En el mercado cambiario ven las debilidades del nuevo esquema y esperan pacientes. No van a dejar de comprar dólares porque es la única cobertura que les queda
No fue un día de calma ni de buenos augurios. Standard & Poor’s, la calificadora de riesgo declaró «default selectivo» para el país por las medidas tomada ayer por el Gobierno. Eso no significa que el país esté en un default generalizado, pero es un paso previo.
Además, las empresas quedaron complicadas con sus reservas de dinero por el reperfilamiento. Si bien el dólar estuvo equilibrado, fue por lo escaso de los negocios. De todas maneras, mostró una volatilidad exagerada en el mercado mayorista donde las operaciones fueron 60% de lo que se movió el día anterior.
Ausentes los bancos de la plaza cambiaria, el monto operado fue de USD 493 millones, de los cuales 223 millones provinieron de las cuatro licitaciones de divisas del Banco Central para calmar al dólar.
El billete abrió con un alza de $2 pero terminó en medio de una fuerte puja entre el Banco Central y compradores, en $57,92 (-18 centavos). Veinte minutos antes del cierre, la divisa cotizaba a $58,60. En bancos y casas de cambio, la demanda de los ahorristas fue más intensa y el dólar se vendió a $60,30, lo que representa una leve suba de 13 centavos. En la plaza marginal el blue llegó a $61.
El movimiento del mercado se pareció a un round de estudio. Los grandes tomadores saben que el Banco Central no va a resistir mucho tiempo si tiene que vender cifras superiores a USD 300 millones por día.
Por eso, el Gobierno no licitó los USD 60 millones diarios del Tesoro, porque busca armar un fondo para reforzar las reservas. De hecho, el Tesoro no participara más en estas ventas diarias. El Ministerio de Hacienda, en un comunicado señaló que acordó que todas las operaciones del mercado cambiario queden en manos del Banco Central.
«El Banco Central cerró una de las tres canillas», dijo Federico Sidi de Compass Group. «El drenaje que le significaban las Letras de corto plazo lo frenó, pero le quedaron abiertas la de plazos fijos en pesos y en dólares», dijo.
Y en este sentido, el mercado le dio la razón porque la caída de las reservas fue de USD 809 millones porque creció el retiro de depósitos en dólares de los bancos, mientras circulaba el rumor –no confirmado– de que si no se solucionaba el problema del drenaje de divisas podría haber otras medidas más restrictivas para sostener las reservas que ahora están en USD 56.041 millones.
Sin embargo, en el Central aseguran que van a llegar los USD 5.400 millones del FMI y que esa promesa vino del organismo cuando aceptó el reperfilamiento de parte de la deuda.
El mercado se mostró más aliviado después del mediodía porque el Banco Central permitió que los ahorristas individuales dispusieran de los depósitos que hicieron en Fondos Comunes de Inversión. Los bancos habían cerrado esa ventanilla porque no tenían instrucciones de como operar.
El mal recibimiento de las medidas vino del lado de los bonos de la deuda, donde el Bonar 2020 perdió 13,45% y el Bonar 2024, el título de referencia, bajó 6,57%. Esto hizo que el riesgo país subiera casi 10% a 2.276 puntos básicos.
Donde lo acompañó la suerte al Banco Central fue en las Letras de Liquidez (Leliq) ya que no tuvo que hacer frente a vencimientos. Por eso todo lo que captó, $161.174 millones, fueron absorbidos en su integridad. Pero para captar ese monto llegó a pagar una tasa máxima de 80% anual. La tasa promedio fue de 78,26% que es 3,02 puntos más elevada que la del día anterior. En una economía tan distorsionada, estos vaivenes no asombran.
Por eso todos buscan refugio en el dólar. Por caso, se deshicieron de las acciones. En la Bolsa, con operaciones por casi $900 millones, el S&P Merval, el indicador de las acciones líderes, perdió nada menos que 5,79%. Los bancos y las compañías de energía fueron los más castigados. Supervielle bajó 10,45% y Transportadora Gas del Norte, 14,04%. Este papel en lo que va del mes, perdió 62% de su valor. Las ventas de acciones fueron masivas.
Los ADR’s -certificados de tenencias de acciones argentinas que cotizan en Wall Street- tuvieron una absoluta mayoría de bajas. Apenas cuatro certificados cerraron en terreno positivo. Lo mejor fue Ternium con 2,75%, pero este papel es lo más parecido a una acción de Estados Unidos porque la empresa está radicada en Texas. Las bajas más importantes fueron las de Pampa Energía (-7,05%) y las de Banco Supervielle (-7,24%).
El problema que enfrenta el reperfilamiento es que puede transformarse en default porque hay inversores institucionales que ven bloqueados su capacidad de desenvolvimiento con la extensión de plazos de los bonos que tenían en su poder. El viernes tienen que hacer frente a salarios y otras obligaciones de fin de mes y buena parte del dinero lo tienen en estos bonos que utilizaron como herramienta para defenderse de la inflación.
Lo mismo les sucede a las compañías de seguros que no saben que harán cuando tengan que hacer frente a siniestros de cierta magnitud.
Lo cierto es que la Cámara Argentina de Fondos Comunes de Inversión (CAFCI) convocó a sus abogados para presentar una propuesta a la Comisión Nacional de Valores con la que mantienen diferencias. Si no llegan a un acuerdo, avanzarán judicialmente contra el Ministerio de Hacienda y en ese instante, el reperfilamiento pasará a ser un default porque se rompe una de las condiciones básicas, que el acuerdo sea aceptado por la totalidad de los acreedores. A su favor, juega la calificación de Standard & Poor’s. Las empresas pueden alegar que al estar calificados estos bonos como default selectivo, los exime de tenerlos en su cartera.
La desconfianza se está generalizando. Las empresas que tienen inmovilizados sus bonos, no pueden tomar créditos de los bancos ni descontar documentos por razones obvias, la tasa que les piden supera 100% anual.
La postergación de pagos de la deuda nació con problemas serios que deben resolverse con urgencia para que no haya quiebras o cesaciones de pagos.
El problema es que cada paso que da el Gobierno lo complica y lo lleva a tomar medidas extremas que desbaratan su sueño de alentar el consumo con deducciones de impuestos y bonos adicionales a los sueldos. La inflación, en tanto, avanza, y va devorando todas las mejoras en su camino.
En el mercado cambiario ven las debilidades del nuevo esquema y esperan pacientes. No van a dejar de comprar dólares porque es la única cobertura que les queda. Las últimas medidas fueron una señal que, lejos de traer calma, tornó inflamable al sistema.