La expansión monetaria no se detiene. Más allá de la crisis del coronavirus la «maquinita» trabaja las 24 horas a pesar del estancamiento del nivel de actividad doméstico. Pero la magnitud de la asistencia reduce el margen de ayuda futura.
En el actual contexto económico global el accionar del BCRA podría pasar inadvertido ante la avalancha de medidas monetarias de los principales bancos centrales del mundo tendientes a mitigar los efectos de la crisis del coronavirus. Pero claro son realidades y objetivos muy diferentes.
La conducción del BCRA, encabezada por Miguel Pesce, de neto corte heterodoxo (subestiman el efecto inflacionario de la emisión) no puso, por ahora, a la “maquinita” en cuarentena y sigue emitiendo a diestra y siniestra. Así apenas arrancó marzo el día 2 le giró al Tesoro otros $75.000 millones en concepto de Adelantos Transitorios. De modo que en lo que va del año el BCRA ya le otorgó $182.000 millones en Adelantos al Tesoro y en la era Fernández suman $342.000 millones.
Para tener una idea del monto de asistencia al Tesoro en 2020 vale señalar que ya le insumió más de la mitad de todos los Adelantos que recibió el año pasado.
¿Pero que está pasando? Ocurre que el BCRA no solo está auxiliando al Tesoro para cubrir el déficit fiscal sino que también viene “colaborando” en la cruzada del equipo económico frente a los vencimientos de deuda en pesos. Es decir que el BCRA también emite pesos para afrontar los pagos de la deuda en pesos que el Palacio de Hacienda no logra renovar. Por lo tanto, no solo emiten pesos para pagar salarios, jubilaciones, planes sociales, subsidios y proveedores sino también para cancelar los vencimientos en pesos que no se “rolean”. Pero el panorama monetario de los próximos meses se complica más aún si se tiene en cuenta que además de estas fuentes de emisión para el Tesoro, el BCRA deberá emitir para comprar las divisas provenientes del superávit comercial (que se perfila en torno de los u$s15.000 a u$s20.000 millones).
Por ende, dada la precaria situación fiscal donde parece haberse abandonado la meta del equilibrio fiscal y ante la merma de la recaudación tributaria el Tesoro continuará necesitando el creciente auxilio del BCRA para cerrar el año y teniendo en cuenta que la errática estrategia con la que se está llevando a cabo el tratamiento de los vencimientos de la deuda en pesos también implicará más emisión futura de pesos, o bien, una nueva reperfilación. Y si encima hay que emitir para comprar los dólares de la exportación, lo que está claro, en un entorno recesivo, es que el stock de Letras de Liquidez del BCRA (Leliq) seguirá creciendo a lo Buzz Lightyear “al infinito y más allá”. Porque el BCRA no tendrá más remedio que absorber la lluvia de pesos, por más recuperación de la demanda de crédito privado que haya, vía Leliq.
Pero además de la arista inflacionaria (la experiencia histórica muestra que la política monetaria tiene un rezago de seis meses, es decir, se tarda ese tiempo en impactar sobre la inflación) entra a jugar otro tema que es la capacidad legal que tiene el BCRA de auxiliar al Tesoro. Según la consultora OJF ya se superó el límite inferior determinado por el equivalente al 10% de la recaudación más el 12% de la base monetaria. Mientras que el límite excepcional es del 20% de la recaudación más 12% de la base. Ya el stock de Adelantos superó el primer límite y estaría a poco más de $200.000 del máximo. ¿Salvo que se modifique la normativa vigente desde la gestión Duhalde?