Dicen que el tipo de cambio nominal oficial debería converger con el dólar implícito, de $ 10,56, que es el que se consigue en la Bolsa al comprar bonos o acciones y venderlos en Wall Street. En tanto, para igualar el precio en dólares de una hamburguesa entre Estados Unidos y la Argentina, se requeriría una paridad de $ 10,22 por dólar
Desde 1986 The Economist publica en índice Big Mac como una manera de evaluar si las monedas se encuentran es su nivel “correcto”. Se basa en la teoría de la paridad del poder adquisitivo, que supone que, a largo plazo, los tipos de cambio deben converger a una tasa que iguala los precios de una canasta idéntica de bienes y servicios en cualquiera de los dos países.
“Considerando que en la Argentina a partir de 2011 se congeló el precio de la popular hamburguesa, se hizo necesario sustituir ese producto por el sándwich cuarto de libra, que muestra una evolución de precios que consideramos más realista. Dado que en el resto del mundo el Big Mac y el cuarto de libra cuestan lo mismo, parece útil esta nueva metodología para nuestro país”, precisa Luis Vicien, del Ieral, de la Fundación Mediterránea.
El tipo de cambio en la Argentina que iguala el precio de la hamburguesa con los Estados Unidos es de $ 10,22 para el caso del cuarto de libra, lo que implica una sobrevaluación del peso de 25%.
Silvia Triaca y Alejandro Henke, directores de Proficio Investment, advierten que una forma es tomar el tipo de cambio real implícito, conocido en la jerga como contado con liquidación, que es la compra de bonos o acciones en la Bolsa local para venderlos en Wall Street, que arroja un tipo de cambio de $ 10,56 por dólar: “Alternativamente, tomando el dólar Bolsa (compra y venta en la plaza local), el tipo de cambio promedio de julio sería de $ 11,04 por dólar. No debe pensarse que con llevar el dólar oficial a $ 10 y fijando allí una flotación administrada se solucionará el problema, ya que la inflación lo reinstalará en pocos meses. No tengamos miedo de flotar y reclamar baja inflación”.
Desde la óptica de Francisco Gismondi, de Empiria, “estamos en más de un 20% atrasados respecto del tipo de cambio de equilibrio: hoy un dólar de más o menos $ 10 estaría bien. Eso no quiere decir que si se libera el mercado el dólar se vaya a $ 10 (se iría más arriba), ni que $ 10 es hoy lo que en enero era $ 8, porque en enero ese $ 8 también estaba un poco atrasado”.
Para Miguel Angel Boggiano, de Carta Financiera, el oficial debería ubicarse en la zona de $ 10: “Lo que pasa es que si lo subís, casi seguro vas a tener un incremento de algunos otros precios”.
“Si lo que se trata es de compensar lo perdido por la inflación en los primeros seis meses del año, el aumento debería ser de entre el 15% y el 20%. Lo importante, sin embargo, es reducir la inflación y no estar devaluando para acompañar a la inflación”, alerta Jorge Colina, de Idesa.
Alejandro Banzas, de Reporte Económico, estima que un dólar de $ 9,50 es de lo más competitivo: “Pero antes de discutir un ritmo devaluatorio pondría el énfasis en bajar la inflación y, para ello, hay que trabajar en varios frentes. Por un lado, en una reforma fiscal en serio y, por el otro, en una política monetaria con un consenso del empresariado de fuerte colaboración”.
Belisario Alvarez de Toledo, de ACM, comenta que, “aunque la inflación en Argentina ya se comió prácticamente toda la ganancia de competitividad de la devaluación, la revaluación del tipo de cambio brasileño desde fines de enero hasta hoy ayuda a morigerar parcialmente ese encarecimiento. De esta manera, aunque el índice de precios en dólares ya se ubica en el nivel de diciembre, el tipo de cambio real multilateral todavía está 6% más barato que en diciembre. El riesgo está en que el tipo de cambio real comience a encarecerce rápidamente, cuando se suman dos factores: fortalecimiento del dólar a nivel mundial y alta inflación en dólares en Argentina”.
Gustavo Perilli, de AMF Economía, hace hincapié en que “el control de la inflación es la materia pendiente de esta política económica. De no obtenerse resultados en los próximos meses, el tipo de cambio nominal de $ 8,30 deberá ajustarse si no se quiere perder el tren de la competitividad. Es necesario hacer esfuerzos para que el combate de la inflación no deprima aún más la actividad económica. Los privados están reconociendo que la permanente remarcación en estos momentos les está haciendo perder clientes”.
Fernando Baer, de Bconomics, señala que, “para volver a los niveles de competitividad de largo plazo (multilateral), el tipo de cambio debería estar en el entorno de $ 12”.
Mario Sotuyo, de Economía y Regiones, indica que, “para volver al día después de la devaluación, se tendría que devaluar la inflación acumulada de febrero, marzo, abril, mayo, junio y julio. Así de simple”.
Agustín D’Attellis, economista del think thank kichnerista La Gran Makro, asegura que para el complejo exportador de productos primarios no representa un problema el actual tipo de cambio: “Obviamente pujan por una devaluación para incrementar su rentabilidad. Pero el valor actual no implica pérdida de cantidades exportadas. Dada la actual estructura económica, y la fuerte participación de productos primarios en las exportaciones, no veo relación directa entre devaluación del tipo de cambio y mejora en exportaciones. Hoy el problema de restricción externa no se enfrenta con la herramienta del tipo de cambio, sino con el acceso al crédito, por eso es importante buscarle un final al conflicto con los holdouts. La necesidad de inversión en energía e infraestructura, que redundaría en mejoras de competitividad, requiere de divisas que hoy no logran generarse a través de la balanza comercial”.
A su juicio, el actual tipo de cambio es correcto: “Es importante mantenerlo controlado con intervención del BCRA para contener expectativas, que debería acompañar la evolución de la tasa de inflación para no acumular atraso, pero no lo veo con un problema para la economía en el nivel actual”.