La conducción de la CGT más cercana al Gobierno, que lidera Antonio Caló, dio ayer muestras concretas de que no se quedará de brazos cruzados frente a la preocupación que les genera el impacto de la devaluación sobre los precios en la previa al arranque de las principales negociaciones salariales. Por esa razón, la denominada “mesa chica” de la central, que en la práctica reúne a la primera línea cegetista, resolvió declararse en sesión permanente para realizar un seguimiento diario de los efectos de las nuevas medidas económicas y a la vez articular en forma rápida una respuesta desde la entidad. A la par, la cúpula gremial aguarda con expectativa la confirmación de un encuentro con la presidenta Cristina Fernández apenas retorne de su visita oficial a Cuba.
“La mesa chica va a estar en sesión permanente para testear día a día lo que pasa con la economía y la inflación”, contó a este diario uno de los dirigentes que participó del encuentro de ayer por la tarde en la sede del gremio de Obras Sanitarias. El sindicalista criticó duramente a los sectores empresarios que anunciaron aumentos de precios tras la devaluación del último jueves, pero rechazó que los gremios de la CGT estén analizando acompañar al Gobierno en el monitoreo del cumplimiento del acuerdo de “precios cuidados”.
Durante la reunión, Caló y un grupo de dirigentes de la central obrera (el anfitrión José Luis Lingeri, el taxista Omar Viviani y el mercantil Armando Cavalieri, entre otros) analizaron con inquietud un informe del economista Eduardo Curia sobre la aceleración de la inflación en los últimos meses y la evolución preocupante de otras variables económicas y remarcaron su objetivo de defender el poder adquisitivo de los salarios en las próximas paritarias. No obstante, uno de los gremialistas advirtió que ante la actual coyuntura la dirigencia sindical también enfrenta el desafío de “hacer mucho equilibrio porque no se puede tirar todo por la ventana”, en directa alusión a los futuros reclamos salariales.
La advertencia de la conducción cegetista de mantenerse en sesión permanente para testear la marcha de la economía renovó la presión sindical sobre el Gobierno para que defina una estrategia concreta con vistas a la inminente discusión salarial, un tema que Caló espera conversar en persona con Cristina. Al respecto, ayer volvieron a multiplicarse las versiones sobre la alternativa de que la Casa Rosada habilite el pago de un aumento salarial de emergencia a cambio de una postergación de las paritarias que sirva para descomprimir la amenaza de reclamos por encima del 30%.
Esa posibilidad surgió a partir de una propuesta de la propia CGT oficial, que hasta planteó el adelantamiento de la convocatoria al Consejo del Salario como herramienta para acordar la suma extraordinaria, y desde el Ministerio de Trabajo reconocieron que era una idea bajo análisis. Esta semana también desde importantes sectores empresarios valoraron el esquema de una salida para contener expectativas tras la devaluación. Pero pese a los rumores, el Gobierno no dio aún pasos concretos en ese sentido.
Caló se fue el lunes con las manos vacías del encuentro que mantuvo con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y tampoco obtuvo señales tranquilizadoras el titular de la Uocra, Gerardo Martínez, quién visitó más tar de al funcionario. El metalúrgico volverá a ver hoy a Capitanich y al ministro de Economía, Axel Kicillof, y aguarda esta vez conseguir alguna respuesta.