• Son créditos nuevos o ya otorgados hasta 2016 que el Gobierno quiere acelerar para reforzar reservas del BCRA
La estrategia del Gobierno de conseguir por todos los mecanismos posibles dólares frescos para fortalecer las reservas desde hoy hasta diciembre de 2015 alcanza ya al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM). Entre ambos, y sumando préstamos ya otorgados y nuevas líneas a negociar en los próximos meses, el Gobierno quiere conseguir unos u$s 7.000 millones en el próximo año y medio. El desagregado sería el siguiente. Con el BID ya hay comprometidos unos u$s 938 millones ya otorgados y que se desembolsarán antes de julio. Se están negociando ya unos u$s 1.000 millones más para el segundo semestre, que se desembolsarían antes de marzo del próximo ejercicio; más otros u$s 1.000 en 2015. En el caso del BM, ya hay firmado un acuerdo por unos u$s 3.000 millones que el organismo debería enviar antes de diciembre de 2016. La intención del Gobierno es acelerar esos proyectos y adelantarlos unos 12 meses, y discutir otros proyectos de liquidación más rápida por otros u$s 1.000 millones.
En todos los casos, y como es la política del BID y el BM, se trata de operaciones con una contraprestación efectiva y con asignación específica. Esto implica que no son dólares que puedan directamente depositarse en las reservas para fortalecer las posiciones del Banco Central; como sí serían las líneas de crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) o la colocación de deuda voluntaria en los mercados financieros locales o mundiales. Sin embargo, se trata de divisas que tienen su contrapartida en pesos ya otorgados en los presupuestos nacionales, con lo que la llegada de dólares libera la demanda de esas divisas y luego sí pueden ser considerados como aportes al Central para mejorar la estabilidad cambiaria.
En el caso del BID, la situación es más simple. Curiosamente, la propia Cristina de Kirchner se preocupó durante todos sus años de jefa de Estado en cultivar una relación casi de amistad con el titular de la entidad, Luis Alberto Moreno. El colombiano incluso se agradece personalmente cada vez que puede el hecho de haberlo sostenido la Argentina con su voto en algunos intentos, luego fallidos, de desestabilización interna. Moreno siempre mantuvo las fuentes de financiamiento al país abiertas, incluyendo a comienzos de la gestión de Néstor Kirchner cuando la Argentina mantenía el default o cuando desde el BM se le bloquearon los préstamos al país por la falta de voluntad del Gobierno de Cristina de Kirchner para negociar con acreedores. Lo que busca ahora la Argentina es que los ya prometidos u$s 938 millones se transformen en un total de u$s 2.000 millones, a desembolsar este mismo año. Con el organismo se mantienen proyectos clave como los trabajos sobre el río Reconquista, construcción de vías, rutas y puertos, mejoras en la administración pública nacional provincia y municipal y saneamientos de ríos, entre otros créditos. En todos los casos las contrapartidas en pesos están ya presupuestadas, con lo que cualquier dólar que ingrese podrá fortalecer las reservas. El mismo esquema se buscará sostener para 2015, con otros u$s 1.000 millones en créditos. Teniendo en cuenta que se trata de un organismo en el que la Argentina siempre mantuvo un buen clima de trabajo, con el que casi nunca se llegó a un default y que u$s 2.000 millones no es un dinero utópico para prestar al país; el plan es posible.
Algo más difícil es la situación con el BM. La Argentina había negociado en octubre del año pasado que el banco destrabe unos u$s 3.000 millones hasta 2016 para proyectos de salud, desarrollo rural e infraestructura. Fue cuando como contrapartida el Gobierno se comprometió, y luego cumplió, a pagar las deudas generadas por sentencias negativas ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), el tribunal del Banco Mundial. Esos litigios impagos trababan el voto positivo del Gobierno de Barack Obama en el BM para nuevos préstamos, con lo que el acuerdo firmado luego en enero pasado liberó los créditos. En total se comprometieron pagos por unos u$s 1.300 millones en bonos a los juicios de las firmas Azurix (que brindaba agua potable y cloacas en la provincia de Buenos Aires); Blue Ridge (gas); Vivendi (Aguas del Aconquija, Tucumán); National Grid (exsocia de Transener) y Continental Casualty Company (exsocia de CNA ART, con Letras del Tesoro en dólares pesificadas). Todas estas compañías iniciaron juicios con la devaluación en 2002, y gracias a un arreglo extrajudicial cobrarán con bonos Bonar 2017 y Boden 2015.
La intención ahora es que esos u$s 3.000 millones en proyectos se aceleren, bajo el argumento de que se trata de dinero que ya estaba otorgado y que se demoró unos dos años en promedio en liquidar debido a la negativa de Estados Unidos y otros países centrales en aprobar préstamos para la Argentina.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=734941