Analistas prevén para mayo ventas de entre el 33% y el 38% de la cosecha, cuando el año pasado ese volumen alcanzo el 47%. Se produjo más, pero la tendencia se siente
La cosecha de soja en el territorio argentino levantó bandera de largada y la expectativa de un tipo de cambio más alto –una nueva devaluación– perfila una alta retención de granos este año, aunque la decisión podría no ser acertada de cara a las perspectivas de precio a futuro.
Analistas consideran que el ritmo de venta de soja por parte de los productores será aún más lento que el año pasado, cuando se verificó un grado de retención de granos que preocupó al gobierno nacional, hambriento de divisas cuando sus reservas de dólares orillan los u$s 27.000 millones.
Según indicó Pablo López, de Agritrend, los productores venderán hasta mayo entre 16 y 18 millones de toneladas de soja, lo que representa poco menos del 33% de la cosecha, cuando el año pasado al empezar junio se habían desprendido de cerca del 47% de sus granos.
Analistas calculan que se trata de ventas que se concretan solamente para cubrir sus deudas a cosecha, además de algún negocio puntual.
Si bien es cierto que la cosecha pasada fue menor, de unas 49 millones de toneladas contra las poco más de 54 millones que se esperan para este año, la diferencia porcentual en el ritmo de las ventas no es despreciable.
Para el especialista Ricardo Baccarin, las ventas serán “iguales o menores” que el año pasado hasta mayo, y las que resistan más allá de julio luego serán difíciles de cerrar. Sin embargo, señaló que eso puede “no ser una buena decisión” con vistas a los precios a futuro, que no representan “un atractivo para retener los granos”, opinó.
En este caso, pesa la expectativa de ganar por una mayor devaluación y también, en parte, por una estrategia de compra del sector exportador que perjudica a los productores.
Según publicó ayer el diario La Nación, los compradores pretenden pagar la ventas con precios “a fijar”, ampliamente difundidas en el mercado, sin tomar la referencia de los llamados “precios pizarra”, que se negocian públicamente, y definir el valor según un parámetro propio. El mecanismo despierta la desconfianza de los productores, que pueden optar, en ese caso, por guardar más soja en los silos hasta que vean un precio de pizarra que les convenga.
Citado por la agencia Reuters, el director de la consultora Agripac, Pablo Adreani, indicó que entre marzo y mayo se venderían 20,75 millones de toneladas de soja, un 38% de la cosecha prevista para esta campaña.
Según datos oficiales publicados por Reuters, hasta el 12 de marzo, entre exportadores y fábricas habían comprado 7,1 millones de toneladas de soja nueva, por debajo de los 9,4 millones que habían adquirido a la misma fecha de 2013.
Gustavo López hizo foco también en las ventas del resto de los cultivos de la Argentina. En el caso del maíz, con una cosecha estimada por privados en torno a las 23,5 millones de toneladas y una caída superior al 10% de la producción contra 2012, las ventas al momento representan cerca de un tercio de lo comercializado por los productores el año pasado.
Una situación similar atraviesa el trigo, que fue cosechado a fines de 2013 y tiene hoy un ritmo de ventas estancado, cuando la exportación ya tiene comprado el cupo permitido para ventas externas y la molinería adquiere cereal al ritmo de su necesidad de producción.