El debate que se instaló en Chile en diciembre pasado, sobre la posibilidad de que una variación de precios del 0,6% mensual estuviera mostrando señales de un "brote inflacionario" o un recalentamiento de la economía, podría dar alguna idea de la magnitud del problema local: la Argentina ya tiene, según el propio Gobierno, una inflación que es tres veces mayor al promedio de la región o más de cuatro, si se excluye de esa medición a Venezuela. El dato sincerado ayer por el Ministerio de Economía permite hacer la comparación entre "datos oficiales" por primera vez en seis años. Con factores globales comunes, pero decisiones monetarias que toman diversas formas en cada país, la inflación se ubicó en un promedio del 1,07% durante enero (o 0,8%, excluyendo a Venezuela).
Las dos economías más populistas de Sudamérica mostraron, en este período, niveles similares tanto si se considera la cifra mensual, como si se la anualiza: en Venezuela fue en enero del 3,3% y el 47% anualizada y en la Argentina, del 3,7% y un 54,6%, respectivamente. La reversión del flujo de capitales que recibía el mundo emergente debilitó las monedas y alimentó las presiones inflacionarias en los países de la periferia. Y los obliga ahora a hacer frente a la escalada de precios con una menor generosidad en el reparto de la liquidez de sus bancos centrales: todos ellos aplicaron en los últimos meses una política de ajuste monetario a través de la suba de tasas de interés.
El antídoto parece reconocer causas de origen monetario en la inflación, antes que una responsabilidad del sector privado como la que ayer denunció el ministro de Economía, Axel Kicillof. Los países menos afectados por la suba de precios de enero fueron Chile (0,2%), Bolivia (0,26%), Perú (0,3%), Colombia (0,49%) y Brasil (0,55%). Los más apremiados, en cambio: la Argentina, Venezuela y Uruguay (2,44%).
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=728677