El ratio deuda sobre PBI se disparó luego de la suba del dólar en enero y la prevista emisión de u$s 6.000 millones para pagar a Repsol por la expropiación de YPF. Las estimaciones privadas varían según los elementos que contabilizan y llegan hasta más del 60% del producto. Analistas señalan que el tipo de cambio de 2013 escondía esa cifra, aunque remarcan que son niveles manejables
El proceso de desendeudamiento iniciado con la reestructuración de deuda de 2005, medido como caída del peso de la deuda en el PBI, se detuvo este año como resultado de la devaluación del 18% de enero de este año. A menor valor del peso, menor es el valor en dólares del producto bruto y, así, se dispara la carga de la deuda. Los cálculos de máxima –que incluyen conceptos como deuda en default, deuda intra sector público y otros pasivos que no siempre son computados– estiman que el ratio deuda-PBI supera el 60%.
“La deuda aumentará en algo más de u$s 6.000 millones por el acuerdo con YPF, y esto junto al menor PBI está haciendo pasar el ratio de deuda sobre PBI desde el 46,2% al 64,7%”, detalló un informe de Empiria Consultores.
Las estimaciones de la consultora son las de máxima, ya que parten de un cálculo de PBI bajo (unos u$s 450.000 millones en el segundo trimestre del año pasado y en torno a u$s 285.000 millones tras la devaluación), e incluyen varios conceptos de deuda que el propio Gobierno no suele incluir, como deuda en default o endeudamiento intra sector público.
“Estamos muy lejos de tener una cifra difícil de manejar, pero lo interesante de ver estos números tiene que ver con el relato el desendeudamiento venía agotándose hace rato, continuaba porque no se actualizaba el tipo de cambio”, dijo Francisco Gismondi de Empiria.Si se separa la deuda en manos de privados y organismos multilaterales, el ratio deuda respecto de PBI pasaría del 17,9% al 30,1%.
Con números calculados en febrero último, el economista Federico Muñoz llegó a un guarismo algo menor. En base a estimaciones de PBI más altas, el ratio llega en su caso a poco más del 50%. Muñoz también incluye en sus cálculos deuda en default por u$s 11.000 millones, el acuerdo con Repsol, eventuales pagos en el Ciadi y hasta juicios contra la ANSeS por u$s 14.000 millones. Todo ello le permite hablar de “un pasivo que sin ser excesivo, ya dista de ser despreciable”.
Ramiro Castiñeira de Econométrica se mostró más reacio a incluir pasivos no reconocidos o, incluso, a calcular en igualdad de condiciones la deuda con acreedores privados y a la que se sostiene con el propio sector público, por ejemplo con la ANSeS.
“Sin contar nueva deuda por YPF, la devaluación estaría aportando poco más de dos puntos del PBI”, dijo Castiñeira. “Pero es cierto que con la devaluación lo que terminás teniendo es un sinceramiento del valor de esa deuda”, agregó.
“Llegamos a un nivel de desendeudamiento que no es necesario profundizar, porque no compromete el crecimiento económico, que es lo importante. A mi en todo caso lo que me asusta de acá en adelante no es como crece ese ratio, sino el hecho de que los políticos argentinos han sólido salir a tomar deuda para barrer problemas debajo de la alfombra, en lugar de hacerlo para sostener procesos de crecimiento o inversión”, concluyó.