Después de dos meses de financiamiento neto en el mercado, el Gobierno recurrió al giro de Adelantos Transitorios para cubrir parte del desbalance fiscal de marzo
Con el mes de marzo volvió un indicador negativo para toda la economía: la de la emisión de pesos para cubrir el déficit fiscal. Esa inyección de liquidez termina presionando a la inflación, pues el Gobierno no la retiene, si no que la destina al pago de gastos corrientes.
Luego, para evitar la fuerza alcista que ejerce en los precios y el dólar, estos pesos pueden ser reabsorbidos a través de la colocación de deuda del Banco Central, pero con el alto costo de la tasa de interés.
En su último Informe Monetario, el Banco Central asentó el pasado viernes 5 la transferencia de $70.000 millones en concepto de Adelantos Transitorios, en su primer giro de 2021.
“Hay que ver en qué magnitud es la asistencia. El ministro Guzmán trata de arreglar con el FMI y ‘vender’ que las cuentas vienen más ajustadas, pero hay que seguirlo de cerca, porque si tenemos que recurrir mucho a la ‘maquinita’ de pesos, puede ser un desborde monetario que desestabilice de nuevo la macroeconomía y dispare nuevamente las brechas y los dólares alternativos”, dijo Amílcar Collante, economista del CeSur (Centro de Estudios Económicos del Sur).
Se interrumpió así un lapso de tres meses sin emisión espuria, pues la autoridad monetaria había dejado de hacer giros para financiar ese desequilibrio: desde el 18 de diciembre que la entidad no enviaba pesos al Tesoro. Entonces fueron $54.982 millones en concepto de transferencia de utilidades.
El Ministerio de Economía empezó a profundizar desde noviembre pasado el financiamiento del déficit a través de la colocación de bonos en pesos. En febrero el Gobierno obtuvo financiamiento neto en el mercado de deuda por octavo mes consecutivo. Con tasas en un rango de 38% a 39% anual, el Ministerio de Economía colocó bonos en el mercado doméstico por $221.963 millones, con lo que acumuló un financiamiento neto por $43.250 millones en febrero, y de $76.733 millones en el primer bimestre de 2021. Así, no necesitó de la asistencia del Banco Central para cubrir el déficit fiscal.
Los analistas advierten que el regreso de la emisión monetaria, en la jerga “la maquinita” de imprimir pesos, tiene que ver con la dificultad de alcanzar equilibrio de las cuentas fiscales pasado el primer bimestre, que estacionalmente suele ser superavitario.
“Enero y febrero se caracterizan por un política contractiva del Banco Central, con un Tesoro que estuvo sin pedir asistencia, pero esto se se revirtió en marzo. En febrero algunas partidas del gasto, que estaban yendo más lentamente y se habían ajustado algo, empiezan a incrementarse nuevamente, pese a que los ingresos se vienen recomponiendo, no por impuestos que tienen que ver con la actividad sino por derechos de exportación, que vienen muy fuerte”, comentó Amílcar Collante.
“La Oficina de Presupuesto del Congreso de la Nación había advertido que en febrero hubo un déficit fiscal primario de $76.000 millones, lo cual marca la vuelta de esa brecha fiscal que se había cerrado y ahora empieza a incrementarse más, aunque no al ritmo de la pandemia. Las partidas del gasto primario están yendo por arriba de los ingresos primarios y claramente en marzo, con algunos aumentos que hubo, en el resultado fiscal el gasto va a empezar a tomar más ritmo, en la medida que avanza el calendario electoral”, comentó Collante a Infobae.
“Se sabía que iba a pasar esto, porque el primer bimestre no es indicativo, siempre es el mejor y aún así se veía que en febrero había habido déficit primario por cómo habían sido las colocaciones de deuda y cómo no habían redundado en un crecimiento de los depósitos del sector público. Al contrario, seguían cayendo”, explicó Gabriel Caamaño, director de la Consultora Ledesma.
“En la mayoría de los primeros bimestres -de los últimos 19 años en dos tercios- no hay Adelantos Transitorios y Giro de Utilidades, y en la mayoría es negativo -no positivo- el impacto del Sector Público en los factores de explicación de la Base Monetaria”, comentó Caamaño a Infobae.
Durante 2020, con las cuentas fiscales muy deterioradas por las medidas de asistencia social en el mercado de la pandemia de coronavirus, el BCRA giró 2,1 billones de pesos al Tesoro en concepto de Adelantos Transitorios ($407.720 millones en el año), que constituyen un préstamo a tasa cero, y Transferencia de Utilidades ($1.606.982 millones) por ganancias ficticias, producto de la devaluación del peso, que incrementa el valor de sus reservas internacionales.
“Sin asistencia al Tesoro durante dos meses, con una brecha cambiaria que viene de capa caída desde octubre, en medio un severo ‘cepo cambiario’ que pisa importaciones y con un crawling peg suavizado, la ecuación cierra por el momento. Sin embargo, los engranajes de todo proceso están expuestos a una serie de riesgos”, indicó un informe de GMA Capital.
En este aspecto, tarde o temprano el excedente de pesos en circulación debe ser reabsorbido para atenuar el efecto inflacionario y devaluatorio, básicamente a través de la colocación de deuda “cuasi fiscal” que efectúa el Banco Central.
El elevado costo de reabsorber liquidez
En 2020, la entidad que preside Miguel Ángel Pesce aspiró $710.187 millones a través de Pases pasivos y $900.692 millones con Letras de Liquidez (Leliq), mientras que el 2021 viene neutro, con expansión de $163.562 por los primeros y contracción de $186.882 por las segundas.
En este aspecto, el stock de instrumentos de deuda que emite el BCRA alcanzó un récord de 3 billones de pesos al cierre de febrero, por Leliq que contabilizaban $1.812.024 millones ($1,81 billón) más Pases pasivos por unos $1.186.355 millones ($1,19 billón).
Con una tasa efectiva anual que ahora promedia el 44%, estos pasivos del BCRA -que superan a la Base Monetaria de $2,6 billones- exigirán el pago de intereses por $1.320.000 ($1,3 billón) en los próximos doce meses, siempre y cuando se renueven los vencimientos sin adicionar nuevas absorciones ni incremento de las tasas.