Para el mercado, el primer mes del Gobierno fue una fiesta: subió la Bolsa, el riesgo-país bajó más de 300 puntos y se recuperaron los títulos públicos.
Para los mercados, el primer mes de gobierno de Alberto Fernández fue una fiesta. Subió la Bolsa, bajó más de 300 puntos el riesgo-país y se recuperaron con fuerza los títulos públicos en general. Pero la verdadera estrella de las pantallas fueron los bonos en pesos, con alzas de hasta 145% en las últimas cuatro semanas.
¿Cuáles fueron los motores de este salto impresionante? En primer lugar, la nueva administración del Ejecutivo comenzó pagando el vencimiento de unos 16.000 millones de Letras Capitalizables y u$s170 millones de Letes.
La escasez de dólares impidió que se siguiera haciendo frente a los compromisos de las Letras del Tesoro en moneda extranjera, que volvieron a ser reperfiladas para agosto próximo. Pero no así las obligaciones en pesos. El 21 de diciembre, el Gobierno pagó puntualmente el vencimiento del BOTAPO (TJ20) por unos $20.800 millones. Se despejó entonces la incógnita respecto de la voluntad de pago de los compromisos en moneda local.
En segundo lugar, y para reforzar el punto anterior, el Ministerio de Economía volvió a licitar deuda en pesos. Era un test clave, ya que los ojos del mercado estaban puestos en el grado de adhesión que lograría la subasta. El 23 de diciembre Finanzas logró captar $18.846 millones y el otra subasta del 27, consiguió cubrir buena parte de los siguientes vencimientos, ambos el día 30: Lecap por $18.500 millones y Lecer por $5.500 millones.
Para la mayoría de los observadores quedaba claro que era bajísimo el riesgo de default de la deuda en pesos. La sensación se afianzó con la primera licitación de enero, en la que las ofertas casi triplicaron al monto finalmente adjudicado por el Tesoro.
El tercer factor que incidió en la fuerte suba de los títulos públicos en pesos fue la decisión del Gobierno de exceptuar del impuesto a la renta financiera a partir de 2020 a los plazos fijos en moneda nacional y a los bonos en pesos. Además de estar exentos de Bienes Personales, ahora además quedaban liberados de Ganancias.
No debe extrañar que la combinación de estos factores, sumada a la realidad del control de cambios que limita el canal de navegación para los pesos, haya desembocado en una inusual demanda de bonos en moneda local. Papeles que habían caído a precios de default en los primeros días de diciembre y que ofrecían tasas de retorno siderales.
La vedette del primer mes de Alberto Fernández fue el Bonar 2020 en pesos que ajusta por CER (A2M2). La cotización bursátil pasó de $82 a $200,95. Un alza de 145,1%. Es un papel que vence en menos de dos meses y aún hoy ofrece un rendimiento de 176%.
Le sigue el Boncer 2020 (TC20), que también sigue a la inflación a través del coeficiente CER. En un mes de operaciones pasó de $105,75 a $229,75. Una mejora de 117,3%. Muestra una TIR de 117%, inferior a la del A2M2, pero con la ventaja de que la paridad está 10 puntos por debajo.
En todos los casos se vienen registrando altos volúmenes de negocios. El TC20 movió el viernes $600 millones en valor efectivo, casi el doble de los $308 millones que se operaron en el A2M2.
En el tercer puesto de este particular ranking de inversiones queda en Bono Dual (AF20). Por las letras de su ticket, y bajo la euforia de un alza de 113,6% en el último mes, en el mercado fue motejado como “El Alberto”. Este papel es el que más volumen concentró, con $735 millones operados el viernes. Amortiza dentro de un mes, el 13 de febrero y muestra una TIR de 244%. La paridad es de 57,6% y el valor técnico está en 105,6.
La gran pregunta que se hacen en el mercado es, después de estas subas espectaculares, qué tanto margen queda para que siga la escalada. Mientras las paridades sigan relativamente bajas y los rendimientos se muevan en los niveles actuales, podría decirse que hay espacio para la mejora, aunque probablemente no al ritmo de las últimas semanas. De hecho, en lo que va de enero las subas rondaron el 25%.
Lo que mayormente está mirando hoy el mercado son las paridades relativas. Son bajas las dudas respecto de la voluntad y capacidad de pago. Lo que los traders buscan son los papeles más atractivos en lo que hace a paridad, y pasar ahí parte de la posición, saliendo de aquellos bonos que ya hayan dado más en comparación. Otra variante en la mira son las Letras, como las Lecap reperfiladas, que comprimieron mucho en rendimiento desde que se comenzó a despejar el horizonte de la deuda en pesos.
Y hay algo que se debe tener presente. Con cepo hard y control de cambios, crece la perspectiva de un dólar relativamente estable. Inclusive en los dólares alternativos, como el MEP, que surge del arbitraje de Bonar 24 (AY24), cuya cotización podría ser influenciada a través de la intervención oficiosa en el mercado de títulos públicos.
Frente a ese escenario, la tasa de inflación en torno a 4% mensual o la tasa de política monetaria en 52% anual, se transforman en rendimientos equivalentes en moneda dura. En un mes, más del doble de lo que rinde en un año el bono del Tesoro de EE.UU. Algo que no consiguió opacar ni la reciente escalada en la tensión entre Washington y Teherán.