Como una consecuencia casi inmediata y esperada de la señal que dio el martes el Central en la licitación de Lebac, los bancos salieron a subir la tasa de interés que pagan por las colocaciones en pesos. El primer dato concreto que ya se publicó oficialmente en este sentido está relacionado con la Badlar, es decir la tasa que pagan los bancos por depósitos mayoristas (más de un millón de pesos): los bancos subieron de niveles inferiores al 20% hace una semana al 23% anual para colocaciones a 30 días. Claro que la encuesta que efectúa el Central en realidad subestima un par de puntos ese rendimiento, de lo cual se desprende que para este tipo de colocaciones ya se están pagando tasas cercanas al 25% anual.
Algo parecido sucede con los plazos fijos para minoristas. La tasa se ubicó en el arranque de enero en niveles de entre el 19% y el 20% según el banco, pero ahora se están reacomodando en valores que oscilan del 22% al 23%. Los tesoreros de los principales bancos de la plaza reconocen que este ajuste está más vinculado a la señal que dio el Central para que el sistema siga captando pesos que a otro factor. "Los plazos fijos se están renovando normalmente y no hubo hasta ahora señal de alarma alguna. Pero en esta circunstancia es lógico que todos acompañemos y no dejemos sólo al BCRA".
El titular del Central, Juan Carlos Fábrega, decidió elevar en 6 puntos porcentuales la tasa para captar dinero a corto plazo (70 y 90 días) en la última licitación de Lebac y la suba ya acumula diez puntos desde que arrancó el año. Así, se busca que invertir en moneda local resulta más lucrativo que comprar dólares. Sin embargo, muchos consideran que el proceso aún está a mitad de camino y que los rendimientos podrían tener aumentos adicionales. No es casual que la mayor parte de los pesos ofertados se hayan concentrado en los plazos más cortos, quizás a la espera de subas adicionales de las tasas.
Como los bancos reciben una remuneración mayor por colocarle recursos al BCRA, también tienen mayor margen para pagarle más a los depositantes. Claro que hay otra lectura: como la economía se está frenando, es probable que aumente la tasa de morosidad tanto del público como de las empresas. Por lo tanto, conviene ser cauto y colocar la liquidez en el Central antes que salir a prestarla.
Uno de los objetivos que se planteó el BCRA en los lineamientos monetarios que dio a conocer para 2014 es que los plazos fijos muestren un incremento del 40%. Una tarea nada sencilla en un contexto de elevada inflación y suba del dólar. Por eso, la suba de tasas en pesos se vuelve imprescindible, aunque aún se mantienen en terreno negativo en términos reales, es decir por debajo de la suba de precios.
De todas formas, todos se manejan con cautela para ajustar las tasas. Sucede que los incrementos para remunerar a los ahorristas se trasladan casi inmediatamente también a los deudores. En algunos casos, porque se trata de préstamos que ajustan según la evolución de Badlar. Y en otros, porque se produce el traspaso natural del costo de captación al costo de colocación. Este traspaso comenzó a notarse en las líneas de cortísimo plazo que tienen los bancos, como sucede con los adelantos en cuenta corriente. Según la propia información divulgada por el BCRA, la tasa para una operación a siete días en el caso de una empresa de primerísima línea pasó del 22,5% en el promedio de enero, al 24,6% el último martes. Se trata, en definitiva, de un delicado equilibrio, en el que se precisa darle incentivo al ahorro en moneda local, pero al mismo tiempo sin cargar las tintas exageradamente en el financiamiento a las empresas para no enfriar todavía más la actividad económica.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=726589