Argentina recibió una buena noticia desde el FMI. Si el país llega a un acuerdo con el organismo que maneja Kristalina Georgieva, la tasa de interés que se debería pagar en un eventual acuerdo del tipo Facilidades Extendidas podría ser la más baja de las que ofrece el Fondo. Sería inferior a 3%, acercándose incluso al 2%.
Teniendo en cuenta que según los niveles de riesgo país en los que navega la economía implican un costo de colocación de deuda de más de 16% anual, el porcentaje que garantiza el FMI es casi milagroso. Obviamente no se trata de un crédito de dinero fresco, sino de la devolución de lo que se debe (unos u$s44.800 millones). Pero implica un buen precedente hacia el mundo financiero.
Para el equipo de negociadores con el FMI que estuvieron presentes en Washington hasta la semana pasada, el interés garantizado desde el organismo es un logro importante a mostrar dentro y fuera del país.
Cuentan los argentinos que estuvieron en la capital norteamericana, que sólo un gesto más político que económico explica la decisión que respaldan Georgieva y su director general para el Hemisferio Occidental, el mexicano- argentino Alejandro Werner. Y sólo con haber conseguido ese nivel inferior al 3%, justifica todo lo conversado en el acuerdo de Facilidades Extendidas; el que, en el caso argentino, tendrá características novedosas. Especialmente por el plazo de liberación para cumplir con las primeras cuotas.
La importancia numérica del dato es más que importante. Si el FMI hubiera impuesto (y tenía los derechos adquiridos para hacerlo), para aplicar la tasa de un stand by como el vigente, el porcentaje se ubicaría cerca del 4% y el país tendría que pagar casi u$s1.000 millones más por año, teniendo en cuenta tanto la rebaja como la extensión de los plazos.
Como adelantó este diario, lo que pretende Alberto Fernández es replicar el acuerdo de septiembre de 2003 que firmaron Néstor Kirchner y el entonces titular del FMI, Horst Köhler, y que también había sido inédito para la historia del organismo.
Kirchner lo consiguió; pero sin una rebaja sustancial de los intereses, aplicándose una tasa de 4,5%, y partiendo la diferencia entre lo que se cobraba entonces entre un stand by y un facilidades extendidas.
Las tasas actuales del FMI son sensiblemente menores, y navegan entre el 4 en un stand by y el 2% máximo en un facilidades extendidas. Argentina podría lograr acercarse al segundo nivel si obtiene el suficiente apoyo político dentro de los integrantes del board. Pero deberá antes cerrar los lineamientos generales y las metas macroeconómicas que se incluirán en la Carta de Intención.
Las diferencias de este tipo de acuerdo con el stand by son simples. un stand by autoriza, como máximo, un plan de repago de no más de 3 años; mientras el facilidades extendidas avala hasta 10 años.
En este punto, Argentina reclama que además haya un período de gracia de hasta 3 años, que se contabilizarían dentro de los 10 años, con lo que el país pagaría durante 7 ejercicios; si el acuerdo se aprueba en el primer semestre de 2021, en 2025 Argentina pagaría la primera cuota.
El principal problema en cuanto a la aplicación de un acuerdo y otro es que un stand by no exige grandes compromisos previos, sino el cumplimiento de metas fiscales, cambiarias e inflacionarias.
El facilidades extendidas sí amerita la exigencia de medidas macroeconómicas específicas. De allí los compromisos que Guzmán está absorbiendo en estas semanas: reforma previsional, metas fiscales, de crecimiento, impositivas y cambiarias.