Forzados por una normativa que dispuso ayer sorpresivamente el Central, los bancos deberán liquidar en las próximas semanas unos u$s 1.700 millones en divisas y activos en dólares que mantenían en cartera; y que darán oxígeno al Gobierno para "pasar un verano" que en materia cambiaria se había convertido en el más complicado de los últimos años.
El BCRA desempolvó una normativa que había dejado de tener vigencia en 2005, y que establece, a grandes trazos, que los bancos sólo pueden tener un máximo del 30% de su patrimonio en activos en moneda extranjera (divisas, futuros, bonos, obligaciones negociables, etc.) y un 10% de posiciones netas abiertas de futuros de dólares (la suma de contratos comprados menos los vendidos).
Según los primeros cálculos que hacían en algunos bancos del sistema, la medida los obligará a vender entre u$s 700 y u$s 800 millones en efectivo (de los cuales ya liquidaron ayer u$s 376 millones) que terminará adquiriendo el Central;otros u$s 1.000 millones de bonos en moneda extranjera y algo menos de u$s 2.000 millones que tienen en contratos de dólar a futuro.
La estrategia oficial buscará solucionar el problema cambiario hasta abril (cuando llegan los agrodólares): no sólo porque ampliará la oferta de dólares sino, también, porque acotará la demanda de las entidades financieras y reducirá (como ya se vio ayer) las expectativas de devaluación.
En rigor, los dólares que saldrán a vender los bancos ya forman parte hoy de las "reservas brutas" que contabiliza el Central. Y no repercutirán, por esa razón, en un aumento del stock que diariamente publica la entidad. Pero servirán para nutrir, al menos, el nivel de "reservas netas", un indicador que suele mirar con más atención el mercado y que constituye la cantidad de divisas propias que tiene el organismo para respaldar los pesos en circulación.
Las acciones más contundentes y efectivas que realizará con esto Juan Carlos Fábrega, y que se harán tangibles en el sistema, son tres: limitará una parte de la demanda de billetes que diariamente hace el sector privado en el mercado cambiario (la de las entidades financieras para protegerse de la devaluación); hará caer las expectativas de devaluación que están implícitas en los contratos de dólar a futuro (ayer ya cayeron hasta 40 centavos de peso en todos los plazos) y desinflará el precio que pagan los inversores para fugar divisas a través de la Bolsa (una referencia del "blue") al obligar a los bancos a ampliar la oferta de títulos en dólares.
Si bien las grandes necesidades continuarán (importación de energía, pago de deuda, compra de ahorristas para atesoramiento, consumo de turistas, entre otras), los banqueros confían en que estos tres factores terminarán por asegurar al Gobierno una transición ordenada hasta que llegue la liquidación de los dólares de la cosecha.
El BCRA desempolvó una normativa que había dejado de tener vigencia en 2005, y que establece, a grandes trazos, que los bancos sólo pueden tener un máximo del 30% de su patrimonio en activos en moneda extranjera (divisas, futuros, bonos, obligaciones negociables, etc.) y un 10% de posiciones netas abiertas de futuros de dólares (la suma de contratos comprados menos los vendidos).
Según los primeros cálculos que hacían en algunos bancos del sistema, la medida los obligará a vender entre u$s 700 y u$s 800 millones en efectivo (de los cuales ya liquidaron ayer u$s 376 millones) que terminará adquiriendo el Central;otros u$s 1.000 millones de bonos en moneda extranjera y algo menos de u$s 2.000 millones que tienen en contratos de dólar a futuro.
La estrategia oficial buscará solucionar el problema cambiario hasta abril (cuando llegan los agrodólares): no sólo porque ampliará la oferta de dólares sino, también, porque acotará la demanda de las entidades financieras y reducirá (como ya se vio ayer) las expectativas de devaluación.
En rigor, los dólares que saldrán a vender los bancos ya forman parte hoy de las "reservas brutas" que contabiliza el Central. Y no repercutirán, por esa razón, en un aumento del stock que diariamente publica la entidad. Pero servirán para nutrir, al menos, el nivel de "reservas netas", un indicador que suele mirar con más atención el mercado y que constituye la cantidad de divisas propias que tiene el organismo para respaldar los pesos en circulación.
Las acciones más contundentes y efectivas que realizará con esto Juan Carlos Fábrega, y que se harán tangibles en el sistema, son tres: limitará una parte de la demanda de billetes que diariamente hace el sector privado en el mercado cambiario (la de las entidades financieras para protegerse de la devaluación); hará caer las expectativas de devaluación que están implícitas en los contratos de dólar a futuro (ayer ya cayeron hasta 40 centavos de peso en todos los plazos) y desinflará el precio que pagan los inversores para fugar divisas a través de la Bolsa (una referencia del "blue") al obligar a los bancos a ampliar la oferta de títulos en dólares.
Si bien las grandes necesidades continuarán (importación de energía, pago de deuda, compra de ahorristas para atesoramiento, consumo de turistas, entre otras), los banqueros confían en que estos tres factores terminarán por asegurar al Gobierno una transición ordenada hasta que llegue la liquidación de los dólares de la cosecha.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=727559