Considerando una inflación del 2% mensual, la moneda local debería depreciarse 24,5% en lo que resta de 2014 para volver al momento de la devaluación pasada
El gobierno devaluó el peso 23% en enero pasado y empezó a aplicar una política monetaria contractiva. Pero tras seis meses, con una inflación que no cede y una emisión monetaria que comenzó en mayo a ser más laxa, la devaluación de principios de año parece historia antigua y sus efectos, cerca de esfumarse.
Según un informe de MyS Consultores, el peso debería devaluarse un 24,5% respecto del precio de junio, $ 8,15, hasta fin de año para “volver al mismo tipo de cambio de enero”. Es decir, un valor de $ 10,15 a fines de diciembre próximo.
Se trata de una devaluación acumulada del 56% en todo el año, que al considerar una inflación del 2% mensual pasa a ser un 17% de devaluación real.
“Con el actual agujero fiscal financiado con la ’maquinita’ del BCRA y su tendencia creciente en el tiempo, la tasa de inflación no cederá del 2% mensual aun con la actividad en caída”, dice el informe. “Es un ritmo inflacionario que se está comiendo demasiado rápido el salto del tipo de cambio real de enero y fuerza a un crawling-peg mucho más agresivo que al versión actual del BCRA (1% de devaluación mensual promedio en mayo y junio)”, agrega.
Con el ritmo actual de depreciación, de un 1% mensual, el dólar llegaría a $ 8,6 a fin de año, un 5,5% de alza respecto del valor de junio y 32% acumulado en el año. Si el tipo de cambio corriera a la par de la inflación, llegaría a diciembre a $ 9,18, un 12,6% de alza en el semestre y 41% en el año.
“A la larga, seguramente obligará a acelerar el deslizamiento o a devaluar de nuevo”, prevé la consultora de Carlos Melconian y Rodolfo Santángelo.
La política monetaria del primer cuatrimestre fue restrictiva, al contraer la cantidad de dinero en la calle y subir las tasas de interés. Sin embargo, en el bimestre de mayo y junio, hubo una relajación monetaria: el Central emitió más dinero del que absorbió colocando sus letras, de las que bajó levemente sus tasas de interés.
“Es prematuro afirmar que sea un cambio permanente de la política monetaria, de contractiva a expansiva, en un intento de atenuar la contracción de la actividad. Habrá que monitorear de cerca el comportamiento del BCRA en julio”, explican.