Entre diciembre de 2012 y el mismo mes de 2013, con controles cambiarios, los argentinos se llevaron US$16.664 millones al exterior o a la casa. Y las reservas cayeron US$11.824 millones.
Los argentinos guardan fuera del sistema financiero, bajó el colchón o en el exterior US$184.408 millones. Son US$16.664 millones más que los US$167.744 millones de diciembre de 2012, según las estimaciones de la balanza de pagos que elabora el INDEC y que se “filtraron” a pesar del cepo cambiario y demás medidas de restricción a la compra de moneda extranjera. Tampoco el blanqueo de capitales sedujo a los que no tienen esos fondos declarados.
Con relación a fines de 2001, los fondos fuera del sistema crecieron en más de US$100.000 millones en 12 años. Entonces sumaban US$81.875 millones, con un crecimiento ininterrumpido a lo largo de más de una década.
De 2003 en adelante, el crecimiento de la plata fuera del sistema no impidió que las reservas del Banco Central también se expandieran, incluso con los pagos de deuda a cargo del Banco Central. Desde 2010 las cosas cambiaron y la pérdida de reservas fue constante, a pesar del cepo y de las restricciones a las importaciones. Así, las reservas bajaron de los US$52.000 millones a fines de 2010 a unos US$27.000 millones en la actualidad. Desde comienzos de 2014 las reservas descendieron unos US$3.000 millones.
Aunque en 2013 la balanza comercial de bienes y servicios fue positiva en US$9.023 millones, la cuenta corriente concluyó en números negativos, por US$4.330 millones, porque los intereses y otros servicios financieros insumieron US$11.382 millones. La ecuación se cerró con una pérdida de reservas de US$11.824 millones, de acuerdo a los datos del INDEC.
Con relación a 2012, las cuentas externas se agravaron porque las importaciones crecieron más que las exportaciones. En tanto, “el déficit de la cuenta servicios alcanzó los US$5.103 millones, lo que representó un aumento del 52%”, según el informe del INDEC.
Varios factores pesaron para que se invirtieran en semejante magnitud los números externos.
Por ejemplo, en 2013 la factura importadora energética insumió US$11.415 millones. La balanza industrial resultó muy deficitaria porque se exportaron manufacturas de origen industrial por U$S 28.413 millones, pero por las compras del exterior de autos, productos industriales, bienes de capital y repuestos y piezas se fueron unos US$55.000 millones. También hubo escasas inversiones directas del exterior y el crédito externo siguió paralizado.
Ahora el Gobierno quiere volver a “reendeudarse” en los mercados internacionales y también destrabar más créditos de los organismos financieros. Pero lo hace desde una posición muy débil porque el Tesoro Nacional está muy endeudado con el Banco Central – unos US$64.000 millones—y porque le exigen que previamente cumpla con una “hoja de ruta” que incluye completar el acuerdo con Repsol, emitiendo los US$6.500 millones compensatorios de la expropiación del 51% de las acciones, arreglar con el Club de París – aquí están en juego entre US$8.000 millones y US$9.000 millones, con un pago “cash” significativo–, terminar de pagar los litigios pendientes en el CIADI y normalizar las relaciones con el FMI. Claro que, como barriendo con el codo lo que se escribió con la mano, el jueves se anunció que no se pagará el Cupón PBI debido a que se modificó la metodología de cálculo.
En el frente doméstico se espera que se recorten más los subsidios a las tarifas de servicios públicos, como ya fue anunciado el jueves, continúe la depreciación del peso y se defina una agenda para levantar el cepo cambiario.
Sin embargo, hay dudas sobre si todo esto será suficiente para que vuelvan los préstamos al país y para que la Argentina pueda tomar deuda a tasas razonables, en un período de “transición” política. En lo inmediato, y sin que ingrese un nuevo dólar, la “agenda” implica aumentar la deuda y un nuevo descenso de las reservas.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/insaciable-tendencia-argentinos-fugar-dolares_0_1111089255.html