Los bancos tradicionales son los más caros, aprovechan la clientela cautiva. Pero las entidades digitales y fintech salieron a romper el mercado
Como nunca antes había sucedido, las puntas que separan la compra y venta de dólares presentan una enorme diferencia según de qué entidad se trate. La mayor competencia entre distintos jugadores que están autorizados a participar del mercado bancario provocó un fenómeno singular y hoy el denominado «spread» puede ir desde una diferencia mínima de 35 centavos hasta un máximo de 5 pesos.
El universo de quienes hoy participan en el mercado de cambios para el público puede dividirse en cinco grandes jugadores: los bancos «tradicionales», casas de cambio, sociedades de Bolsa los bancos 100% digitales, y las fintech que encontraron en la compra y venta de dólares un imán para atraer clientes. La apertura de canales digitales vuelve mucho más transparente la competencia y también permite comparar entre las distintas ofertas del mercado.
Incluso el propio Banco Central informa una lista de entidades que publican de manera permanente la cotización, tanto para las compras en ventanilla (o el «mostrador») y las que se realizan a través de canales electrónicos.
En especial luego de la última devaluación del 12 de agosto se notó una fuerte diferencia entre las puntas compradoras y vendedoras. Con precios tomados al mediodía de ayer, el «spread» de los principales bancos llegaba a $5. El precio de compra en uno de los bancos líderes del sistema era de $54,50, pero el de venta volaba hasta $59,50. Esta diferencia de 5 pesos por cada dólar adquirido representa una brecha de nada menos que 9,1 por ciento.
En el caso del Banco Nación, la diferencia es menor pero continúa siendo significativa: $58,45 para la venta y $55,05 para la compra a clientes. Es una diferencia de $3,4 ó 6,1%. Se trata de un claro indicador de que el mercado está lejos de haberse consolidado en torno de un precio que refleje baja volatilidad.
Los bancos tradicionales aprovechan sus clientes cautivos para ganar importantes comisiones con la compra y la venta de dólares, gracias a este gran «spread». De esta forma, buscan compensar al menos parcialmente la caída del stock de préstamos, que provocó una significativa disminución de ingresos. Pero esto es en parte reemplazado por estas grandes comisiones del negocio cambiario.
Los bancos aprovechan sobre todo a quienes cobran cuenta sueldo, que apenas ven acreditados sus haberes realizan la operación de compra de dólares a través de canales electrónicos. Y la mayoría de los clientes no busca otras opciones para efectuar la transacción.
Sin embargo, otros jugadores del sistema encontraron una «ventana» para atraer nuevos clientes. Bancos digitales y fintech salieron a jugar muy agresivos en este segmento. Mientras que los bancos estaban cobrando hasta $59,50 a quienes querían comprar dólares, estas entidades ofrecían cotizaciones incluso inferiores a los 57 pesos.
Una fintech que se acaba de lanzar, pero que tiene entre sus accionistas a un gran banco local, debutó ayer dispuesta a «romper» el mercado, ofreciendo un spread de apenas 35 centavos: $56,90 para la venta y $56,55 para la compra. Claramente, la operación no les deja casi rentabilidad, pero sí invitaría a muchos ahorristas a bajarse la app y empezar a operar a través de su plataforma.
Ésta fue la estrategia que utilizaron bancos digitales para empezar a ganar mercado, aprovechando el furor por la compra de divisas en medio de un clima de incertidumbre.
También hay algunas sociedades de Bolsa con fuerte presencia en Internet que salieron con una estrategia similar y ofrecen un «spread» de uno o como máximo dos pesos. Nuevamente, en este caso se trata de ganar menor con las operaciones cambiarias, pero luego ofrecer la plataforma para que los clientes compren bonos o cualquier otro activo financiero.
Una de las complicaciones que tienen las plataformas on line no bancarias es que deben recibir la transferencia de fondos de sus clientes para luego realizar la operación cambiaria. Si se hace a través del sistema financiero habrá que pagar un 1,2% del impuesto al cheque. También es posible canalizar el depósito en efectivo, a través de locales de cobranza extrabancaria.