La consigna es mantener la liquidez, idealmente en moneda dura. Para el muy corto plazo, vale esperar en pesos hasta que se aclare el panorama para tomar decisiones de mediano alcance.
El derrumbe del mercado al ritmo de la expansión del coronavirus, que no encuentra piso y depara castigos ejemplares para acciones y bonos argentinos, la inflación en baja pero todavía alta y las tasas de interés negativas, terminaron de configurar en los últimos días la pesadilla del pequeño y mediano ahorrista que, sea con pesos o dólares, busca alguna rentabilidad para su capital disponible. Pero la consigna, por ahora, no es ganar. Hoy se trata de no perder. Y, para ello, resistir la tentación de arriesgar antes de tiempo es fundamental.
Las típicas carteras de inversión que los brokers y sociedades de bolsa arman para sus clientes, con diversificación de riesgo y un menú de instrumentos, se volvieron monótonas y prácticamente iguales a las que se aconseja recurrir a un ahorrista con montos relativamente menores: mantener la mayor liquidez posible y, preferentemente, en dólares con horizonte de mediano plazo.
Para quienes tienen pesos y les resulta complejo acceder al dólar más allá de los USD 200 permitidos en el contexto de las actuales restricciones cambiarias, es decir, a través del “dólar Bolsa”, el riesgo no es inminente. Mantenerse en pesos, en un plazo fijo o en los fondos denominados de “money market”, que permiten un rescate inmediato, es una opción vigente, pero sólo para el cortísimo plazo. Es aceptable como estrategia hasta que el panorama quede más claro y sea posible tomar decisiones en base fundamentos más sólidos.
En ese sentido, los plazos fijos UVA son tal vez la única opción que da batalla a la inflación. Claro que para cobrar el ajuste de la suba de precios más la tasa de interés que ofrece el banco, de 1% en promedio a 90 días, hay que esperar el vencimiento. Existe ahora la posibilidad de precancelarlo, es decir, retirar el dinero antes de la fecha estipulada a la hora de conformar el plazo fijo pero, en ese caso, sólo se cobrará una tasa que indica el Banco Central para este instrumento, aplicable a la cantidad de días haya estado vigente la colocación. Hasta ayer, la tasa fija de precancelación definida por el Banco Central para el retiro anticipado de los fondos de un plazo fijo UVA era de 26,60%. De ahí que, si la idea es mantener el acceso inmediato al dinero colocado, pueden resultar más rentable los fondos de liquidez inmediata, que ofrecen tasas de 29% anual.
“Para el que tiene pesos, no hay motivo de pánico. En el corto plazo, instrumentos clásicos, como cuentas remuneradas son una alternativa. El nivel de liquidez del sistema financiero es altísimo, la crisis es sanitaria y eventualmente de la economía real, pero de ninguna manera del sistema”, apuntó Anna Cohen, CEO del Grupo Cohen. Coincide Nicolás Chialva, de Delphos, quien apunta al plazo fijo y descarta de plano aquellos títulos públicos que, si bien pueden llegar a dar ganancia si se evita el default, el riesgo ya es demasiado elevado. La consultora se limita a brindar asesoramiento solo a grandes inversores institucionales, los que podrían llegar a analizar acciones de empresas extranjeras a través de Cedears. “Eso hoy también es muy complejo también, solo inversores sofisticados”, agregó. El punto es que, tanto en el mercado local como internacional, no está claro si ya se ha tocado fondo.
En este sentido, para quien ya está dolarizado, Cohen repite ante sus clientes una máxima compartida por casi todos sus colegas: wait and see, esperar y ver. Esa indicación es la que recomiendan los asesores financieros a quienes, atentos a la máxima de comprar barato para vender caro, consultan qué activos son hoy una buena inversión, dado que los precios de acciones y bonos argentinos están en niveles mínimos.
«Me llaman para preguntarme qué comprar y, la verdad, yo creo que todavía no hay visibilidad y es momento de esperar. El viernes creímos que se había visto el piso y ayer nos dimos cuenta que no. En todo caso, cuando se dé vuelta, habrá tiempo de aprovechar el alza, cuando suceda» explicó. El ejemplo paradigmático es, tal vez, la acción de YPF, sobre la que el consenso en el mercado decreía llegar a ver su cotización por debajo de los USS 5. Ayer cerró en USS 3,82.
Por eso, fondos comunes de inversión de renta fija y también variable, un instrumento difundido entre ahorristas minoristas, están “prohibidos”. Sin embargo, quien ya tiene inversiones y registró las pérdidas, tal vez sea conveniente resistir a la espera de materializar posibilidades de recupero. Sobre todo si esas inversiones previas a la debacle implicaban riesgos acotados, lo que en el escenario actual significa, por ejemplo, acciones de empresas con efectivo suficiente para sobrellevar la crisis.
“Mi recomendación fuerte es que los ahorristas hablen con sus oficiales de cuenta, para entender y sentirse cómodos con las decisiones”, aconsejó Augusto Darget, socio de Silvercloud. “Todos somos distintos y reaccionamos distinto ante lo desconocido”. Así, en definitiva, se describe lo que hoy ocurre en las plazas financieras de todo el mundo: es el mercado de lo desconocido.