Se negocia una tasa más cercana al 2 que al 3% y que las liquidaciones se inicien en 2025 cuando empiece el plan de cuotas.
El Gobierno insistirá ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se aplique en el país la menor tasa de interés posible vigente en el organismo, o incluso menos. Al acuerdo de largo plazo que se negocia, y que implicaría un plan de pagos a más de 20 años; se sumaría la aplicación de un interés más cercano al 2 que al 3%. Incluso habrá alguna línea para que sea menor. Se negocia desde Buenos Aires que el interés sea mínimo (algo que se descarta se logrará); pero que además los pagos empiecen con el inicio del plan de cuotas que comience desde el 2025. Ese año arrancaría el cronograma de liquidaciones (posiblemente semestrales) que el país le haría al organismo que dirige Kristalina Georgieva. La intención del gobierno de Alberto Fernández es que hasta ese año no haya que girar ni un sólo dólar a las cuentas del FMI, y que las liquidaciones de intereses y capital comiencen de manera conjunta.
El argumento para el reclamo es el de siempre. Argentina considera que hasta dentro de tres ejercicios económicos, no hay capacidad real de conseguir los dólares necesarios para cumplir ningún compromiso. Así sea el pago de los intereses, por más bajos que sean. Y que, tal como adelantó este diario, esas liquidaciones sean las más bajas posibles y que no superen los u$s2.000 y u$s3.000 millones anuales; sumando capital e interés. En síntesis, y si desde Washington se aceptara esta propuesta, el país no debería tener en cuenta los pagos del acuerdo de “Facilidades Extendidas” en su versión reloaded hasta que termine la actual gestión de Alberto Fernández.
Por ahora lo único que en el Gobierno cree que hay certeza por las señales recibidas desde la capital norteamericana, es en la seria alternativa que la tasa de interés sea de las más bajas que aplica el organismo financieros internacional. Si bien habrá que esperar al momento exacto de la firma del acuerdo para saber el porcentaje definitivo, los costos de los créditos del Fondo se ubican entre el 3,5 y el 1,9%. Los primeros corresponden a acuerdos stand-by, mientras que los segundos a los Facilidades Extendidas. En el caso argentino esto último es sólo un dato a tener en cuenta, pero no algo definitivo; ya que el país y el FMI discuten un tipo de tratado que hasta hoy es inexplorado en la historia del organismo. Y que dependerá del éxito de las negociaciones previas y los términos de la Carta de Intención a la que ambas partes lleguen, para luego determinar el grado de flexibilidad que el board mantendrá en el momento de votar por sí o por no.
Sin embargo, las señales que llegaron a fin del 2020 desde Washington, durante los últimos días de negociaciones del año pasado; indican que el FMI estaría dispuesto a aplicar tasas de Facilidades Extendidas. Esto es, de las más baratas. Teniendo en cuenta que según los niveles de riesgo-país en los que navega la economía implican un costo de colocación de deuda de más de 16% anual, el porcentaje que garantiza el FMI es casi milagroso. Obviamente no se trata de un crédito de dinero fresco, sino de la devolución de lo que se debe (unos u$s44.800 millones). Pero implica un buen precedente hacia el mundo financiero.
La importancia numérica del dato es más que importante. Si el FMI hubiera impuesto (y tenía los derechos adquiridos para hacerlo), aplicar la tasa de un stand by como el vigente, el porcentaje se ubicaría cerca del 4% y el país tendría que pagar casi u$s1.000 millones más por año, teniendo en cuenta tanto la rebaja como la extensión de los plazos.
Como adelantó este diario, lo que pretende Alberto Fernández es replicar el acuerdo de septiembre de 2003 que firmaron Néstor Kirchner y el entonces titular del FMI, Horst Köhler, y que también había sido inédito para la historia del organismo. Kirchner lo consiguió; pero sin una rebaja sustancial de los intereses, aplicándose una tasa de 4,5%, y partiendo la diferencia entre lo que se cobraba entonces entre un stand-by y un facilidades extendidas. Las tasas actuales del FMI son sensiblemente menores, y navegan entre el 4 en un stand-by y el 2% máximo en un facilidades extendidas. Argentina podría lograr acercarse al segundo nivel si obtiene el suficiente apoyo político dentro de los integrantes del board. Pero deberá antes cerrar los lineamientos generales y las metas macroeconómicas que se incluirán en la Carta de Intención.
Las diferencias de este tipo de acuerdo con el stand-by son simples. Un stand-by autoriza, como máximo, un plan de repago de no más de 3 años; mientras el facilidades extendidas avala hasta 10 años. En este punto, Argentina reclama que además haya un período de gracia de hasta 3 años, que se contabilizarían dentro de los 20 años, con lo que el país pagaría durante 17 ejercicios; si el acuerdo se aprueba en el primer semestre de 2021, en 2025 Argentina pagaría la primera cuota. El principal problema en cuanto a la aplicación de un acuerdo y otro es que un stand -by no exige grandes compromisos previos, sino el cumplimiento de metas fiscales, cambiarias e inflacionarias. Lo difícil para el país es que el Facilidades Extendidas sí amerita la exigencia de medidas macroeconómicas específicas.
Fuente: https://www.ambito.com/economia/gobierno/el-no-quiere-pagarle-intereses-al-fondo-2025-n5161000