Los esfuerzos gubernamentales para recuperar la confianza de inversores podrían quedar en la nada si se entra en default. Por la escasez de divisas, el escenario se complica
Los esfuerzos por volver a los mercados internacionales que el Gobierno realizó en los últimos meses con los acuerdos con Repsol y el Club de París podrían resultar en vano si no se llega a algún tipo de acuerdo con los holdouts. A pesar del revés judicial en Estados Unidos que cambió el foco de la problemática, las necesidades de financiamiento continúan siendo importantes para evitar una devaluación o un desplome de las reservas.
De acuerdo a los cálculos de la consultora Economía & Regiones, el Estado nacional necesitaría obtener financiamiento internacional por un monto de entre u$s 13.000 y u$s 17.000 millones para llegar a fin de 2015 sin tener que afrontar turbulencias financieras y cambiarias.
En los próximos 18 meses, las arcas del Banco Central deberán enfrentar vencimientos de deuda en dólares por u$s 21.000 millones, en concepto de amortizaciones e intereses de la deuda nacional y provincial.
Además para Economía & Regiones lo más probable es que el déficit de cuenta corriente presente desde 2013 se mantenga hasta fines de 2015. “Tanto la cuenta corriente como la cuenta capital del balance de pagos lucen complicadas a la hora de abastecer a nuestro país de los dólares necesarios para descomprimir el mercado cambiario”, advirtieron en la consultora.
En este sentido, para Martín Benegas Lynch y Leonardo Chialva, de Delphos Investment, negociar algún tipo de esquema de pago con los holdouts que permita evitar un default y abra la puerta de acceso al financiamiento externo es el mejor escenario al cual puede aspirar Argentina. “Aunque no se solucionarían problemas estructurales, permitiría oxigenar el contexto actual y, particularmente en términos fiscales, el rol del Banco Central podría apaciguarse controlando la emisión”, apuntaron.
“Suponiendo un crédito de u$s 4.000 millones, implicaría unos $ 40.000 millones menos de emisión monetaria. Asimismo, con necesidades de financiamiento en pesos estimadas en $ 169.308 millones si se asume una rentabilidad del FGS de ANSeS de $ 40.000 millones y teniendo en cuenta la emisión de títulos en torno a los $ 13.000 millones, entonces lo que debería cubrir el BCRA se ubicaría en alrededor de $ 76.308 millones. De igual manera el nivel de emisión seguirá siendo elevado”, agregaron.
“Si el Gobierno mantiene la política actual, no entra en default, no toma nueva deuda con el resto del mundo, ni devalúa bruscamente, serán más los dólares que salgan que los que ingresen a nuestra economía, por ende la variación de reservas sería negativa durante los próximos 18 meses”, consideraron en Economía & Regiones.
Siguiendo este sendero, para la consultora las reservas tendrán una caída de u$s 6.600 millones en 2014 y de u$s 12.000 millones en 2015; dejando el stock de reservas en u$s 24.600 millones y u$s 12.500 millones en esos dos años respectivamente.
“Bajo este panorama de caída de reservas en torno a los u$s 16.500 millones y con el supuesto de que el sistema monetario local necesita como mínimo u$s 25.000 millones de reservas internacionales para funcionar con normalidad, queda latente la posibilidad de aumentar la deuda pública externa por u$s 13.500 millones y así recuperar el nivel mínimo que necesitan las arcas del Banco Central”, advirtieron en la consultora que dirige Alejandro Caldarelli.
Tanto para la consultora Economía & Regiones como para Delphos Investment, la otra alternativa y la más negativa de todas, sería entrar en default.
“Las autoridades, podrían considerar que con el default se estarían evitando los vencimientos de la deuda que el BCRA debería pagar con reservas de aquí a fin de 2015. En ese entorno, existe la posibilidad de que el Gobierno intente estimular la demanda agregada y el nivel de actividad con esas reservas ociosas. No obstante, sólo podría dinamizar la economía en el corto plazo. En el largo plazo habría consecuencias negativas”, concluyeron en Economía & Regiones.