Los supermercados sufrieron un descenso en el volumen de sus ventas en un 1,2% en lo que va de 2014, según un estudio privado. Los precios de la harina, la yerba y los fideos secos son los que más aumentaron. Por qué el consumo cayó con fuerza en junio
Las góndolas sienten cada vez más la caída del consumo. Las ventas en los supermercados descendieron en torno al 2% en junio contra el mismo mes de 2013, y así acumulan seis meses de caída consecutiva, de acuerdo con la medición de la consultora especializada CCR. Y hay un dato específico que marca la diferencia en la última década: los números evidencian el primer semestre negativo desde 2003.
Aunque el análisis del último mes todavía no está cerrado, el primer semestre de 2014 finalizará con una caída de hasta un 1,2% en las ventas de supermercados medidas en unidades con respecto al mismo período del año pasado. El consumo había caído un 0,9% en enero, un 0,2% en febrero, un 1,3% en marzo, un 1,4% en abril y un 1% en mayo. Esto demuestra que junio fue el peor mes en lo que va del año porque los sueldos corren por detrás de los precios. "Las negociaciones paritarias no lograron compensar los niveles de inflación. Como mínimo, veo el mismo escenario para el segundo semestre", aseguró José Ignacio Amodei, director de CCR, en una presentación a la prensa en la que participó Infobae.
Las proyecciones de la consultora estiman una caída de las ventas en torno al 2% para todo 2014 en hipermercados, supermercados, comercios de cercanía y tradicionales. Ricardo Fitz Simon, CEO de CCR, destacó que una de las particularidades del año es que no hay elecciones, a diferencia de 2013. "El Gobierno aplica menos medidas para acelerar el consumo, como el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias. Se están viendo cierre de negocios en el mercado tradicional", dijo. El efecto del aguinaldo podría tener cierto impacto positivo en julio, aunque aún no se descuenta una caída.
Esta caída en las ventas se da al mismo tiempo con una fuerte suba en los precios de los supermercados. Los datos de la consultora muestran una inflación del 39% si se compara enero-mayo de 2014 contra el mismo período del año pasado. El precio de la harina -uno de los productos que componen la canasta básica- escaló un 111,3% entre enero y mayo de este año contra igual lapso de 2013.
Por su parte, la yerba aumentó un 71,2 % y los fideos secos un 45,2 por ciento. "Son productos que dan mucho rendimiento en el hogar y a pesar de los aumentos, no se dejan de comprar", apuntó Amodei. El estudio analiza el consumo privado en canastas de 143 categorías, entre las que se encuentran alimentos secos envasados, bebidas con y sin alcohol, lácteos, freezer, limpieza y cosmética y tocador.
Cambios en el consumo
Este escenario hace que los consumidores hoy se encuentren "con la tijera en la mano": realizan compras más pequeñas, hacen stock con los productos que pueden y evitan las compras compulsivas, de acuerdo al informe "Pulso social 2014" que se presentó en las oficinas de la empresa de investigación y análisis de mercado. La clase alta escucha oferta, la clase media trata de mantener el control sobre el consumo y los niveles socioeconómicos bajos "tienen el ojo puesto en el precio: caminan más y están dispuestos a resignar marca", explicó Mónica Di Pretoro, directora de Proyectos.
Como las compras suelen ser más acotadas, el 74% de las aperturas en los últimos tres años fueron de súper de cercanía. Son locales de menos de 500 metros cuadrado con un máximo de cuatro cajas y en un rango menor a 15 cuadras con respecto al hogar del consumidor.
El estudio convalida lo que dice el Gobierno sobre los Precios Cuidados, pues se han transformado en valores de referencia, según una encuesta a 700 entrevistados en el área metropolitana del Gran Buenos Aires y el interior del país, que se realizó entre el 11 y 30 de abril de 2014. El consumidor entra en contacto con la góndola a través de los productos acordados por el Gobierno nacional con algunas empresas, comienza a comprar y así se forman los precios de referencia.
Un dato preocupante es que la percepción de inflación que tienen los encuestados es de casi el 50% para todo el año. Además, tres de cada cuatro encuestados aseguró que no le sobra el dinero, por lo que el ahorrar es una tarea cada vez más difícil. Esto va acompañado de un sentimiento de pérdida de poder adquisitivo. Así, el recorte de gastos se posiciona como protagonista en un año difícil para el consumo, aquel que supo ser el motor de la economía durante la última década.