En la City especulan que la Argentina podría recaudar u$s 2.000 millones con un título a cinco años, ya que hay mucho apetito en los fondos de inversión por apostar a la región
En la City, hasta le pusieron un nombre: el “bono patriótico”. Especulan que, si el 12 de junio la Corte de los Estados Unidos decide consultar la opinión del procurador general, el Ministerio de Economía lanzará al mercado un nuevo bono en dólares a cinco años a una tasa de entre 8,5% y 9%. Calculan que podrían recaudar u$s 2.000 millones, ya que hay mucho apetito en los fondos de inversión emergentes por apostar a la región.
Juan Curutchet, vicepresidente del Banco Ciudad, reconoce que hay amplia coincidencia de que en ese escenario se podría emitir a entre 8,5% y 9% en dólares: “Es muy bueno volver al mercado internacional voluntario y recomponer reservas o acreditar que puede haber renovaciones voluntarias. Además, abre la puerta para que el sector privado busque también fondos y se inicia un círculo virtuoso que irá llevando a la reducción de tasas”.
“Más allá que otros países hoy puedan tomar deuda a tasas más bajas, creo que este gobierno saldría a colocar deuda a una tasa que no supere el 9%. Un monto de u$s 2.000 millones es factible, pues el gobierno necesita dólares y ese monto, si bien es bajo en términos de nuestro PBI, no es nada indiferente en término del volumen de reservas que hoy tenemos‘, sostiene Nadin Argañaraz, director del IARAF.
Gustavo Perilli, socio de AMF Economía, es optimista: “Hay apetito afuera. Le prestarían a tasas de interés de alrededor de 8%, costo que, hoy por hoy, es el principio de una tentadora rentabilidad para el mercado internacional. Además, la Argentina tiene una relación deuda externa a PIB baja y la cuenta corriente del balance de pagos no le está jugando una mala pasada, a diferencia de lo que sí sucedía durante la década del ’90. Además, es un contexto en el que, como el mundo está saliendo paulatinamente de la crisis, los precios internacionales se mantendrían elevados para los productos de exportación”.
A Nicolas Litvinoff, director de Estudinero, le parece totalmente razonable la hipótesis y piensa que si la emisión es por u$s 2.000 millones y la tasa se acerca al 9%, es probable que haya una sobredemanda por el bono: “El arreglo con Repsol, Club de París y potencialmente con los fondos buitres hace que muchos fondos de banca privada ahora estén habilitados por estatuto a invertir en bonos y acciones argentinas. Por otro lado, la expectativa por la reserva hallada en Vaca Muerta hace que se especule con una lluvia de dólares que podrían llegar en el mediano plazo (3 a 5 años) que servirían para engrosar las reservas y eventualmente pagar deuda”.
Desde la visión de Belisario Alvarez de Toledo, economista senior de ACM, “el problema no es tanto si va a poder tomar o no (cantidad) sino también a que tasa se va a endeudar (precio).
Mientras más tasa acepte pagar, más se puede endeudar, aunque el costo lo terminamos pagando a futuro. En ese sentido, el apetito del mercado es por la altísima tasa que termina ofreciendo el gobierno por captar fondos, por ejemplo cuando le pagó Repsol (la deuda ofrecida rindió entre 10% y 11% anual). Es lógico que ese nuevo endeudamiento ayuda al gobierno a sostener el actual esquema de política económica, aunque difícilmente sean suficientes para evitar episodios de volatilidad cambiaria, ya que el déficit fiscal que debería ser financiado este año se acerca a $ 150.000 millones; o sea, cerca de u$s 15.000 millones”.