Los corporativos y personales avanzan en torno al 20% por la incertidumbre. Prendarios derraparon al 16% por caída sector automotriz. En tarjetas, menos promociones
Tope de tasas, crisis del sector automotriz, caída de las promociones con tarjeta de crédito, menos proyectos de inversión, menor nivel de actividad e incertidumbre. Todos factores que suman para que el otorgamiento de préstamos por parte de los bancos ya no tenga el mismo dinamismo que años anteriores: el mes pasado, crecieron un 22% interanual, 12 puntos por debajo del alza de principios de año y 18 por debajo de la inflación privada, lo que implica una caída en términos reales.
Según datos del Banco Central, el año pasado el stock de crédito crecía por encima del 40%, más de diez puntos por encima que este año. Pero, además, en 2013 crecía en términos reales, ya que la inflación de mediados de año era de un 25%, según el índice Congreso, unos 15 puntos por debajo del alza nominal.
Para recuperar el financiamiento al sector privado es que el Estado está activo generando distintas líneas subsidiadas para dinamizar la oferta. “El crédito dirigido va ganando terreno, pero no compensa la desaceleración de crédito por la poca demanda. El que vuelve a tomar, lo hace más barato, pero no logra cambiar la decisión del que no toma”, dijo Juan Manuel Pazos, economista del Estudio Broda.
A pesar de la pérdida de dinamismo, se estima que el segundo semestre del año será mejor que la olvidable primera parte, no sólo por cuestiones estacionales, sino porque será también impulsado por el Central a través de la fuerte emisión monetaria que hará para financiar al fisco. “En el segundo semestre siempre hay más crédito que en el primero, porque hay más demanda, se pagan los dos aguinaldos, mucha gente toma la decisión a fin de año. Y el Central va a crear más plata, por lo que va a haber más crédito”, dijo Pazos.
Entre las personas, los prendarios cayeron abruptamente por el impuesto a los autos, que derrumbó la compra de automóviles. Pasaron de crecer 47% en julio del año pasado al 16% este año. Y la caída del salario real y el salto de tasas, tras la devaluación, retrajeron los pedidos de préstamos personales.
El gobierno impuso, entonces, tasas máximas para ambas líneas, atándolas al rendimiento de las Lebac a 90 días.
Esta norma paralizó a las entidades más pequeñas, que ya no pueden seguir costeando los préstamos a los consumidores de menores recursos. Pero en las grandes, con clientes de mejor perfil crediticio, dinamizó la demanda de personales, pese al miedo al desempleo. “Al ponerle un tope a las tasas, aumentó bastante el pedido de la gente”, contó el gerente de un banco internacional, que bajó los plazos máximos de 60 a 48 meses.
El efecto neto es negativo en términos reales: los personales crecieron 20% este año frente al 31% del año pasado.
Y lo que preocupa a las entidades hacia adelante es el crecimiento de la mora, dado el menor poder adquisitivo y la menor generación de empleo.
En el segmento tarjetas de crédito, la menor oferta de promociones y planes de pagos hizo sentir su efecto: un alza del 36% versus el 40% del año pasado. “Cayó mucho la venta con tarjeta de crédito, porque la tasa es más cara. La gente sabe que se tienta y se le complica pagarla después. Es un producto más resistido”, agregó el ejecutivo.
Los corporativos avanzan con más fuerza que los de consumo, pero también a corto plazo. Ningún financiamiento supera el año, salvo que provenga de la línea productiva al 19,5%; y una porción puede destinarse al descuento de cheques.
“Crece, pero se desacelera”, dijo un gerente de otro banco de capital extranjero. “Hay menos demanda, menos actividad. Los empresarios están más cautos y más conservadores a la hora de invertir”, explicó. Y agregó que se empieza a notar una mora temprana, es decir, el cliente que se demora en los vencimientos, pero que no se vuelve incobrable.
Según el BCRA, los adelantos en cuenta corriente se desaceleraron del 30% al 26%. Y los documentos, del 60% al 21%.
Pero la expectativa para la segunda parte del año es que el sector agropecuario empiece a endeudarse para comprar los insumos para la cosecha del año que viene.