Con un Banco Central que parece decidido a mantener la tasa de política monetaria, la rentabilidad de las inversiones en pesos depende del éxito en la lucha contra la inflación y del poder de fuego de la autoridad monetaria para mantener la calma en el mercado cambiario.
En el primer semestre, la tasa de interés en pesos ofreció un rendimiento similar a la suba del dólar pero perdió de manera holgada contra la inflación. Con un Banco Central acumulando reservas y decidido a mantener la tasa de política monetaria, podrían aparecer inversiones en pesos (no indexadas) rentables de acá a fin de año, siempre y cuando se reduzcan los aumentos de precios y no haya un recalentamiento importante de las expectativas de devaluación.
Entre enero y junio los precios treparon más de 25%, suponiendo que la inflación de junio se ubicó en un nivel similar a la de mayo (3,3%), como estiman las consultoras privadas. En el mismo período, una inversión en un plazo fijo minorista brindó un retorno del 18,5% mientras que una inversión a tasa Badlar otorgó un rendimiento de apenas 17%.
En comparación con los dólares financieros la dinámica fue pareja aunque en los últimos tres meses se percibió un avance mayor tanto del CCL como del MEP. En este marco, la estrategia de usar la tasa en pesos para luego comprar dólares (carry trade) en los mercados paralelos no fue una buena alternativa para los ahorristas, teniendo en cuenta el elevado nivel inflacionario.
“Por tercer mes consecutivo, la tasa en pesos fue inferior a la dinámica del dólar contado con liquidación (medido con acciones). El carry trade del mes fue 1,2% negativo en términos reales. En el semestre, el resultado también es negativo por 1,5%. Esta estrategia acumula una pérdida de 27,8% desde noviembre de 2019”, aseguró a Ambito Nery Persichini, Jefe de estrategia de GMA Capital.
De cara al segundo semestre, Federico Furiase, director de Anker Latinoamérica y profesor en la Universidad Di Tella, no avizora cambios en la tasa de política monetaria aunque sí advierte una potencial rentabilidad en los títulos a tasa fija más largos que viene colocando la Secretaría de Finanzas en sus habituales licitaciones.
“Si la inflación se desacelera por debajo del 3% mensual a partir de agosto, hay chances de que la tasa en el tramo largo de la curva de Ledes le empiece a ganar a la inflación”, precisó. Cabe destacar que el retorno actual de dichos instrumentos es superior al 38% que ofrecen las Leliqs y en la parte más larga de la curva la tasa efectiva ronda el 45%.
“Respecto del dólar financiero, hoy la tasa de las Ledes es consistente con un CCL en la zona de los $198 hacia diciembre. Creo que ahí el BCRA tiene municiones para vender CCL vía bonos y llegar con un tipo de cambio por debajo del dólar ‘de equilibrio’ implícito en la tasa del tramo largo de las Ledes”, acotó.
No obstante, el economista advirtió que todavía no está claro que la inflación se vaya a desacelerar por debajo del 3% mensual. Si esto no ocurre, lógicamente vuelven a ganar atractivo las inversiones indexadas al Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER).
Precisamente, Persichini solo le ve atractivo al rendimiento en pesos de títulos indexados de acá a diciembre, “asumiendo mayor duration (al menos hasta 2022)” ya que los bonos que vencen este año tienen una tasa interna de retorno real negativa.
En cuanto al dólar, el analista abrió un signo de interrogación luego de la finalización del mejor trimestre de disponibilidad de divisas. «Probablemente el BCRA empiece a usar el colchón de divisas tanto en el mercado oficial como en el financiero. Pero la cercanía de las elecciones podría llevar a una mayor rotación en carteras hacia moneda dura en los últimos meses del año. En definitiva, la imagen de un solo oferente y múltiples demandantes se puede profundizar”, alertó.
Con la misma tónica, el fundador del portal interfinance.com.ar, Sergio Morales, también mostró ciertas dudas respecto de la sostenibilidad del actual ritmo de ajuste del dólar oficial que viene avalando el BCRA. “La desaceleración en el ritmo de ajuste de devaluación no tiene que ver con una política monetaria, sino con la mejora circunstancial en los términos de intercambio. Cabe recordar que el monto de liquidación del agro en junio, cercano a u$s3.300 millones, fue el mejor de los últimos 18 años exceptuando el 2018. Por este motivo, en los últimos días de junio y principios de julio, ya finalizada la liquidación de la cosecha gruesa, es posible observar un aumento de la tasa de devaluación mensualizada», explicó.
Adicionalmente, Morales recordó que, desde la llegada del Gobierno en diciembre de 2019, el tipo de cambio oficial se ajustó un 60% frente a una inflación acumulada superior al 75%, lo cual «podría indicar pasadas las elecciones algún ajuste devaluatorio adicional”.
Frente a la inercia inflacionaria y estas posibles presiones sobre el dólar, el experto en finanzas proyecta una tasa de interés rezagada, teniendo en cuenta que “la política del BCRA respecto de la tasa de interés doméstica sigue siendo expansiva, razón por la cual es poco probable esperar un aumento de tasas en el corto plazo”.
Si bien buena parte del mercado coincide en la necesidad de subir un poco la tasa para dar un mayor atractivo a las inversiones en moneda local, también cabe remarcar que esto también podría implicar un incremento en la tasa activa que los bancos ofrecen para préstamos que pueden contribuir a la reactivación económica.
Según un informe de la consultora Sigma Global, la tasa activa promedio de los créditos personales de mayo se ubicó en el 52,9% anual (o 4,4% mensual, más de 1 punto porcentual por encima de la inflación del mes). En muchos bancos las tasas llegan hasta la zona del 70%, un costo que desalienta cualquier transacción y que solo puede ser amortiguado por tasas subsidiadas por el Estado.
En este contexto, las expectativas parecen indicar una tasa de interés en pesos estable en términos nominales para el segundo semestre. Su rentabilidad frente al tipo de cambio parece estar más asegurada en el corto plazo aunque los especialistas perciben potenciales presiones que el Gobierno y el Banco Central deberán afrontar con mucha sintonía fina. La carrera contra la inflación tiene un nivel de dificultad mayor; bajo una mirada optimista, las colocaciones del Tesoro emergen como la mejor alternativa para quienes buscan apostar a la tasa fija en pesos.