La intuición de que se aproxima el final de una época inédita, con grandes retornos para los ahorristas, apuró ayer a algunas empresas y fondos comunes de inversión (FCI) a pedir a las mesas de dinero lo que pocas veces hubieran pretendido en los últimos diez años: pedir colocar sus pesos en depósitos desde los 180 y hasta los 360 días, los plazos más largos que hoy tiene el sistema financiero en su menú. El propósito: aprovechar un ciclo de tasas altas que todos creen que se acerca al final, y que hará desaparecer las tentadoras recompensas que hoy pagan los bancos privados por dejar inmovilizado el dinero.
"El mercado percibe que es el comienzo de una fase bajista de tasas. Es posible que una continuidad de la baja en los rendimientos de las Lebac traccione a los de los plazos fijos", comentaron en la mesa de dinero de una entidad extranjera.
Los ejecutivos ya redujeron, durante la última semana, hasta 100 puntos básicos las tasas que ofrecen por sus plazos fijos, del 27,5% al 26,5% a los grandes depositantes. Pero aun así llegaban ayer a ofrecer hasta un 30% anual por depósitos a seis meses. La decisión de optar por estos plazos no deja de parecer arriesgada en una economía que podría terminar el año con una inflación del 40%, pero se percibe atractiva frente a la presunción de que, en el corto plazo, las tasas podrían volver a ubicarse en el 20%.
En el sector empresario sospechan desde hace días, tal como quedó confirmado ayer en la reunión que mantuvieron Juan Carlos Fábrega y Axel Kicillof (ver aparte), que el Gobierno avanzará aún más en el recorte que inició esta semana en la última licitación de deuda, al bajar en 100 puntos básicos los rendimientos de sus Letras en pesos para todos los plazos. Una decisión de este tipo tendría efectos deseados tanto para las entidades como para el organismo, por la reducción de los costos para tomar pesos en el mercado.
A los bancos, el giro de la política monetaria les encareció enormemente los costos de fondeo: perdieron en lo que va del año $ 4.000 millones de sus cuentas a la vista, por las que hoy no pagan prácticamente ningún tipo de tasa, y en cambio acumularon $ 15.000 millones en plazos fijos por los que llegan a pagar retornos de entre 22% y 27,5%.
Al Central, la suba de tasas le provoca un deterioro de su solvencia (siempre y cuando no sume reservas fuertemente) porque incrementa los costos que paga por la deuda que coloca semanalmente en el mercado y aumenta así, su déficit (el llamado "cuasi fiscal"). En la fundación Libertad y Progreso estimaban ayer que, a fin de año, el pago total por el stock de las Lebac y Nobac acumulado hasta hoy por el organismo llegará a $ 40.000 millones.
Con todo, hay temor a que un ciclo bajista de tasas provoque también algunos efectos indeseados, como la posibilidad de que una mayor expansión del dinero en el sistema se vuelque sobre los bienes y el dólar y aumente, otra vez, la presión sobre los precios y el tipo de cambio.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=737317