Los cálculos para la cantidad exacta de tenencias netas líquidas varían desde USD 2.000 millones negativos hasta un máximo de USD 1.300 millones, pero casi todos están de acuerdo en que el nivel es muy bajo
Entre los corredores de bolsa y los bancos argentinos, las llamadas llegan todos los días con la misma pregunta: ¿cuántos dólares tiene realmente el Banco Central?
Vigilar de cerca las reservas internacionales se ha convertido en un ritual para los inversionistas argentinos, mientras intentan averiguar qué pasará con el peso y los USD 65.000 millones de la deuda exterior reestructurada recientemente.
Los cálculos para la cantidad exacta de reservas netas líquidas varían desde USD 2.000 millones negativos hasta un máximo de USD 1.300 millones, dependiendo de cómo se cuente el dinero, pero casi todos están de acuerdo en que el nivel es inquietantemente bajo. A medida que descienden cada vez más, el Gobierno está añadiendo medidas para detener la hemorragia. El esfuerzo más reciente se produjo la semana pasada cuando los funcionarios redujeron los impuestos a algunas exportaciones, dijeron que permitirían una devaluación más rápida del peso y elevaron la tasa de pases pasivos en su desesperado esfuerzo por retener dólares.
“Me insisten con preguntas y llamadas”, dijo Juan Manuel Pazos, economista jefe de TPCG Valores en Buenos Aires. “Lo que quieren saber es nuestra opinión y cómo esperamos que respondan los responsables de la política monetaria”.
Si bien el Banco Central de Argentina publica sus reservas totales en dólares cinco veces a la semana, los inversionistas están más interesados en las reservas netas líquidas del país, básicamente lo que está disponible en efectivo como dinero propio del banco. Esa cifra es solo una fracción del monto bruto de USD 41.200 millones, pero determinar un número exacto es complicado. El Banco Central no realiza el conteo por sí mismo y un vocero del organismo declinó hacer comentarios sobre las estimaciones de los analistas.
“La tendencia es la clave”, dijo Emiliano Anselmi, economista de Portfolio Personal Inversiones en Buenos Aires. “Y la tendencia muestra que las reservas siguen cayendo”.
A mediados de septiembre, Argentina había tratado de limitar la reducción imponiendo estrictas restricciones a las compras de dólares, tanto para particulares como para empresas, pero la demanda de billetes verdes no mostró signos de desaceleración. Un tipo de cambio paralelo utilizado para eludir los controles ha caído a un nivel récord, que cotiza el peso a casi la mitad de lo que se obtiene en el mercado oficial.
Mientras tanto, los precios de los bonos argentinos emitidos hace apenas un mes han caído cada vez más a territorio de estrés y la mayoría de los instrumentos nuevos cotizan a alrededor de 40 centavos por dólar.
Todo es un gran voto de desconfianza en la administración del presidente Alberto Fernández, pocas semanas después de que el país obtuviera alrededor de USD 38.000 millones de ahorro en su reestructuración con promesas de estabilidad por venir. La inflación se ha mantenido obstinadamente por encima de 40%, el desempleo está en su nivel más alto en 16 años y se pronostica que la economía de Argentina se contraerá 12% este año, su peor contracción anual registrada.
Las cifras en detalle
En medio del pesimismo, los inversores se centran en las reservas internacionales como indicador clave. Para calcular cuánto de su propio dinero tiene disponible el Central, los analistas primero restan USD 12.000 millones de encajes de bancos comerciales de la cifra de reservas internacionales brutas de USD 41.200 millones.
Luego hay aproximadamente USD 25.000 millones de swaps de divisas, derechos de giro y otras líneas que no son líquidas. Algunas firmas también excluyen USD 2.400 millones de operaciones de recompra y billetes en la Fed. Y sin los USD 3.700 millones de barras de oro, las reservas netas líquidas son negativas por USD 2.000 millones, según estimaciones de Portfolio Personal Inversiones. Esa es una cifra similar a los últimos cálculos de JPMorgan Chase & Co.
Pero otras firmas son más generosas en el cálculo de las reservas. TPCG Valores estima las reservas líquidas en USD 200 millones y Eco Go dice que el total puede haber sido de USD 1.300 millones a fines de septiembre.
Casi la mitad del monto de las reservas brutas proviene de un swap de divisas de 130.000 millones de yuanes (USD 19.100 millones) con el Banco Popular de China. El instrumento ha existido durante más de una década y fue renovado a principios de agosto.
“La línea de swap es una promesa de banco de China de que si necesitás la plata, evalúan la situación, pero no existe una obligación”, según Fausto Spotorno, economista y director de la consultoría Orlando Ferreres & Asociados en Buenos Aires.
Si el país solicita el dinero, deberá comenzar a pagar intereses sobre la línea de crédito. Lo mismo ocurre si Argentina utiliza los USD 3.200 millones de una línea con el Banco de Pagos Internacionales.
Argentina también tiene USD 2.800 millones en derechos especiales de giro con el Fondo Monetario Internacional, que probablemente podrían convertirse en efectivo con bastante facilidad, aunque el directorio del Fondo tendría que aprobarlo. Luego están las barras de oro, que tendrían que venderse u ofrecerse como garantía de un préstamo.
“Sería una muy mala señal si el banco central vende el oro” porque es una fuente de estabilidad, dijo Anselmi. “Es como si no te quedara nada”.