Mientras el dólar sigue estable y baja el riesgo país, muchos hacen cuentas y se ilusionan con hacer grandes diferencias
Los compradores de acciones y bonos a precios de liquidación y los holdouts están arrasando con bonos y acciones. El mercado estaba pleno de rumores. El más fuerte es una reunión de técnicos de Alberto Fernández con banqueros locales donde se habría hablado de posibles escenarios de restructuración de la deuda.
Los analistas calcularon que la quita sería de alrededor de 40% y viendo que los bonos más importantes del mundo pagan tasas cercanas a 0%, calculan que un bono argentino que se emita a 60% de su valor tendría rendimientos cercanos a 10%. Por eso, colocándose ahora en bonos, que tienen una paridad de entre 40 y 45%, piensan hacer importantes diferencias.
Con las acciones, la visión es distinta. Los papeles de las empresas tienen precios de remate y se sabe que en algún momento recuperarán parte de ese valor perdido. Por eso, los oportunistas buscaron los precios más atrasados, sin fijarse si en el corto o mediano plazo van a tener rentas en sus balances.
Lo cierto es que la mayor demanda de bonos de la deuda argentina hizo subir al Bonar 2024, el título de referencia de la deuda, 9,24% y ahora tiene una tasa de retorno de 68%. El Bonar 2020, el otro bono clave porque es el primer gran vencimiento que deberá afrontar el próximo Gobierno, subió 10,86% y ahora rinde 155%. Este papel nació con un cupón de 8% y el Bonar 2024, con un cupón de 7,75%.
El riesgo país, al cierre de la rueda y después de la suba de los bonos de la deuda local, bajó a 2.174 puntos. En lo que va de la semana retornó de un pico de 2.500 puntos, pero la magnitud del riesgo actual lo sigue manteniendo en la categoría de un país cercano al incumplimiento.
La salida de dólares de los bancos está mermando aún cuando muchos muden sus dólares a cajas de seguridad que han duplicado su valor de renta porque casi todas están colocadas. ¿Volverán las épocas de alquiler de cajas de seguridad en Chile y Uruguay que conservan el stock que ampliaron en los años de Cristina Fernández de Kirchner cuando los depósitos en dólares bajaron a menos de la mitad?
Más allá de todo, la buena noticia para el Banco Central es que no tuvo que intervenir en un mercado mayorista reducido que operó USD 426 millones con una leve suba del dólar de 2 centavos a $56,04.
En bancos y casas de cambio, la divisa aumentó 14 centavos a $58,20. Acá la demanda de pequeños y medianos ahorristas que tienen un cupo de compra de USD 10 mil dólares mensuales, sigue activa porque pueden revenderlos en la plaza marginal donde el dólar libre se paga hasta $60. Esta operación de vender los dólares oficiales en la plaza marginal, se conoce como «puré».
Las reservas del Banco Central, a pesar de la leve suba del oro y del euro, perdieron USD 371 millones y quedaron en 51.373 millones. La leve caída fue festejada como un triunfo por el Central porque en la baja se incluyen pagos a organismos internacionales y a Brasil.
La Bolsa tuvo su segundo día de euforia y demostró que lo que sucedió el día anterior no fue el «rebote del gato muerto». Con negocios por casi $1.000 millones, el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, subió 9,19%.
La gran ganadora fue Pampa Energía que no había participado de la reacción del miércoles y anotó un alza de 21,20%. Edenor, la empresa controlada por Pampa, subió 12,46%. Transportadora de Gas del Norte, uno de los papeles de peor comportamiento, rebotó 12,09% e YPF, la petrolera que había tocado pisos en su cotización, resucitó con 11,85%. Entre los bancos fueron notables los avances de Banco Supervielle de 13,17% y de Macro con 9,65%.
En Wall Street los ADR’s argentinos –certificados de tenencia de acciones– tuvieron una rueda excelente donde hubo sólo dos bajas que fueron mínimas. Pampa Energía con 18,6% lideró las alzas, seguido por Supervielle con 14,31%. Irsa Propiedades comerciales, en el sector inmobiliario, fue lo más destacado al avanzar 12,14%, seguido por IRSA con 10,64%.
La Argentina es un país difícil de descifrar porque las crisis más oscuras desatan euforia en mercados absolutamente empobrecidos. Pero este es un fenómeno que entienden los que están acostumbrados a hacer sus ganancias más grandes en los peores momentos del país. Para los cazadores de oportunidades estas crisis, de las que huyen los más conservadores, son oportunidades de hacer grandes diferencias.