Producto de las altas tasas de interés pero también de la falta de incentivos por parte de las familias para tomar mayor crédito vía tarjetas, el monto total financiado descendió en abril, según cifras del Banco Central. La falta de bonificaciones, beneficios y un número cada vez menor de los planes de cuotas sin interés determinaron la retracción
El consumo con tarjetas de crédito en la Argentina se frenó. A pesar de la escalada nominal de precios que impone la inercia inflacionaria y que debiera impulsar, al menos, los montos en proporción a la suba de los precios, el total de crédito que las entidades financieras fondearon a quienes portan una tarjeta de crédito totalizó en abril $ 88.087 millones según números del Banco Central. El dato evidencia no sólo el impacto de la suba de tasas, sino también el proceso de ajuste que vive el consumo.
En términos nominales, el retroceso del stock fue de $ 235 millones en abril (variación promedio mensual), la primera caída desde julio del 2013. Si se compara la evolución con el mismo mes de otros años, en 2013 la deuda con tarjeta en pesos crecía en abril $ 461 millones y en 2012 lo hacía $ 678 millones.
El Banco Central decidió a comienzos de año a subir las tasas de interés que pagaba por sus letras y notas. A la vez, los bancos también debieron subir las tasas que pagaban por sus plazos fijos. Un segundo impacto de esto no fue sólo la suba del costo del crédito que las entidades tenían disponibles en sus sucursales. También se experimentó un pasaje muy fuerte de los fondos de aquellas familias que se trasladaron de las cajas de ahorro y las cuentas corrientes (donde no recibían remuneración por sus depósitos) a las cuentas de los plazos fijos. Es decir: a los bancos se les encareció su fondeo.
Esto hizo que las tasas de interés se elevaran aún más. No sólo la actividad económica empezó a dar señales de desaceleración; también el consumo, una fuerza central en el crecimiento económico, empezó a hacerlo.
En promedio, las tasas de las tarjetas de crédito hoy rondan 80% anual si bien existen en el mercado emisiones que resultan más onerosas e incluso, si se toma el Costo Financiero Total, ese guarismo puede ser mayor.
Como se dijo, diferentes datos muestran que el consumo, otrora motor del mercado interno ha comenzado a dar fuertes evidencias de freno a partir, entre otras cosas, de los aumentos de precios y del encarecimiento del crédito. Si bien una parte de esta caída podría desacelerarse en función de la suba del poder adquisitivo que surja de las paritarias, de todas formas las preocupaciones se ganaron un lugar y la tendencia decreciente no parece que vaya a cambiar.
Pero, ¿a qué se debe la caída? ¿Menos oferta o menos demanda? Un estudio de la consultora Empiria señala que si bien el fenómeno resulta de la combinación de aspectos referidos a la oferta y la demanda de créditos, es la demanda (o la falta de ella) la que explica el freno del crédito. Fundamentan esta opinión en que el diferencial entre las tasas pasivas y las tasas activas permite determinar que se trata más de un problema de demanda que de oferta.
Mientras las Letras del Banco Central a 90 días se encuentran hoy en 26,8% de tasa, la Badlar, que mide cuánto se paga un plazo fijo mayorista en pesos, permanece en 25,18% anual. Hay que recordar que en marzo de 2013 esta última se ubicaba en 14,83% pero que fue a partir de la importante aceleración de diciembre que comenzó a elevarse a más del 20%. La suba de las tasas por parte del Central en sus letras y notas buscó disminuir el circulante en pesos para restar presión sobre el tipo de cambio, incentivar el ahorro en pesos al incrementar los retornos por plazos fijos y quitarle presión inflacionaria como contrapeso de la devaluación y la quita de subsidios a tarifas de los servicios.