La estrategia del BCRA para enfrentar la suba del dólar fue exitosa. Pero ya se ven sus efectos. Habría divisas adicionales para pagar la deuda.
El titular del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, es un pragmático. Y en estos momentos de sequía de dólares, cumple a rajatabla el manual del ortodoxo monetario: sube la tasa y absorbe circulante para competir con el dólar. Pero esta política ya muestra su peor cara: se ralentizan el consumo y la producción y se traba la cadena de pagos.
En las últimas semanas, el BCRA, como una gigantesca alcancía, se dedicó a colocar Lebac y Nobac entre los bancos a tasas que rondan el 29%. En lo que va del año, ya absorbió $45.000 millones. Es mucho como para que sus efectos pasen desapercibidos.
Y una de las consecuencias que ya se notan es el frenazo al crédito. Esto explicaría la fuerte oferta de fondos que los bancos siguen realizando en las licitaciones semanales del BCRA. “Nadie sabe hasta dónde subirán las tasas, aunque me parece que ya llegaron a un nivel complicado. Las pymes no pagan menos del 45/50% y a las grandes les cobran un piso del 35%. Y siempre por plazos muy cortos”, expresó un oficial de negocios de un banco de primera línea.
Con este nivel de tasas, lo que sucede es que los empresarios ya no piden préstamos. El grueso de las empresas se “financian” pedaleando el pago a los proveedores y aquellas que tienen un flujo de fondos más dinámico directamente aplican ese capital a operaciones de muy corto plazo.
Para más adelante, los especialistas ponen el acento en los peligros que implica ser el mayor deudor del país (quitando fondos al sector privado) y el peligro de recrear el déficit cuasi fiscal. Para no hablar de lo que sucederá cuando la autoridad monetaria devuelva ese dinero al mercado.
Pero el objetivo fue logrado. El dólar blue gira en torno de los $10,80/$11 y el oficial está estable por debajo de los $8. Los exportadores están ofreciendo dólares todos los días (siempre por debajo de los 100 millones) y en el primer semestre sólo quedan para pagar unos US$600 millones (Bono Par, Boden 2015 y Bonar 2017). Si YPF logra colocar los US$1.000 proyectados, el dinero para cancelar las obligaciones ya estaría disponible.
Con ese flanco a cubierto, sólo resta esperar el índice de inflación que será conocido mañana. Las versiones no son tranquilizadoras.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/BCRA-alcancia-infinita_0_1102690092.html