadas en la mesa de enlace insisten en que la retención del grano, que fue récord en 2013, es la única defensa que tiene el productor ante la creciente inflación. Y niegan que la cantidad de grano acumulado sea la que dijo Kicillof.
Según los últimos datos oficiales, al 15 de enero último, había unas 8 millones de toneladas de soja “vieja” que todavía no ingresaron en el circuito comercial. En el mercado creen que son 7,5 millones, de las cuales 2 millones quedarían como semillas y otros usos para la próxima campaña.
Así solo quedarían 5,5 millones de toneladas de soja, que según algunos exportadores tienen ya mercado asegurado. Si se liquidaran a la brevedad, a precio Fob oficial actual, representan u$s 2850 millones ingresando al país, de los cuales casi u$s 1.000 millones ingresarían al Fisco por retenciones.
Desde el mercado, indican que ese volúmen de soja es lo único que podría venderse de manera inmediata, ya que en trigo y maíz, los precios no son competitivos ni tampoco hay autorización para embarcarlos.
Pero estiman que la liquidación de ese stocks está lejos de concretarse. Ernesto Ambrosetti, economista jefe del Instituto de Estudios Económicos de Sociedad Rural (SRA), indicó en diálogo con El Cronista que, lejos de lo que puede pensarse a primera vista, la devaluación “nominal del dólar no mejora la competitividad del agro ni de ningún sector de la economía”.
Por lo que consideró que “los productores van a esperar y ver qué sucede antes” de malvender su mercadería, dado que “ya están ahogados por los costos”.
En ese marco, el presidente de Federación Agraria (FAA), Eduardo Buzzi, reclamó “un plan integral, para frenar la inflación, la suba de insumos dolarizados y para reducir las retenciones” para los productores más chicos, que son los que no pueden retener su cosecha por falta de espalda financiera. “Pero es un tema que el Gobierno no quiere discutir”, dijo Buzzi. Una baja o eliminación de las retenciones sigue siendo uno de los reclamos sectoriales. Es que, más allá de que la ecuación cambió en parte, con el dólar $ 8 y una retención de 35% para la soja, menos flete, el productor termina recibiendo $ 4.