Los bonos argentinos sufrieron una nueva ola de ventas, reflejando que la desconfianza de los inversores se encuentra en niveles máximos. Crecen las dudas respecto al proceso de renegociación de deuda que deberá encarar Alberto Fernández
Los bonos argentinos continúan profundizando sus caídas y no encuentran piso. Ayer hubo caídas promedio de 4% de los bonos dolarizados, pero que llegaron en algunas series hasta el 7 por ciento. La consecuencia fue una nueva escalada del riesgo país hasta niveles máximos, superando los 2.500 puntos básicos. La ola de ventas arrancó temprano y acompañó además las fuertes pérdidas que sufrieron las acciones argentinas, con caídas de más de 4% en el caso de los bancos que cotizan en Nueva York.
Si bien en las últimas semanas se publicaron varios informes de bancos de inversión indicando que las deprimidas cotizaciones y altos rendimientos generan buenas oportunidades de compra de títulos argentinos, nada de esto parece entusiasmar a los inversores. Así quedó demostrado nuevamente ayer, en otro día de fuertes derrumbes.
Detrás de esta fuerte debilidad pueden distinguirse cinco motivos principales, luego de una jornada cargada de noticias negativas tanto en el plano interno como en el contexto internacional:
1 – Alberto Fernández arremetió contra Donald Trump por Bolivia. Las posturas completamente opuestas que habían expresado ambos presidentes el lunes presagiaban un desencuentro de relevancia. Y se cumplieron esos malos augurios. Sorpresivamente, el presidente electo de la Argentina salió a atacar con dureza: “Estados Unidos volvió a las peores épocas de los años ’70”. Fue la primera declaración contundente de Alberto Fernández contra Trump, luego del llamado telefónico de hace diez días, que él mismo había caracterizado como “amistoso”. Estas expresiones presagian una relación mucho más tirante entre ambos países, teniendo en cuenta que ni siquiera asumió la presidencia. Para los mercados, que la Argentina se aleje de Estados Unidos complicará la futura renegociación con el FMI y por ende también arrastrará problemas para el canje de deuda que la Argentina deberá encarar con los bonistas privados.
2 – Se aleja la expectativa de un canje “amigable” para la deuda. Fernández y sus referentes económicos ya no volvieron a repetir la idea de ir a una renegociación de deuda al estilo de la efectuada por Uruguay en 2003. Aquella transacción consistió en un alargamiento de plazos de los bonos reestructurados, pero sin quita de capital ni de intereses. Esto se considera totalmente inviable para la Argentina, que precisa un importante alivio en los pagos por lo menos en los próximos tres años. La caída en los precios de los bonos y los nuevos aumentos de los rendimientos implica que los inversores esperan una quita mucho más dura. Probablemente ya no muy diferente a la que Néstor Kirchner llevó adelante en 2005. Los principales referentes económicos del futuro gobierno, sin embargo, consideran que no será necesario avanzar tan agresivamente y que ello dejaría a la Argentina sin acceso a nuevo financiamiento de los mercados en los próximos años.
3 – Hay nulas novedades sobre la “transición económica” ni se conoce un plan. Desde que ganó las elecciones, no hubo un solo encuentro entre las “espadas” económicas de Alberto Fernández y el actual equipo económico. Uno de los temas más urgentes en el que los mercados esperaban que se pudiera avanzar conjuntamente es el relacionado con la renegociación de la deuda, ya que se pierden días valiosos mientras se suman vencimientos en las próximas semanas. De la misma manera, tampoco hay señales concretas respecto al plan que se llevaría adelante a partir del 10 de diciembre ni pistas sobre lo que se piensa hacer con el déficit fiscal, la emisión monetaria o la política antiinflacionaria. Esto también aumenta la ansiedad de los inversores y se refleja en un aumento del riesgo país.
4 – La convulsión de los países vecinos también empeora el clima inversor. El continente está revuelto y hay un castigo para los activos de la región. El peso chileno, una de las monedas más sólidas de la región, tocó ayer su mínimo histórico. También sufrieron los bonos bolivianos, que venían con rendimientos superiores al 4,5% pero ahora ya pasaron a rendir arriba del 5,5%. Algo parecido había sucedido con los bonos de Ecuador cuando se produjo el levantamiento popular, luego sofocado. Todos estos elementos llevan a que muchos inversores prefieran evitar activos latinoamericanos.
5 – Ausencia de crecimiento y déficit fiscal. Una de las principales razones que podrían generar un impulso de la deuda y más aceptación de un canje es la perspectiva de crecimiento futuro, tal como sucedió en la Argentina cuando renegoció en 2005. Sin embargo, los pronósticos marcan que 2020 será otro año recesivo y que la recuperación en 2021 sería muy tenue. Alberto Fernández ya dijo en varias oportunidades que quiere pagar la deuda, pero primero habrá que esperar que el país crezca y aumente sus exportaciones. Por lo tanto, sugiere que el período de espera para los bonistas será prolongado. Al no haber tampoco un compromiso claro para equilibrar las cuentas públicas, es casi imposible que la economía pueda generar los recursos que precisa para pagar la deuda.